Se apaga la pluma fantástica de Ray Bradbury

jueves, 7 de junio de 2012 · 00:40
MÉXICO, D.F. (apro).- Tras una larga enfermedad, hoy en Los Ángeles, California, fue anunciado el fallecimiento a los 91 años de edad del escritor norteamericano Ray Douglas Bradbury, considerado uno de los máximos creadores de las novelas de fantasía contemporánea y quien creó en los años cincuenta la famosa novela de ciencia ficción Fahrenheit 451 y la colección de relatos Crónicas marcianas. Por más de medio siglo, varios de los cuentos de Ray Bradbury marcaron la pauta en la literatura mundial del género de misterio y horror universales, siendo sus historias de alienígenas traducidas a muchos idiomas y llevadas tanto a la pantalla cinematográfica, como a series televisivas de gran éxito en los Estados Unidos. El propio autor produjo guiones bien adaptados para cintas hollywoodenses cuyo argumento tomaba por base grandes obras literarias como Moby Dick, la ballena asesina, del neoyorquino Herman Melville (1819-1891), filmada en Inglaterra y la Gran Canaria en 1956 por John Houston y protagonizada por Gregory Peck como el capitán Ahab. Bradbury nació el 22 de agosto de 1920 en Waukegan, Illinois. Su madre era la emigrante sueca Esther Moberg y su padre Leonard Spaulding Bradbury, pariente de Douglas Spaulding, investigador del círculo de estudios American Shakespeare. El mismo Ray Bradbury era descendiente de Mary Bradbury, bruja de Salem quien fuera colgada por bruja en Massachusetts, durante la escandalosa cacería de hechiceras en Norteamérica hacia 1692. Devorador desde su temprana juventud de las Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe, o los relatos imaginarios de viajes del francés Julio Verne (La vuelta al mundo en 80 días, 20 mil leguas de viaje submarino) y los atractivos libros de George Herbert Wells como De la Tierra a la Luna y El hombre invisible, el escritor preferido de Bradbury adolescente fue Edgar Rice Burroughs (1875-1960), célebre inventor nacido en Chicago de la saga Tarzán, El hombre mono, Los señores marcianos de la guerra (tema para el que Bradbury daría su mano para continuación de películas en cine) y El paraíso perdido, un ambicioso cuento largo que marcó las increíbles temáticas posteriores sobre dinosuarios, al estilo de Parque Jurásico, de Steven Spielberg, en 1993 Atribuía los motivos de sus lecturas convulsivas y la dedicación cotidiana a escribir desde pequeño, a dos incidentes infantiles. El primero sucedió cuando tenía tres años de edad y su madre lo llevó al cine para ver al actor Lon Chanley (1883-1930), en la magnífica cinta de horror de 1923 El jorobado de nuestra señora de París; y el segundo, cuando en 1938 al asistir a un circo donde un tal “Señor Eléctrico” le tocó la punta de su nariz con una espada de hierro que lo hizo vibrar con un toque de electricidad gritándole: “¡Vida eterna!”, refería (ver liga http://en.wikipedia.org/wiki/Ray_Bradbury): “Yo creí entonces que algo fabuloso y fuera de serie me había ocurrido especialmente a mí cuando aquel ‘Señor Eléctrico’ me electrocutó la nariz con su espada y comencé a escribir a partir de entonces todos los días de mi vida, desde aquel momento hace 69 años. De no haber sido escritor me hubiera dedicado a la magia. “Crecí con las librerías, yo no creo en escuelas ni en universidades. Creo en las librerías porque la mayoría de los estudiantes en los años de la Gran Depresión no teníamos dinero y no me podían pagar para asistir a una preparatoria, así que yo me metí a las librerías de Los Ángeles cuando terminé la secundaria e iba ahí a leer tres veces a la semana, a lo largo de diez años.” En la Librería Powell de la UCLA, Ray Bradbury redactó las 25 mil palabras de su primer libro sobre un futuro en llamas, El bombero, que a la larga se convertiría en Fahrenheit 451 (Ballantine Books, 1953) y contiene 50 mil palabras. Su héroe de las caricaturas fue el personaje Flash Gordon. En la Sociedad de Ciencia Ficción angelina comenzó su carrera literaria, al publicar El dilema Hollerbochen, en el fanzine de cómic Imagination!¿, por enero de 1938 y para 1947 cobró los 15 dólares de su primera historia, aparecida en la revista Super Science Stories de 1941. Y de ahí pa’l real, contaba: “En primer lugar, yo no soy un escritor de ciencia ficción. La única vez que he escrito un relato de ciencia ficción fue con Fahrenheit 451 y está basado en la realidad. El título surgió a partir del símbolo que representa la temperatura a la que alcanza un papel cuando arde en flamas y se consume. La ciencia ficción es una representación de la realidad, como la fantasía lo es de la irrealidad. Por lo tanto, Crónicas marcianas no es ciencia ficción sino fantasía. Aquello no pudo ocurrir, ¿me comprende? Por esa razón perdudará durante largo tiempo, debido a que es un mito griego y los mitos tienen el poder de la permanencia. “Al escribir Fahrenheit 451 describí lo que sucedería en las siguientes cuatro o cinco décadas. Pero la otra noche me enteré de un vecino que había muerto cuando sacó a pasear a su perro y no pude más que quedarme mirando aquella escena petrificado. Miré a una mujer que allí iba agarrando en una mano un teléfono del tamaño de una  cajetilla de cigarrillos y que de la antena se salía vibrando un cordón, de esos pequeños cables de acero metálicos con terminación en cono y que se conectaban a la oreja, estaba completamente indiferente al hombre y al perro, oyendo los lejanos vientos soplar cuales gritos de una telenovela, caminando como muerta viviente, ayudando en su vaivén un marido que bien podría no haber estado allí mismo con ella. Y eso no era ciencia ficción, era real”. Pronto atraería la atención de los escritores serios, con sus ensayos sobre literatura clásica y moderna, además de ser el presentador de su propio programa “El teatro de Ray Bradbury”. En 1947 se casó con Margareth McClure (1922-2003), con quien permaneció hasta la muerte de ella y procreron cuatro hijas. Bradbury jamás sacó una licencia de manejo, una vez que presenció un espantoso accidente en el cruce de Vermont y Jefferson de las calles de Los Ángeles. Varias historias de sus cuentos fueron adaptadas por la televisión en la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas. En 2002, la compañía de teatro fundada por él, Pandemonium Teather Company creó una versión de Fahrenheit 451 en el Teatro Falconking de Burbank, donde los actores combinaban sus movimientos robóticos con las proyecciones de animación digital de marionetas “Pixen Pups”. Se dice que en 2001 se molestó con Michael Moore por haber utilizado para una película el título Fahrenheit 9/11, película acerca de la corrupción del expresidente George Bush y su gabinete, durante los atentados de las Torres Gemelas en Nueva York. Un asteroide que los científicos de la NASA descubrieron en 1996 lleva el nombre de “9766 Bradbury”.  

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