La culpa ¿dónde está?

martes, 3 de julio de 2012 · 21:05
MÉXICO, D.F. (apro).- ¡Pues no, no y no, desaforados humanos!: el que se vean como se ven no se debe a los valores, principios, virtudes o como quieran llamarlos, más bien tiene su raíz en su ignorancia, en sus necesidades en el mejor de los casos y, en el peor, en su malicia, ambición y codicia como podrán comprobar el que continúe leyendo la presente. Servidor es un claro ejemplo de lo expuesto. Nacido para mejorar la esencia de sus personas, su sociabilidad, un mejor vivir entre ustedes, veo con alarma y enojo que me están convirtiendo, como emplearme de manera manipulada, en un elemento de división, discriminación, de rechazo e incluso de acoso, acusación y castigo, lo que no me tiene nada satisfecho, pues no va nada bien y es un insulto a un hijo de tan nobles padres, los estoicos y a su filosofía, los cuales, apartándose de los ciegos, los inconscientes y exaltados buscaron el arte de vivir mediante la explicación científicamente fundada del mundo y por la cual se puede llegar ala paz del alma y, como dijo Aristóteles, a la aceptación de que la virtud puede ser enseñada y en ella se funda la verdadera felicidad. Repito: me alarma y enoja el uso sesgado, por no decir perverso, que se está haciendo en esa su globalidad (que se dice democrática, p0lurakl, incluyente y respetuosa de las minorías) de servidor: el cosmo-politismo, generado por la ética cosmopolítica de mis padres, los estoicos y su filosofía, que sostenían y proclamaron que como todos los hombres participan en la misma razón, todos ellos son iguales. Tanto el noble como el plebeyo, el amo y el esclavo, son iguales, por lo que cada hombre es ciudadano del mundo y no de una ciudad o un Estado determinado, por lo que deben verse y tratarse como hermanos en la patria común: el mundo. Los humanos, por el simple hecho de serlo, son ciudadanos del mundo, y por lo mismo, pueden y tienen el legítimo derecho de moverse libremente por los caminos que quieran y ante todo, necesiten para su sobrevivencia, para su realización como individuos. ¿Y como en que medida responde a estos principios del estoicismo (que de una u otra manera, con sus ratificaciones y rectificaciones, han fluido e influyen en sus sociedades) Esa su globalidad en la que se mueven? Globalidad, insisto, que presume de democrática, plural, incluyente y respetuosa de las minorías. Por lo que respecta a la igualdad, contra la religión, que dice que todo hijo de Eva es igual ante dios; contra la ciencia, que afirma que todo humano es igual por tener el mismo origen; contra la ley, que declara que ante ella todo individuo es igual y tiene los mismos derechos, la economía de la globalidad en que respiran, que deben tener en cuenta y no olvidar que, mayormente, ha sido conformada y es regida por la visión empresarial de la historia, no lo dice, pero con los hechos muestra, demuestra y confirma que los hombre son desiguales, que hay una minoría de ricos que tiene casi todo y una inmensa mayoría que poco o nada tiene. En lo que se refiere al respeto de las minorías, a la única minoría que respeta es a la de los individuos que en el mundo es dueña del poder que da el poseer industrias, dominar mercados o tener dinero, pues a las mayorías de individuos, de los cientos, de los miles, de los millones de humanos que por necesidad hasta ponen sus vidas en peligro por buscar trabajo en otros países porque en el propio no lo encuentran y si lo encuentran está mal pagado, esa su globalidad los ve con recelo, los vigila, los acosa e incluso los apresa y los devuelve a su país de origen, ya que la globalidad en que se mueven, al único que permite que se mueva libremente es al capital (sea industrial, de mercado o financiero); es al único al que considera, admite, permite e incluso le reclama que sea y actúe como legítimo cosmopolita, es decir, como real y efectivo ciudadano del mundo, no sujeto a un país o Estado determinado, por lo que puede ir de una nación a otra, según convenga a sus muy particulares intereses (o lo que es lo mismo, a los intereses de los dueños de dichos capitales). Y el colmo, en eso del derecho a la libertad de moverse se está llegando al absurdo de que el turista tenga que justificar sus viajes y dar garantías suficientes de que no va a quedarse como ilegal y a ponerse a trabajar, dejando sin empleo al ciudadano del país que nada más va a visitar, como está pasando en España con los mexicanos y otros hispanoamericanos, por ejemplo. Estos hechos, noticia cotidiana en los diversos medios de co9municación ¿no hablan mal y ponen serias dudas a la democracia, a la igualdad de los humanos, a su legítimo derecho a la libertad de moverse y al respeto a las minorías de los que presume la globalidad en que respiran? ¿Qué dicen? Sin más por el momento y con el deseo sincero, por lo que represento y soy, servidor sea realidad en los días de sus vidas. EL COSMOPOLITISMO

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