La filosofía de "Sak Tzevul", rock en tzotzil
MÉXICO, D.F. (apro).- Hace 15 años fue fundado en Zinacantán el grupo de rock indígena Sak Tzevul (voces mayas que evocan "los senderos del relámpago" en castellano) por Damián Guadalupe Martínez Martínez, un cantautor, guitarrista y escritor tzotzil nacido el 13 de abril de 1978 en aquella región de los Altos de Chiapas, pobre materialmente, aunque de enorme riqueza en sus tradiciones culturales.
Este ejecutante del B'atzi rock chiapaneco habla vía telefónica para Apro desde San Cristóbal de las Casas, donde Martínez ensaya el nuevo repertorio de Sak Tzevul con la violinista Rie Watanabe y cuatro músicos más. El conjunto se presentó el domingo 19 pasado en el auditorio “Hermanos Domínguez” de San Cristóbal.
Allí, el conjunto incluiyó en dicho recital su "Poema rockfónico" Xch'Ulel Balamil, allegro inspirado en la música de tambor y pito de Zinacantán que, en 2009, dio título a su mejor álbum CD (coproducción del National Museum of Mexican Arts de Chicago, de Estados Unidos).
Somos el canto florido del espíritu de la tierra...
--¿Cuál es la importancia de este concierto en San Cristóbal?
--Como su nombre lo indica, está dedicado: "A la diversidad cultural de la juventud y en reconocimiento de la historia de la discriminación". Se trata de convocar a la juventud y hacer un proceso multicultural para compartir y respetar las identidades, lenguas, costumbres y tradiciones que enriquezcan San Cristóbal de las Casas culturalmente.
“Veo por un lado que el rock refleja el sentir de la juventud y es una vía fundamental para este proceso de reafirmación y reconocimiento cultural; pero también se halla en la música en general así como en la pintura, la poesía y la danza. No sólo es cuestión de hablar de los indígenas, sino de los jóvenes mestizos interesados en su cultura y lenguas nativas.”
Damián Martínez considera que el momento histórico rumbo a tal proceso multicultural es de una apertura a la que los medios tecnológicos pueden contribuir, igual que los medios de comunicación. Y por otra parte resulta imprescindible reconocer la discriminación a grupos como los tzotziles ("la gente del murciélago" los llamó el antropólogo estadunidense Robert M. Laughlin de la Smithonian Institution of Washington en su ensayo de etnografía especializada The Tzotzil, publicado por la University Press of Texas en 1967).
“Ciertamente, San Cristóbal de las Casas ha sido testigo de movimientos anteriores: el de Jacinto Pérez Pajarito, contemporáneo de la Revolución Mexicana, un alzamiento indígena cuando hubo guerra entre Tuxtla y San Cristóbal que parece olvidado y no se enseña en las escuelas, casi nadie lo recuerda; está en la historia como también la llamada Tercera revolución de 1994, con el levantamiento del zapatismo en Chapas.”
Imposible negar que la discriminación indígena en el México del siglo XXI se mantiene con los gobiernos panistas, asegura:
“En gran medida persiste en la zona de los Altos de Chiapas. Desde el movimiento del 94, la gente de la zona norte solicitó construir un mercado que se construyó en el trienio del presidente municipal de San Cristóbal, Mariano Díaz; ¡pero para sacar a los artesanos! Hace diez años que los zapatistas impidieron que eso ocurriera en Los Altos y uno que este hombre dejó el poder.”
Martínez enfatiza el trabajo de Zak Tzevul por “brindar una propuesta y una visión a los jóvenes, con un concierto que sirva al diálogo de pensamientos: si en algo hemos contribuido con nuestra música es por demostrar que las lenguas mayas son cantables”, y en la cotidianidad, que “los jóvenes vengan a la ciudad sin vergüenza por hablar en sus idiomas originales”.
--¿Cuál sería la trascendencia para México de reconocer estas tradiciones culturales indígenas?
--Porque hablar de los indígenas no es una cuestión de moda, hay más fondo, mira: pese a que varias identidades culturales de México se hayan fusionado con Occidente, continúan vivas muchas tradiciones que ejercemos y manifestamos a diario, tienen un origen ancestral, el modo de ser mexicano nos viene de aquella nuestra Primera raíz, y es indígena.
“Son formas de organización en la colectividad que los políticos mexicanos han perdido al implantarse el Derecho Romano y centralizar el poder, cuando por ejemplo, en Teotihuacán existía un sistema de organización social avanzado en la que participaban los cuatro gobernantes de los cuatro pueblos teotihuacanos.”
Y justamente la simbología del número cuatro es herencia de los astrónomos y matemáticos mayas, "como base de equilibrio para los cuatro puntos del universo o los cuatro colores del maíz, y no hacer cargar el peso de todo el poder en una sola figura política".
--¿Los gobiernos panistas han reconocido la enseñanza y el uso oficial de las lenguas indígenas en México?
--A mi modo de ver, el gobierno lo ha hecho en el papel pero no en la práctica. Creo que se debe a que mucha de la gente en el poder nunca tuvo contacto con los pobres, los indígenas, los de abajo. Por más que tengan buena voluntad, no lo vivieron y carecen de esa información en su sangre, así no pueden llevar a cabo esos planes que se inventan a cada rato para satisfacer las necesidades del pueblo.
Es el caso de tantos proyectos fallidos para acabar con la pobreza y la falta de educación, "programas light" los cataloga, por lo que a las lenguas indígenas "tampoco les han dado su lugar, ni siquiera en los medios de comunicación, y decir lo contrario es un slogan para ganar votos". Ejemplifica con "la falta de respeto" a los Acuerdos de San Andrés:
“Los políticos y mucha gente no entienden que no se trata de poner una firma, hacer una ley y ya quedó resuelta la problemática nacional, sino de traer un cambio social de conciencia y todos meterse en ese papel para aprender uno del otro. Se trata de hermanarnos, más en el sentido humano que en lo publicitario.”
Con la violencia que vive México, los indígenas existen como un signo más en los daños colaterales de la guerra al crimen:
“De hambre muere mucha gente y no se contabiliza. ¿Qué sucede entonces con nuestro país? ¡Ya es el circo de la sangre lo que vende cada día los periódicos, cuando hay problemas graves que resolver como la falta de educación!
Mira, acá en las zonas marginadas: aunque hubo un alzamiento zapatista en 1994 vas a las comunidades y no existen escuelas de educación artística que es lo que necesitamos fortalecer también. No hay ningún programa así, salvo los convenencieros de TVAzteca con sus Orquestas Azteca para dar publicidad a sus empresas; realmente no existe ninguno de carácter humano ni permanente. La educación no es cosa de unos meses, lleva años y quizás toda la vida; pero el gobierno no está comprometido en brindarla al pueblo y eso se refleja en la violencia actual."
Remata Damián Martínez:
“Por no tener una buena educación, les resulta más fácil a los jóvenes meterse a la delincuencia. Y ésta no se va a acabar comprando armas ni con más policía, el problema se resuelve dando una educación mayor al pueblo que la necesita.”
Zak Tzevul aún no ha presentado su trabajo musical en teatros capitalinos. Sin embargo, es posible que en agosto Martínez visite la Ciudad de México con la violinista Rie Watanabe en plan literario.
Ambos participan con otros ocho autores y artistas de Chiapas en el audiolibro Sjalel Kibeltik, Sts'isjel Ja Kechtiki (Tejiendo nuestras raíces), coeditado en lenguas tzotzil, tojolobal y tseltal por la UNAM (http://ciesas.worldpress.com/2010/12/10).