Homenaje a Farnesio de Bernal
MÉXICO D.F. (apro).- La sencillez y la humildad parecieran ser cualidades opuestas a la naturaleza innata del actor, siempre tendiente a la prosopopeya, al histrionismo en su sentido más exhibicionista, aun fuera de los escenarios, a la búsqueda casi instintiva de los reflectores, la fama y el reconocimiento.
Un ejemplo del actor discreto, comprometido con su arte más que con la parafernalia que lo rodea, es Farnesio de Bernal, actor emérito de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), que no es de los más famosos pero sí, a decir de sus propios compañeros, de los más disciplinados, entregado y generoso.
A sus 85 años de edad y 60 de trayectoria profesional, el histrión egresado de la Escuela de Arte Teatral del INBA, debutante en el Palacio de Bellas Artes bajo la dirección de Salvador Novo, bailarín y coreógrafo de la Academia de la Danza Mexicana y de la Compañía de Danza Moderna, recibió la Medalla de Oro de Bellas Artes de manos de Teresa Vicencio.
Discípulo de André Moreau, Fernando Torre Lapham, Fernando Wagner y Clementina Otero, participó en los repartos de las obras que dieron a conocer a Héctor Mendoza, María Luisa Algarra, Luisa Josefina Hernández, Emilio Carballido y Sergio Magaña.
En la ceremonia realizada en la sede de la CNT en Coyoacán, Luis de Tavira, director artístico de la Compañía, recordó cómo en los sesenta, durante los años de furor de la experimentación, formó parte del grupo Teatro de Vanguardia de Alejandro Jodorowsky y participó en los repartos de sus más deslumbrantes espectáculos: La sonata de los espectros de Strindberg, Penélope de Leonora Carrigton y Fando y Lis, de Fernando Arrabal.
Más tarde se integró a la compañía del Patronato para la Operación de Teatros del IMSS, en sus años dorados. Ahí participó en La tempestad de Shakespeare y El burgués gentihlombre de Molière, bajo la dirección José Solé.
De Tavira lo calificó como un “hombre de pocas palabras fuera del escenario, discreto y afable, una presencia lúcida y suave, de una transparencia que intimida. Recuerdo las largas charlas en las que Brígida Alexander me confesaba su predilección por la comunión escénica que siempre encontraba al trabajar con Farnesio…O la gratitud con la que Ludwik Margules ponía siempre a Farnesio como ejemplo de generosidad artística”.
Entre los muchos reconocimientos que ha obtenido a lo largo de su carrera, en 1974 recibió la medalla Virginia Fábregas por 25 años de actor. En 2006 le otorgaron dos premios de la Asociación Mexicana de Críticos Teatrales por su actuación en Hamlet y A buen fin.
Como parte del elenco artístico de la CNT ha participado en Ser es ser visto e interpretó a los personajes: Lyco, el tutor de Layo en Ni el sol ni la muerte pueden mirarse de frente; Pólibo, rey de Corinto, en Edip en Colofón; al viejo criado en El malentendido; y a Firs en El jardín de los cerezos.
En el cine trabajó con Arturo Ripstein (El santo oficio), Felipe Cazals (El jardín de la tía Isabel), Guillermo del Toro (Cronos), Alfonso Arau (Como agua para chocolate), Jaime Humberto Hermosillo (El señor osanto, entre muchas otras) y Carlos Carrera (La mujer de Benjamín). Además, ha tenido participaciones en películas extranjeras, al lado de figuras como Anthony Hopkins, Angelina Jolie, Antonio Banderas y Candice Bergen.