Cine: Una separación

lunes, 7 de mayo de 2012 · 22:43
MÉXICO, D.F. (apro).- El título parece decirlo todo, pero al mismo tiempo no dice nada. ¿Con qué tipo de separación nos vamos a encontrar? No sabemos, pero la primera vez que vemos a la pareja protagonista, se plantea la posibilidad de divorcio, y aún así, a lo largo de la cinta hallaremos la posibilidad de otro tipo de separaciones. Dirigida por Asghar Farhadi, Una separación (Jodaeiye Nader az Simin, Irán-2011) cuenta la historia de Nader (Peyman Moadi) y Simi (Leila Hatami), una pareja con varios años de casados que se encuentra en un punto álgido de la relación: Simin desea salir de Irán en busca de un mejor futuro para su familia, pero Nader desea quedarse a cuidar a su padre que tiene Alzheimer. Por lo mismo, como Nader no quiere irse, Simin desea el divorcio; mientras esto ocurre, ella se va a casa de su madre. Así pues, Nader tendrá que cuidar a su padre y a su hija adolescente Termeh (Sarina Farhadi), quien no se va con su madre pues alberga la esperanza de que ella regrese. Para ayudar con el trabajo, Nader contrata a una mujer llamada Razieh (Sareh Bayat) para que le ayude con su padre, los problemas comienzan cuando el estado mental de éste se deteriora aún más y se le olvida avisar cuándo necesita ir al baño. El problema no es que Razieh le dé un baño al padre de Nader, sino que la ley religiosa no permite que una mujer vea desnudo a otro hombre que no sea su marido (o algo por el estilo). Por si fuera poco, el esposo de Nader no sabe que Nader está cuidando a otro hombre. La situación se complica cuando los problemas de Razieh se interponen con sus deberes de cuidador. Así pues, una serie de decisiones desafortunadas amenazan con destruir la vida de Nader de una manera que ni él mismo prevé. La cinta es un gran duelo de contrapunteos: diversas posturas sobre el deber ser se enfrentan con tal vehemencia que amenazan con un final trágico; conforme pasa la película, casi todo se resume a un duelo de poder por demostrar quién tiene la razón. Y en todo esto, el padre de Nader y Termeh se convierten en meros espectadores: por el lado del primero, catalizador de los problemas, ya ni si quiera sabe en dónde está, y la pequeña se encuentra dividida entre el afecto de sus padres. Una separación es un gran planteamiento ético donde el bien común se contrapone con los motivos personales: ¿Lo que hace Nader es realmente por el bien de su padre? ¿Simin quiere irse para realizarse ella o por el bien de su familia? ¿Los motivos de Razieh para quedarse en una situación inconveniente son válidos? En fin, una obra fascinante que por su narrativa y diferencias culturales requiere de paciencia y disposición para verla.

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