El creador de El cártel de los sapos y la saga del narco

martes, 24 de mayo de 2011 · 01:00

Creador de las miniseries televisivas El cártel de los sapos y Las muñecas de la mafia, el escritor y otrora narcotraficante oriundo de Cali, Colombia, Andrés López López narra su asociación con el cártel del Norte del Valle que ha sido tema de sus exitosos libros y que hacia el año 2001 lo condujo a entregarse en Estados Unidos. El autor de Las fantásticas cuestiona asimismo los métodos del presidente mexicano Felipe Calderón en su guerra al narco como fallidos, toda vez que un sector de los militares se halla coludido con los criminales.

MÉXICO, DF., 24 de mayo (Proceso).- El exnarcotraficante colombiano Andrés López López, conocido en el mundo del crimen como Florecita (ahora famoso escritor y guionista de televisión y cine), considera que la guerra de Felipe Calderón contra los narcotraficantes “debe ser replanteada, porque hasta ahora nada de lo que ha trazado en los últimos años ha funcionado, allí hay una reflexión que se debe fraguar”.

Es el autor de los libros con éxito de ventas El cártel de los sapos y Las fantásticas (éste lo escribió junto con Juan Camilo Ferrand) y también los llevó a la televisión con un triunfo rotundo. Para la pantalla chica, el segundo volumen cambió de nombre: Las muñecas de la mafia, y en México dicha serie se proyecta por Unicable a las 12 de la noche.

Su tercera publicación circula en el país desde marzo pasado, El cártel de los sapos 2, de editorial Aguilar. En los dos libros El cártel de los sapos relata su visión del Cártel del Norte del Valle, al suroeste de Colombia, del cual fue miembro.

Ese grupo del crimen organizado tuvo un importante crecimiento a mediados de los noventa, después de que los cárteles de Medellín y Cali se fragmentaron. Actualmente es liderado por los hermanos Luis Enrique y Javier Antonio Calle Serna, alias Los Comba.

López López levanta el teléfono desde Miami, y a pregunta expresa de si fue acertado que Felipe Calderón le declarara la guerra al narcotráfico abiertamente. Lanza un suspiro y responde:

“De dientes pa’fuera uno no le puede decir a la gente que se le declaró la guerra al narcotráfico cuando las entidades que lo combaten son parte de la corrupción y muchos se han pasado a ese lado oscuro. El fondo de una organización criminal, que de alguna manera se adueñó de muchísimos sectores de su país, tiene raíces en las propias fuerzas militares, ahí hay un problema gravísimo.

“No es que todos los militares sean corruptos, pero un gran sector de ellos está coludido. Es complejo. La guerra al narcotráfico hay que declarársela de otra forma. Además, cuando se está perdiendo esa guerra hay que reflexionar si la solución es militarizar cuando al final sucede en el país lo mismo como si no estuviera militarizada.”

–Se calculan cerca de 40 mil muertos por esta guerra, ¿qué opina?

–Me duele mucho lo que está pasando en México. Me parece muy triste y horroroso. Además, nos volvemos insensibles porque una matanza es opacada por una peor que va a pasar mañana. Esa lucha que lleva a cabo Calderón, está más que demostrado, ha sido un completo fracaso. Es el momento de analizar. Es el momento de aceptar que las Fuerzas Armadas tienen una corrupción infinita y por allí hay que empezar. El narcotráfico en México no hubiera llegado a donde está si no existiera la corrupción.

“La delincuencia y la autoridad algunas veces se confunden. La población está en todo su derecho de desconfiar de las autoridades que, se supone, lo deben proteger. Hay que sentarse a debatir esto. Cuando la gente es víctima del desempleo, la pobreza y la falta de oportunidades encuentran en el narcotráfico la única forma de salir adelante o de llevar el sustento a su casa para que sus hijos coman, el problema es muy de fondo. Ustedes son más los buenos que los malos. Tienen un país hermoso. Depende de ustedes, de nadie más, que el futuro de sus hijos sea distinto.”

 

Del narco a la literatura

 

En su adolescencia, López López (nacido en Cali de 1971) entró al mundo del narcotráfico como miembro del Cártel del Norte del Valle.

Pronto ascendió dentro de la organización hasta convertirse en objetivo de las agencias federales de Estados Unidos. Después de sobrevivir a las guerras que se desataron entre sus propios compañeros, se entregó a la justicia estadunidense en 2001 y se declaró culpable de los cargos de narcotráfico que se le imputaron. En la prisión decidió escribir su historia y la de aquellos que integraron uno de los grupos más peligrosos de su país.

–¿Por qué llevar a un libro la historia del Cártel del Norte del Valle?

–En mi país ahora nos atrevemos a hablar más abiertamente todo esto para liberarte luego de toda esa situación tan convulsionada que vivimos.

“A partir de que escribí el primer libro de El cártel de los sapos, publicado en 2008, como que la gente se atrevió a contar y a redactar un poco a nivel de denuncia en torno a esa realidad de ese mundo del narcotráfico. Con ese volumen, quizá logré que se despertara un poco la conciencia acerca de ese contexto que padecimos en Colombia. Parece que la gente lo tomó bien. Hay una necesidad de contar ese tipo de cosas y cuando uno lo hace con responsabilidad y conciencia, se despierta también una responsabilidad social. Es que andar por esos caminos del mal, al final trae consecuencias catastróficas.”

Aunque aún existe el Cártel del Norte del Valle, no ha recibido amenaza alguna, “quizá porque ahora estoy distante para esos tentáculos del crimen”. Asegura que le sucede lo opuesto:

“Me llaman diario personas que directa o indirectamente están involucradas en las redes del narcotráfico y me quieren dar su historia. Me contactan narcotraficantes, por medio de sus abogados, que son perseguidos; acusados o prisioneros para platicarme su versión de todo lo que sucedió, porque en nuestros países nada es más lejano que las versiones oficiales.

“Andrés López se convirtió para muchísimas personas en el centro o foco que puede canalizar de alguna manera esa información.”

–¿Se le han acercado narcos mexicanos a contarle sus historias?

–No de una forma directa. Se me acercan por Facebook o Twitter muchas personas de México, que seguramente están metidas en el mundo del narcotráfico. Creo que de donde más me escriben es de México. Encontraron en Andrés López a una persona de fiar para darle vida a todos esos relatos que han tenido que vivir.

–¿Por qué en Las fantásticas y El cártel de los sapos 2 no escribió los nombres verdaderos como en el primer libro que creó?

–En el plano literario no cambio los nombres. Es una actitud irresponsable de pronto confundir a la gente con hechos que pueden ser reales y de ficción, y mezclar ese tipo de cosas. No lo hago. En el primer libro todos los nombres son reales, pero en el de Las fantásticas cambié los de las mujeres protagonistas a petición de ellas para proteger su identidad, pero el resto de los nombres de los personajes son reales y son historias ciertas de sus vidas.

“En ningún momento manipulo un contenido. En El cártel de los sapos 2 todos los nombres son reales, el único que cambié es el del protagonista de la historia; pero fue una intención mía para proteger su identidad y le sirviera en el futuro. Nunca mezclo ficción con realidad.”

 

De Cali a Juárez

 

En las series de televisión El cártel de los sapos y Las muñecas de la mafia se cambian los nombres, concede:

–Como libretista conoce uno una gran cantidad de libertades y es porque muchísimas veces, a nivel audiovisual, las cosas de la vida real no funcionan en la tele o viceversa. Por eso hay que dejar claro que es una serie inspirada en hechos reales, pero basada en la ficción.

“La base de la televisión que tenemos es entretenimiento. Aunque no sólo en los libros hay un compromiso moral mío, también a nivel audiovisual por ser quien soy y por venir de donde vengo.”

Recuerda que empezó a escribir por la necesidad de explicarle a sus hijos quién era realmente su padre, “y también me ayudó para comunicarme con el mundo exterior, sólo contaba con una litera en un espacio de dos metros por dos metros”. Aclara que ya no escribe para purificarse:

“Ni para exculpar nada porque ante la justicia de los hombres yo he cumplido con todas las penas que me establecieron. Aseguro que las penas han sido muchísimas.”

Cuando salió de la prisión, el gobierno estadunidense lo multó con 200 mil dólares, por eso acepta que sus dos primeros libros se convirtieran en telenovelas para poder pagar. Le ofrecieron comprar los derechos literarios, sin embargo, nunca se imaginó, dice, que alguien se interesara en llevar su historia a la televisión:

“Fue más gratificante encontrar esa persona. Me dio la oportunidad de trabajar con un libretista y darme tiempo para tomar un par de cursos y aprender a escribir mi historia en un lenguaje televisivo. Se lo voy agradecer el resto de mi vida porque además me enseñó que podía ganarme la vida honestamente.”

–¿No le preocupa que sus historias se frivolicen en la tele?

–No creo eso. Es sólo una serie en la cual los libretistas se dan la libertad de trabajar la ficción, pero hay un compromiso de entretenimiento y otro social.

“Las historias de violencia se han contado toda la vida, desde las películas del oeste con vaqueros e indios. El narcotráfico es un problema de fondo, no es un conflicto de sentarse en el escritorio a decir si el villano es más guapo que el bueno y honesto. La historia de nuestros países no la hacen las series de televisión o las telenovelas. Aquí no se enaltece a nadie. Hay que tener claro que dentro del mundo audiovisual, también me refiero al cine, los malos son más interesantes de ver que los buenos.”

López López visitó Ciudad Juárez, Chihuahua, para crear un documental:

“Me sorprendió la buena aceptación que tuve en esa ciudad tan convulsionada. Grabé a las personas de allí, quise que me contaran su experiencia. Deseo mostrar el incremento de informantes en Estados Unidos porque ha servido de caldo de cultivo para que en nuestros países se incremente la violencia. De eso se trata mi documental.”

Lleva tres años y medio laborando ese proyecto, ya en la etapa de postproducción. Espera terminarlo en tres o cuatro meses:

“En el documental incluyo por qué en nuestros países la justicia se corrompe, se intimida, se soborna. Existen informantes que trabajan con el gobierno federal de Estados Unidos por venganza, porque al padre lo mataron los narcotraficantes o por sacar un hermano que está preso.”

Sugiere con enojo que si “se quisiera acabar con el narcotráfico, se lucharía contra las rutas del narcotráfico para que no tengan por dónde sacar su producto”.

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