Sobre los libros de aperturas
MÉXICO, D.F. (apro).- Muchas veces el ajedrecista comete uno de los pecados más frecuentes en el mundo del ajedrez: estudia las aperturas antes que dedicarse al medio juego o al final. La razón de esto es simple: nadie quiere perder en la primera fase del juego y por ende buscará salir de la apertura sin problemas evidentes. Para ello puede hallar decenas de cientos de libros que tratan sobre todo tipo de aperturas, desde las más clásicas hasta las más bizarras. Evidentemente hay una enorme gama de posibilidades y para todos los gustos y estilos de ajedrez.
Sin embargo, los libros de aperturas son francamente decepcionantes en la mayoría de los casos, pues los jugadores que los leen, lo que hacen es reproducir una y otra vez las variantes que el autor da como aceptables para un bando u otro y poco a poco, con base en la memoria, tratar de acordarse del orden y el porqué tal jugada es mejor que tal otra. Muchas veces falta una comprensión de la apertura/defensa que se juega y a la larga los jugadores siguen cometiendo errores en la primera fase del juego, sin comprender por qué.
Hay, desde luego, libros que sí funcionan, que son buenos enseñando una apertura o defensa en particular. En mi opinión, estos libros son los que encaran el estudio de la apertura basándose en la reproducción de partidas que lleva una secuencia histórica. Esto ayuda, porque si la selección de partidas está bien realizada, se puede ir entendiendo cómo las ideas han evolucionado en una apertura/defensa en particular.
Un problema con los libros de aperturas es que tienden a hacerse obsoletos rápidamente. Es importante entonces que el ajedrecista lleve sus propias notas (ya sea en la computadora o en papel), tomando en cuenta las nuevas partidas en donde se ha dado la variante de apertura que jugamos. Vale la pena ir haciendo un archivo al respecto, sobre todo si participamos en torneos. Es importante estar al día, pues los libros de apertura cuando salen a la luz pública ya tienen seis meses de atraso, por lo menos.
Igualmente hay que tomar en cuenta la posibilidad de hacerse de los discos compactos con monografías de apertura. La empresa Chessbase tiene una gama estupenda, la mayoría realizados por connotados autores y especialistas. El costo es como el de un libro, (entre 20 y 30 dólares), pero el autor de cada monografía ya ha hecho la tarea de recolectar las partidas importantes de la variante en estudio, y además comenta los encuentros relevantes. Es una opción que no debe perderse de vista.
Pero sea como sea, los libros de apertura pueden aportar ideas si el estudiante está dispuesto a pensar por sí mismo. Muchas evaluaciones que dan los autores son equivocadas o incompletas. Hay anécdotas de jugadores que han enfrentado a un gran maestro que escribió un libro de aperturas y que recomienda una línea, pero cuando se le juega contra el mismo autor, éste halla continuaciones a su favor que ni siquiera ha plasmado en su obra.
El secreto del ajedrez es en muchos casos pensar, como dice Jonathan Rowson, en Ajedrez para Cebras, salir de la zona de comfort. Si no se hace un esfuerzo es difícil avanzar y, como dicen los estadunidenses, aplicado a los gimnasios: “No pain, no gain” (no duele, no sirve), lo cual indica simplemente que hay que hacer un trabajo individual si se quiere mejorar en ajedrez.