Arte: Colección Blaisten: ¿A favor o en contra del arte en la UNAM?
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El anuncio sobre el retiro de la Colección Blaisten del Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), genera numerosos cuestionamientos sobre el profesionalismo y pertinencia de la gestión museística que opera Graciela de la Torre, directora general de Artes Visuales, con la aprobación de la coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, María Teresa Uriarte. Además de la saturación de oferta en prácticas contemporáneas y la falta de argumentos que sustenten sus acciones, De la Torre y Uriarte evidencian importantes contradicciones con la Rectoría de la UNAM.
Mientras Uriarte dio a conocer el miércoles 26 por la mañana el retiro de la colección en la conferencia de prensa “Se renuevan los museos de la UNAM”, el mismo día, por la noche, el coleccionista Andrés Blaisten manifestó en un comunicado de prensa que “el Convenio de Colaboración con la UNAM aún no ha concluido y tras conversarlo en días recientes con el doctor José Narro Robles, rector de la Universidad, nos encontramos en pláticas sobre el futuro de nuestra colaboración”. ¿Por qué tienen De la Torre y Uriarte tanta prisa por anunciar la salida de la colección?
Desde el punto de vista de una gestión profesional y responsable con el presupuesto público que la sustenta, el retiro de la colección del CCUT interrumpe un proyecto museístico que, en sólo cinco años, sobresalió como uno de los mejores del país. Estructurado a partir de un extraordinario acervo de aproximadamente 8 mil piezas de arte moderno mexicano, que destaca tanto por la calidad de las obras como por la coherencia y pluralidad de su narrativa artística –en la página oficial del CCUT se define como “la más completa colección de arte mexicano del mundo”–, el Museo Colección Blaisten en el CCUT se constituyó como un modelo original y único de colaboración entre el coleccionismo privado y una institución universitaria de carácter público.
En lo que corresponde a sus actividades, el museo integró la atención a públicos especializados y universitarios, la divulgación artística y la difusión de la UNAM en circuitos artístico-globales de reconocido prestigio. Centradas en la investigación del propio acervo, sus exposiciones, realizadas con base en curadurías de rigor académico, contaron siempre con publicaciones y material didáctico dirigido a distintos sectores, desde especializados hasta infantiles. Fortalecidas con plumas de académicos reconocidos en México y el extranjero, como James Oles, Edward Sullivan y Jorge Alberto Manrique, algunas muestras se exportaron, recibiendo una retribución económica, a museos como el Meadows, de Dallas, y el San Diego Art Museum. Esa retribución fue ingresada para el beneficio de la UNAM y demuestra el reconocimiento internacional del Museo Colección Blaisten en el CCUT. ¿Cuántas exhibiciones de colecciones permanentes de museos de la Ciudad de México han sido aceptadas en recintos de prestigio y beneficiadas con una remuneración para la institución de procedencia?
En el encuentro organizado por la UNAM y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), del 17 al 19 de septiembre pasados, bajo el título de ¿Qué hace posible al museo?, se planteó que una gestión museística de calidad debe procurar la perdurabilidad de los museos, consolidar los recintos como referente, fortalecer la participación de especialistas, mantener la calidad de la oferta cultural y reforzar vínculos con comunidades. Retirar la Colección Blaisten del CCUT, ¿no es una acción antiprofesional de gestión museística que desperdicia presupuesto y recursos de la UNAM?
Para sustituir la salida de la Colección Blaisten, Uriarte informó sobre un proyecto que bajo el título de “Colecciones asociadas” exhibirá distintos acervos privados en el CCUT. Sin definir todavía la fecha de su inicio ni la programación, este proyecto descubre un preocupante desconocimiento de la gestión museística. Además de generar nuevos gastos de producción y montaje, el espacio vacío y la ausencia de una oferta inmediata interrumpirá la continuidad del CCUT como un referente para conocer, comprender y apreciar la grandiosidad del arte moderno mexicano.
Y por último, y en relación con la conferencia de prensa mencionada, sorprenden dos afirmaciones erróneas de la doctora Uriarte sobre las colecciones de José Antonio Pérez Simón (JAPS) y Agustín Coppel: que son de arte mexicano y que han estado apartadas del público de México. Especializadas ambas en arte internacional, la de JAPS ha estado presente en nuestro país a través de obras expuestas en exhibiciones del Museo Nacional de San Carlos, el Museo Nacional de Arte y el Museo del Palacio de Bellas Artes. En lo que corresponde a la de Coppel, en 2008, Graciela de la Torre presentó en el Museo Universitario de Ciencias y Artes de la UNAM (MUCA-CU) una “versión completa” de la colección.
Inmersa en una retórica museística común en De la Torre, la renovación de los museos de arte de la UNAM carece de los argumentos, conocimientos y criterios esenciales en una gestión profesional.