Shakespeare en Bellas Artes

martes, 21 de agosto de 2012 · 17:01
MÉXICO, D.F, (apro).- El coreógrafo sonorense Miguel Mancillas regresa a la Ciudad de México el próximo viernes 24 con su última propuesta coreográfica Que no descubran tu nombre, que se representará en el Palacio de Bellas Artes. A celebrar el 25 aniversario de la fundación de Antares Danza Contemporánea, compañía que dirige desde 1994, Mancillas está considerado como uno de los creadores de mayor alcance en el país, al mismo tiempo se ha destacado como uno de los bailarines más prominentes de su generación y uno de los mejores del siglo XX. Que no descubran tu nombre es una pieza libre inspirada en Romeo y Julieta de William Shakespeare. En su visión la tragedia de los amantes de Verona sólo puede percibirse como detonador de la soledad, la búsqueda del yo profundo y en  la necesidad de reconocerse en la mirada del otro y por que no, en su deseo. “Mi obra no esta enfocada en el amor, sino en las ganas de amar y en las ganas de vivir una historia que te remueva de los pies a la cabeza, aunque el precio de hacerlo sea el de perderlo todo”, dice en entrevista con Apro. Esto le provocó  estudiar detenidamente  su propia percepción del amor y el deseo en tiempos en que pareciera ser que lo importante es sobrevivir dentro de una sociedad dividida entre la superficialidad y la desazón de vivir un momento histórico tan complejo. “Me parece que hasta las alternativas a las que te enfrentas son un absurdo. Las formas de amor están condicionadas a los estereotipos más absurdos, incluso las supuestas alternancias de género. “El amor es inevitable y cuando sucede es una experiencia transformadora para bien y para mal de manera simultánea. Por lo mismo no quiero dar ninguna conclusión o consejo. Mi trabajo no es una tesis sobre el amor, lo que intenté fue acercarme a las diferentes orillas o posibilidades de caídas libres. Me es claro que ha sido a través de mis coreografías que yo me he podido descubrir, en algún sentido, si es que es posible decir eso.” Para Mancillas, si el público asistente a su función la percibe a través de las historias de su propio cuerpo,  podrán leer o comprender más. Se trata de no racionalizar o de hacer caso a creencias ya muy obsoletas que se han heredado. “Como creo en el espectador activo espero que el espectador complete la obra a través de sí mismo. Yo no cuento anécdotas ni creo que las historias valgan sólo por ser contadas. Hay que ver cómo se percibe uno mismo frente a ellas.  

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