Semejanzas

martes, 22 de noviembre de 2011 · 13:45
MÉXICO, D.F. (apro).- Estimados lectores: ¿no se les ha ocurrido pensar que la democracia neoliberal es algo así como un Nuevo Evangelio, como la buena nueva de la posmodernidad? Pues eso precisamente pensamos los amigos que nos reunimos en días pasados en el piano-bar El tunel del tiempo. Aclaro: todos somos correctamente políticos y verbalmente correctos, es decir, honestos y comunes ciudadanos del mundo global en el que nos movemos. Por supuesto, nadie del grupo ignoraba que según el libro de E. Fukuyama, El final de la historia, la misma ha terminado con la victoria final y determinante de la democracia neoliberal. Bien, desde el momento de no sé a quién de los amigos reunidos se le ocurrió comparar a la victoriosa liquidadora con la religión cristiana, todos los del grupo nos pusimos a buscar parecidos y semejanzas y encontramos, según nuestro pareceres, las siguientes similitudes: que la democracia neoliberal ha sido y es predicada y presentada como la mejor opción posible, ¿qué digo?, como la única alternativa salvadora, pues no hay de otra, por lo que se la toma o se vuelve uno obsoleto, en un ser de más, prescindible, sin uso en la sociedad. Vimos también que así como la religión tiene tres virtudes teologales, la democracia neoliberal tiene tres pilares fundamentales, sus bienaventuranzas, sus pecados capitales y su decálogo. Sus tres pilares fundamentales, equivalentes a las tres virtudes teologales de la Iglesia, son su sistema de producción basado en el libre mercado, la propiedad privada y la libre empresa individual, que se pueden expresar como individualismo, mercado y competencia libres. Teniendo en cuenta lo de arriba y el énfasis que pone el pensamiento neoliberal sobre las oportunidades, el éxito y el ser emprendedor y eficiente, sus bienaventuranzas bien pueden ser las siguientes: bienaventurados los emprendedores porque de ellos serán las oportunidades… bienaventurados los competitivos, porque ellos alcanzarán el éxito… bienaventurados serán los eficientes, porque ellos conquistarán la Tierra. De lo anterior, fácil es sacar en consecuencia que para el pensamiento neoliberal, los pecados capitales deben ser los siguientes: el primero, incompetencia… el segundo, ineficiencia… el tercero, pusilanimidad… el cuarto, conformidad… el quinto, holgazanería. En lo que se refiere a los mandamientos del decálogo, teniendo en cuenta lo hasta aquí expuesto, fácil es deducir que para la democracia noeliberal en la que respiramos pueden ser los siguientes: El primero, no tendrás más economía que la del libre mercado en competencia libre. El segundo, acatarás sin protestas las sabias leyes de la oferta y la demanda que lo rigen. El tercero, no renegaras de las libres fuerzas del mercado, pues ellas, por sí mismas, resuelven de manera natural los problemas económicos y sociales de la humanidad. El cuarto, abominaras de todo Estado que quiera controlar las actividades, incluso las más mínimas, del libre mercado. El quinto, serás un fervoroso consumidor de toda clase de mercancías, pues el consumismo te da categoría y prestigio social. El sexto, honrarás y defenderás la publicidad, ya que la misma es indispensable para orientar tu libertad de elección de los satisfactores de tus necesidades y caprichos. El séptimo, la economía de mercado no debe tener ninguna clase de fronteras, ni nacionales ni internacionales. El octavo, abominarás de toda planificación centralizada organizada por el Estado, por los gobiernos, cualquiera que éstos sean. El noveno, debes tener siempre presente que, por el bien de todos, los primeros deben ser siempre los ricos que te emplean o puedan emplearte. Así continuamos por buen rato, entusiasmados, intentando completar las bienaventuranzas, pecados capitales y mandamientos del decálogo de la democracia neoliberal, cosa que no pudimos llevar a cabo pues el tiempo se nos vino encima y tuvimos que regresar, unos antes y otros después, a nuestros respectivos hogares. Estimados lectores de la presente: en nuestro nombre, ¿podrían ustedes dar fin a tan importante tarea? Con este esperanzador deseo queda a sus órdenes. BULMARO PENITENTE

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