Música: "Backstage"

martes, 14 de agosto de 2012 · 21:04
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La ópera en México es el telón de fondo sobre el cual se desarrolla Backstage, una singular novela de José Noé Mercado (D.F., 1977), periodista y crítico musical, presentada en el Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de las Artes (Cenart) por Lázaro Azar, Irasema Terrazas, Iliana Vargas, Gabriel Páramo, Manuel Yrízar, Catalina Pereda y el autor, en edición del Fondo Editorial Tierra Adentro y la Dirección General de Publicaciones de Conaculta. Ya desde el primer capítulo la novela nos atrapa irremediablemente, se trata de un trozo de vida de Fausto Menéndez-Lecona, escritor y reportero con crisis de autoestima que logra infiltrarse a los camerinos, pasearse por las piernas del teatro y de las sopranos, dialogar y convivir con tenores, bajos, directores y personajes de la ópera, con el ser humano que hay detrás del artista. El de la ópera es un universo al que Fausto no pertenece más que como observador; detrás de la fachada glamorosa de la ópera se esconde una miasma de corrupción, amiguismo, infidelidades, envidia, mafias, drogas, sexo y hasta homicidio. De pronto, Fausto Menéndez nos recuerda al detective Héctor Belascoarán, personaje de Paco Ignacio Taibo II. La modernidad invade la obra: IPods, video juegos, dvds porno, antros en el primer cuadro, celulares… y como sucede siempre, el autor lleva demasiado lejos la ficción cuando el día antes del estreno de Madamma Butterfly, otra protagonista, la soprano Dánika Duval, se corre una parranda de antología donde hay drogas, sexo, baile, gritos, y casi no duerme. En la vida real un cantante que deberá actuar al día siguiente se recluye y trata de que no le programen ensayos, ¡vamos!, de no hablar, duerme mucho y evita cualquier exceso en el comer o de cualquier otro tipo para en la función estar al máximo… si eso es posible. Con todo, la novela resulta logradísima, y quienes conocemos el medio reconocemos de inmediato a varios personajes reales en los que se inspiró el autor; el más evidente es Manuel Elizarrarás, el hombre de las níveas barbas de melena en quien vemos al gran operópata Manuel Yrízar. “Fausto Menéndez es un ego experimental respecto de su creador –declara José Noé Mercado–, como todos los personajes de ficción. La idea, cuando haces literatura, es que ese personaje pueda ser verosímil, y que sirva para explorar diversos aspectos del ámbito en que deambula. No es totalmente fantasía, pero tampoco es una proyección del autor. Es una herramienta válida para suponer una vida dentro de la historia que se cuenta en la novela. “Me encariño con mis personajes al momento de escribirlos y pensarlos, pero no los sobreprotejo, por no estropearlos, procuro que ellos tomen sus propias decisiones, que tengan sus posturas y pensamientos particulares y que empaticen con algunos lectores. Es muy importante la identificación, conectar con la gente parecida a tus personajes.” Esta novela ha tenido muy buena acogida, se habla mucho de ella en el medio operístico. Continúa Noé Mercado: “Cuando escribes un libro generas ciertas expectativas dentro de ti, pero al verlo publicado, la realidad es otra. Por fortuna, Backstage ha rebasado lo que yo mismo esperaba con una primera novela: se ha hablado de ella en los medios y gusta a la gente adulta (más cercana al arte clásico), pero por el lenguaje y la temática cultural pop también ha interesado a los lectores jóvenes.” Una novela muy disfrutable que retrata muy acertadamente el medio operístico mexicano, y que seguramente dejará alguna secuela.

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