Arte y activismo político

martes, 17 de julio de 2012 · 19:22
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Ya sea en las redes sociales o en eventos presenciales, las expresiones vinculadas con el activismo ciudadano desarrollado durante el proceso electoral de 2012 se caracterizan por su potencial estético y relacional. Directas, críticas y humorísticas, las creaciones visuales, narrativas, corporales y sonoras se imponen por su emotividad. Abundantes desde que inició el Movimiento #YoSoy132 en mayo pasado, las imágenes, textos y consignas han demostrado que la creatividad no es una capacidad exclusiva de los artistas. Ante esta circunstancia, el reto que asume el arte al involucrarse en las manifestaciones es muy grande e incide en su propia identidad: ¿qué puede aportar el arte a un imaginario colectivo repleto de circunstancias audaces, sorpresas y coincidencias emotivas? ¿Cómo puede una propuesta artística rebasar la simple reinterpretación de un ícono, evadir constituirse como un vulgar espectáculo o evitar pasar desapercibida? En el escenario mexicano, los artistas visuales contemporáneos que se han vinculado de manera constante con movimientos sociales y coyunturas políticas son muy pocos y se relacionan con ideologías de izquierda. Pioneros en la denuncia de fraudes informativos y electorales, el grupo de pintores y moneros entre los que se cuentan Marcos Límenes, El Fisgón, Gabriel Macotela, El Gritón y Alberto Castro Leñero, han intervenido los muros que se encuentran a un costado de las instalaciones de Televisa Chapultepec en la Ciudad de México en tres ocasiones relevantes: después de la caída del sistema en 1988 en la elección que ganó el priísta Carlos Salinas de Gortari, cuando se informó del triunfo del panista Felipe Calderón en 2006 –bajo el título de Televisa miente–, y a finales de este mayo como apoyo al Movimiento #YoSoy132 con el proyecto Tele vicia. Reconocidos durante algunos meses de 1988 como La Resistencia Eléctrica, estos artistas mantienen una actitud exenta de protagonismos individuales. Experimentado en la realización de performances de crítica política en el espacio público, César Martínez ha desarrollado una poética que incide en la alteración humorística de palabras y símbolos históricos. Después de diseñar en 2010 la acción Lo Cura Hidalgo en el contexto de las celebraciones del Bicentenario, en la Megamarcha Nacional por la Democracia del pasado 7 de julio, fue el autor de la iniciativa de cubrir las cabezas de todas las esculturas del Paseo de la Reforma con bolsas de la tienda Soriana para simbolizar que los valores nacionales están cubiertos por la supuesta compra de votos del PRI. También en relación con el llamado Sorianagate, en las redes sociales destacó, desde el miércoles 4, la excelente reinterpretación del logotipo de Soriana que, bajo el título de SoPRIana, diseñó el monero Mash. Sintético y geométrico en la recreación del famoso copete del candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, la imagen ofrece “un gel gratis al presentar la foto de tu voto”. Y por último, una acción que sorprendió en la megamarcha del 7 por la agresividad de su irreverencia: el acto de defecar en vivo sobre un cartel que acompañaba la imagen de Peña Nieto con las palabras “corrupción y represión”. Realizada en el Zócalo capitalino por la performancera conocida como La congelada de uva, la acción incidía en lo que coreaba la artista mientras defecaba: “Para cambiar, al PRI hay que cagar”. Varias propuestas que, en diferentes épocas y soportes, han demostrado que el arte tiene la capacidad de distinguirse cuando se atreve a no ser complaciente.

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