"Robo en las alturas": no consigue llegar a la cima

martes, 3 de enero de 2012 · 14:18
MÉXICO, D.F. (apro).- Dirigida por Bret Ratnner, Robo en las alturas (Tower Heist, EU-2011) es una comedia mediana, rebosante de conciencia social y momentos sensacionales, muchos de ellos a cargo de Eddie Murphy. Todo gira en torno a Josh Kovacs (Ben Stiller), el conserje, sumamente eficaz y eficiente, de un condominio de lujo, y Arthur Shaw (Alan Alda), un inversionista millonario que parece apreciar a Josh. La vida de Josh se trastoca de manera radical cuando a Shaw lo arresta el FBI por fraude. El problema yace en el hecho de que Josh le dio a Shaw el dinero de las pensiones de todo el personal del condominio para que los susodichos pudieran obtener rendimientos. Ahora el dinero de todos se ha esfumado. Josh se niega a creer que Shaw sea una mala persona, pero poco a poco se da cuenta de que es amable mientras la gente le sirve, y cuando lo anterior no ocurre, el recurso humano es susceptible de ser reemplazado. A lo anterior habrá que agregar otro evento: Lester, amigo de años de Josh, le dio todos sus ahorros a Shaw. Lester está en bancarrota y con más de 60 años encima. Así pues, Josh reunirá a un grupo de extraños sujetos para recuperar, en modalidad de Robin Hood, el dinero de los empleados del condominio. Dentro del grupo de Josh se encuentra su cuñado Charlie (Casey Affleck), el señor Fitzhugh (Matthew Broderick), una víctima de la caída de la bolsa de valores, un simpático e impertinente latino llamado Enrique Devraux (Michael Peña) y Slide (Eddie Murphie), un ladronzuelo del barrio de Josh. A los anteriores habrá que añadir a una mujer de Jamaica llamada Odessa (Gabourey Sidibe) y a una agente del FBI, Claire Denham (Tea Leoni), no necesariamente una aliada del grupo, pero que juega un papel importante. Divierte la torpeza de los personajes y conmueve su idealismo; aterra la frialdad del encarnado por Alan Alda y fascina la actuación de Murphie. ¿Lo malo? Demasiado idealismo convierte a Robo en las alturas en una cinta cursi y moralista. Pareciera como si esta comedia ligera quisiera ser el estandarte de aquellos que han sido pisoteados por los delincuentes de cuello blanco; en ese sentido, podríamos decir que hasta resulta pretenciosa, sin mencionar que su ritmo baja por momentos y de pronto se vuelve aburrida. Afortunadamente para nosotros, el cierre de la misma exuda adrenalina y las actuaciones son estupendas, sin embargo le falta ese algo que la podría haber convertido en una de las mejores comedias del año.

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