¿Mareados por la realidad o por los 48 cuadros por segundo de El Hobbit?

martes, 25 de diciembre de 2012 · 11:31
MÉXICO, D.F. (apro).- Cuenta la leyenda que a finales del siglo XIX, las primeras imágenes que los hermanos Lumière proyectaron al público en formato cinematográfico, generaron inquietud en los primeros espectadores: La llegada al tren fue como una película de terror que confundió la percepción de la gente y les hizo creer que el tren prácticamente se iba a salir de la pantalla. Cuenta la leyenda que a principios del siglo XXI, muchos espectadores de la cinta El Hobbit, dirigida por Peter Jackson, experimentaron mareos debido a que fue filmada de manera poco usual, o sea a 48 cuadros por segundo. ¿Cuál es la relación? Un adelanto tecnológico que juega con nuestra percepción. La cinta de Jackson es punta de lanza en el cine de alta definición, gracias a que fue grabado a una velocidad mayor de la que comúnmente se utiliza, generando una sensación de mayor “realidad” para algunos; es decir, no parece que uno está viendo una película sino que está viendo a los personajes de la cinta como si fueran parte de su realidad. Por otros, los 48 cuadros por segundo transmiten una imagen más fría y generan la sensación de que se está viendo un reality show o un programa de televisión, eso sin mencionar que la utilizaría, no crean ilusión alguna, es decir, uno puede ver que la pared de plástico con la que se construye la nave es efectivamente, una pared de plástico. ¿Qué tienen que ver los 48 cuadros por segundo? Desde el inicio de la fotografía — o quizá mucho tiempo atrás si nos remontamos a la creación de la cámara oscuro en el siglo XVI—, el ser humano ha desarrollado un hambre excesiva por capturar la realidad tal cual es, lo que quiera que eso signifique. El surgimiento de la fotografía motivó a los artistas del siglo XIX a abandonar poco a poco el arte figurativo y buscar formas más abstractas de representar la realidad. Después de las fotografía vino el cine, que poseía mayor capacidad para capturar la realidad. Sólo bastó con realizar secuencias de fotografías para generar la ilusión de movimiento y todo listo. Primero comenzamos con 14 cuadros por segundo y después 24 (la televisión nación con una tasa mayor de imágenes, casi 30 por segundo en el sistema estadunidense y en 25 en la televisión europea). La apariencia de la imagen no sólo está relacionada con los cuadros por segundo sino por el proceso mediante el cual se fija la imagen. En un principio era la emulsión de plata (el negativo), la cual ha ido pasando a segundo plano con el surgimiento de la tecnología digital en donde la imagen está conformada por pequeñas unidades llamadas pixeles. En teoría, la digitalización de las imágenes elimina el “ruido” o información consideraba basura, así pues, una imagen digital da la sensación de ser más clara o con mayor nitidez. Lo anterior, para algunos, se traduce en una imagen “de apariencia fría” en contraste con la calidez que da un medio analógico. El hambre por imágenes más “reales” en el cine va de la mano con los procesos que la televisión ha ido experimentado: La televisión digital en alta definición es el futuro. Pero no todo es una cuestión técnica: En 1999, MTV y la productora Endemol crearon dos productos que cambiarían la televisión para siempre: Los primeros crearon Real World y los segundos Big Brother. En ambos casos se televisó la vida cotidiana de un grupo de personas desconocidas entre sí. Una especie de laboratorio de emociones donde cada semana los espectadores vivían el drama cotidiano de estos individuos que tenían que convivir a la fuerza entre ellos y en circunstancias poco cotidianas. Y así surgieron los reality shows, pero qué decir de las series de televisión como Los Sopranos u Oz, donde el atractivo es la crudeza de su realismo. Incluso, las telenovelas mexicanas experimentaron su ambición realista, gracias a las producciones de Epigmenio Ibarra como Nada personal o Mirada de mujer. Curiosamente y volviendo a lo técnico, mientras lo visual genera un apetito voraz por mayor nitidez, la música está experimentando por parte de los escuchas un desinterés por la Alta Fidelidad: las fans musicales consumen cientos de canciones que se escuchan en formatos de mala calidad o reproducen su música a través de sus smartphones. Peter Jackson, el creador de El Hobbit y responsable del debate mediático sobre los 48 cuadros por segundo, está consciente de los contras de esta nueva tecnología, pero argumenta que es inevitable continuar explorando nuevas tecnologías. Por lo visto, será cada vez más normal que más y más películas se hagan en 48 cuadros por segundo, hasta que la gente las llegue a querer de esta manera o se acostumbre. Entonces, como ocurrió con los primeros espectadores, llegará el día en que ya no nos desconcertará “la llegada del tren”.

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