Cumple 40 años salvamento arqueológico

martes, 24 de enero de 2012 · 11:41
MÉXICO, D.F. (apro).- La Dirección de Salvamento Arqueológico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) está celebrando cuarenta años de existencia. A lo largo de ellos ha realizado una labor fundamentalmente de rescate de vestigios arqueológicos en lugares donde las obras públicas o el crecimiento urbano no permiten conservarlos in situ o abrir al público extensas zonas de visita. Se dice que debajo del territorio nacional, dispuesta en capas según su antigüedad, se encuentra una inagotable riqueza de vestigios de la época colonial, prehispánica o prehistórica. Y muchos de ellos comienzan a salir a la luz durante la realización de obras de infraestructura: carreteras, presas, termoeléctricas, oleoductos, edificios y vías de transporte, entre otras. Ahí es donde inicia el trabajo de Salvamento Arqueológico, que acude hasta el lugar de la obra para supervisar los trabajos y evitar que el patrimonio cultural hallado durante las excavaciones sufra alguna afectación. Su labor es recuperar los vestigios, cuando se trata de objetos transportables; cuando son construcciones investigan y en ocasiones vuelve a cubrirse el terreno. Un caso excepcional fue el Proyecto Templo Mayor iniciado luego del rescate de la Coyolxauhqui. Por decreto presidencial se expropiaron y demolieron casas coloniales para desenterrar los restos de la antigua Tenochtitlán. Según el INAH, la mayoría de las veces se sabe dónde hay vestigios arqueológicos, por las fuentes históricas documentales. Pero no siempre se conoce con certeza la cantidad y calidad de los mismos, aunque el término de “calidad” sea cuestionado por especialistas como el antropólogo y legista Bolfy Cottom, pues en su opinión la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos no hace tal distinción y por tanto se está en obligación de salvaguardar todo vestigio. Entre los destacados rescates que ha hecho Salvamento Arqueológico puede recordarse aquel del monolito de la diosa Coyolxauhqui, descubierta el 21 de febrero de 1978 por un grupo de trabajadores de la hoy extinta (por órdenes de Felipe Calderón) Compañía de Luz y Fuerza del Centro. El equipo de Salvamento que recuperó la monumental pieza que ahora recibe a los visitantes en el Museo del Templo Mayor, estuvo integrado por los arqueólogos Raúl Arana, A. García Kook y Rafael Domínguez. En la misma zona del Centro Histórico de la Ciudad de México, se encontraron en trabajos realizados entre 2006 y 2008 los restos del Calmécac, construido entre 1486 y 1502, que era el colegio donde estudiaban los hijos de los gobernantes mexicas. Se halló en la sede actual del Centro Cultural de España y se sabía que estaba muy cerca del Templo Mayor de Tenochtitlán. Abarca una superficie de 714 metros cuadrados y, a decir del INAH, es un ejemplo “de recuperación de un patrimonio, con respeto tanto al edificio contemporáneo como al monumento prehispánico”. No siempre se logra así. Muy cuestionado fue el caso, por ejemplo, de la construcción de una tienda de la cadena comercial Wal Mart en Teotihuacán, Estado de México, donde se recuperaron vestigios pero acabó imponiéndose la construcción de ese centro comercial. Debajo de muchas carreteras, en otros casos, han quedado sepultados los vestigios pues la ruta no puede alterarse. La zona arqueológica de Cuicuilco tiene delante de sí la construcción del edificio del Grupo Carso. La entonces directora del INAH, María Terea Franco, admitió en su momento que el área de Salvamento había recuperado lo más que se pudo pero no logró detenerse el proyecto del empresario Carlos Slim. En cambio, es casi histórico que en 1983 los trabajadores del INAH lograrán no un salvamento, sino la modificación de la ruta de la Línea 8 del metro, proyectada originalmente para transitar por un costado de la Catedral Metropolitana. Entre los trabajos actuales de Salvamento Arqueológico pueden citarse las obras de construcción de la Línea 4 del Metrobús que atraviesa justamente por el Centro Histórico de la ciudad, y los de la Línea 12 del Metro, que va hacia Mixcoac, donde se encuentra el sitio arqueológico de Mexicaltzingo y los asentamientos de Culhuacán. En este proyecto, dice el INAH, se logró también mover la ubicación de una estación del Metro que estaría en Mexicaltzingo frente a una iglesia en la que debajo hay restos de una pirámide, cimientos de pequeñas casas mexicas del periodo posclásico (1200 a 1521 d.C.) así como ofrendas y entierros. Se han recuperado en las excavaciones de esta línea objetos como vasijas, lítica y piezas de hueso y concha.

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