Roma al final de la vía...
MÉXICO D.F. (apro).- Dos grandes actuaciones a cargo de Julieta Ortiz y Norma Angélica, intérpretes de un texto emotivo, conmovedor, lúdico, profundamente humano y con un gran sentido del humor, son los primeros aspectos destacables de Roma al final de la vía, obra del dramaturgo Sonorense Daniel Serrano, que recién concluyó su temporada en el Teatro Helénico.
Alberto Lomnitz es el director de esta extraordinaria puesta en escena cuya historia de amistad entre dos mujeres (Emilia y Evangelina) comenzó a los cinco años de edad y se prolonga hasta los 80. Las acciones inician cuando, a los siete años, caminan juntas hasta las vías del tren para treparse en él y viajar a Roma.
A partir de ese momento sus vidas se enlazan para siempre, con la esperanza de algún día poder dejar su pueblo (que puede ser cualquiera) y llegar a su añorada Roma para encontrar una vida diferente, la “libertad”.
A través de la distintas visitas que realizan a las vías para intentar subirse al tren --a los 7, 13, 20, 40, 60 y 80 años de edad-- el público va conociendo sus historias de vida: sus esperanzas y sueños infantiles; sus ilusiones, amores y preocupaciones adolescentes, sus anhelos, desilusiones, inquietudes y experiencias de mujeres maduras, hasta llegar al recuento final de sus vidas.
Viaje Redondo Producciones es el nombre de la compañía que han integrado Norma Angélica y Julieta Ortiz, quienes dan una clase de actuación con este trabajo en el que interpretan con gran verosimilitud las diferentes etapas de vida de estas dos mujeres sencillas que nunca salen de su pueblo pero que viven llenas de sueños y esperanzas.
La hermosa amistad entre ambas--–aunque la misoginia afirme que esta relación es casi imposible-- es el pretexto para presenciar una historia de solidaridad, de acompañamiento existencial, en la que se evocan momentos y atmósferas sin necesidad de una gran parafernalia escenográfica.
Un par de percheros de donde las actrices toman las prendas con las que van adecuando sus cambios de edad, la iluminación a cargo de Alberto Lomnitz, Ismael Carrasco y Gonzalo Jacobo, y el diseño sonoro de Alejandro López Velarde y Javier de la Peza, son los elementos con los que se crean y recrean los espacios y emociones que resumen dos vidas simples pero llenas de amor y esperanzas, muy lejos, por lo menos en su mente y en sus deseos, de la monotonía de su pueblo.
Son dos mujeres muy diferentes, una gordita y tímida, la otra pequeña, intrépida y con un carácter de los mil demonios. Pero más que un impedimento para su amistad, esas diferencias las hacen complementarias, en una relación de respeto que también tiene sus momentos álgidos, pero siempre superados.
Se trata sin duda de un texto muy equilibrado entre el humor, las emociones y sentimientos de los personajes y una realidad que transita entre el tedio y la desesperanza, que sólo puede superarse a través de la imaginación. Un texto aparentemente simple, cuyo valor dramático radica justamente en su sencillez y un excelente uso del lenguaje.
Después de su temporada en el Teatro Helénico, Roma al final de la vía se presentará el 24 de agosto en el Teatro Nazas Torreón, el 26 en el Teatro Victoria de Durango y del 15 de septiembre al 15 de octubre realizará una breve temporada en el 24th Street Theatre de Los Ángeles, California.