El Cervantino y el homenaje a Héctor Mendoza

miércoles, 2 de noviembre de 2011 · 20:52
GUANAJUATO, Gto. (Proceso).- Con Noches islámicas, la Compañía Nacional de Teatro (CNT) y el Festival Internacional Cervantino (FIC) rinden homenaje al autor Héctor Mendoza, imprescindible director y formador de actores, fallecido el pasado mes de diciembre. La obra parte de un cuento de Las mil y una noches y el autor elige el estilo del teatro de enredos del Siglo de Oro español. A veces en verso, a veces cercano al lenguaje actual, pero siempre manteniendo el laberinto de historias simultáneas, de pruebas morales a los personajes, de cambios de personalidad y de historias de amor inconclusas. Noches islámicas, estrenada en 1982 bajo la conducción del autor, ahora es dirigida por José Caballero, alumno de Mendoza en los setenta, con actores de primera línea de la CNT como Roberto Soto, Mariana Gajá, Rodrigo Vázquez, Renata Ramos y Arturo Reyes, entre otros. Caballero es hábil en el movimiento escénico y consigue organizar este difícil entramado, jugando con la profundidad del escenario para resolver la simultaneidad. Transitan en primer plano, una situación erótica sucede en las medianías del espacio, y en un lateral discuten acaloradamente. La abstracción del éste, diseñado e iluminado magistralmente por Alejandro Luna, juega con los claroscuros de las paredes, con proyecciones al fondo para ubicar los espacios exteriores o delimitando un muro con luz para hacernos sentir dentro de una habitación. La historia está situada en Bagdad en el año 787, y son Rodrigo Mendoza en la música y Tolita y María Figueroa en el vestuario los que colorean el ambiente arabesco requerido. Noches islámicas es una puesta en escena divertida, ágil y estéticamente atractiva que nos lleva a múltiples lugares a través de nuestra imaginación, sin necesidad de grandes aditamentos escénicos. De igual manera, la obra La pequeña habitación al final de la escalera de la canadiense Carole Fréchette, que se estrenó en el FIC, apuesta por la recreación de la situación dramática a través de la visualización en el imaginario del espectador. En este caso es el personaje que describe lo que ve, lo que siente y lo que hace el que nos ubica física, anecdótica y emocionalmente, en un espacio igualmente simbólico. Karina Gidi, en el papel de Gracia, la protagonista, nos transporta con profundidad a todos estos estadios y nos hace vibrar junto con ella. Dialoga con su madre, su esposo, la mucama o su hermana, los cuales son interpretados con verdad por Verónica Langer, Carlos Corona, Gabriela Pérez Negrete y Aileen Hurtado. La autora parte del cuento de Barba Azul, de Perrault, trasladándola a una situación contemporánea donde una mujer recién casada va a habitar la casa inmensa de su marido millonario. Pone en juego valores como la libertad, el dolor, la prohibición, el amor filial y la búsqueda de uno mismo. La puesta en escena de La pequeña habitación al final de la escalera es un trabajo donde aflora la sensibilidad y belleza en la sencillez. La guitarra sutil de Raúl Zambrano acompaña y cobija cada una de las escenas. La escenografía de Jorge Ballina, apenas una plataforma, crea canales que, iluminados, nos sugieren los espacios. La plataforma mágica y metafóricamente se vuelve un laberinto, una puerta o una habitación. La iluminación de Víctor Zapatero ambienta y acota magníficamente; crea atmósferas; nos centra o nos abre la visión. Mauricio García Lozano es el director y el que conjunta con excelencia todos los elementos. La obra está dotada de ritmo, de tensión dramática, de silencio, de tiempo suspendido, de mística… de ilusión. Sita, del Teatro Kalipatos de Guanajuato, es la tercera obra mexicana que se presentó en Guanajuato. Una propuesta experimental creada por Eugenia Cano, mexicana; y Elizabeth de Roza, de Singapur. Por medio del teatro del cuerpo, del rito y el performance, abordan diferentes modelos de mujer. Este domingo concluye exitosamente el 39 FIC en el que pudimos ver atractivas propuestas escénicas pero dentro de una raquítica oferta teatral. El festival opta por una programación donde el 75% es musical y aproximadamente la oferta teatral apenas cubre el 8%.

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