La Biennale de la Danse en Lyon
LYON, Francia.- (apro).-Toda la ciudad se encuentra bailando: coreógrafos, intérpretes, directores de teatro, actores, aficionados, volcados a la 15 Biennal de la Danse que se celebra en esta ciudad del 13 al 30 de septiembre.
Para los expertos se trata del evento más importante de la danza mundial, y para comprobarlo no hace falta más que asomarse al libro de programación: Sankai Juku, Ballet Prejocalj, Maguy Marin, Jirí Kilyán, Daniel Larrieu, Jan Fabre y Philippe Decouflé, entre otros, que se han dado cita aquí para mostrar sus últimas creaciones.
Pero no sólo es el lo que hacen los grandes coreógrafos, sino lo que piensan, ya que de forma paralela dan pláticas para el público, presentan sus libros, muestran sus trabajos en preparación. También la Biennal se desborda en el centro histórico de la ciudad en donde se muestran vídeos, se dan clases al aire libre, hay espectáculos de calle.
Hay montajes especiales para público joven y otros para ni?os, así como un encuentro especializado para programadores y expertos en curadurías para festivales de todo el mundo.
Una muestra de cine, videodanza, venta de libros y un restaurante-café con platillos especiales para un centenar de invitados, entre otras cosas.
“Quiero que la Biennal sea un evento de diversidad estética”, declaró a los medios locales su directora artística Dominique Hervieu, que ahora sustituye a Guy Darmet, creador del evento y que ahora se ha retirado para pasar la mitad el tiempo en Brasil y la otra en Francia.
Y enfatizó en el programa oficial:
“Yo quería que la Biennal fuera algo entre experimental y popular, condición especial que se requiere para vivir la contemporaneidad.”
Su visión abarca enfáticamente la danza de Europa, Asia y África, y por desgracia no incluye ni un sólo evento relacionado con Latinoamérica.
Un gran desfile el 9 de septiembre con miles de personas fue la entrada a las actividades de prácticamente todos los teatros de la ciudad. Enorme, transitó por la famosa plaza de Bellecour en la que puede ver la estatua de Luis IV, el Rey sol y padre del ballet.
En esta ocasión llamado Entre el cielo y la tierra, el desfile enfatizó, según Hervieu, “la posibilidad de relacionarse con los otros, de disfrutar el aire y por qué no, investigar esos pequeños espacios simbólicos de lo que llamamos peque?as utopías de la proximidad.”
Como suele hacerse cada dos años jóvenes en patines (patines del diablo, patinetas, mono ciclos, bicicletas decoradas), miles de bailarines aficionados hicieron su aparición acompañados de música en vivo; las percusiones hacían referencia a las famosas comparsas brasileñas, cubanas y veracruzanas.
El concepto coreográfico fue diseñado por el creador Mourad Merzouki, que se encargó de hacer énfasis en ciertos momentos para que el desfile pudiese tener un concepto de inicio y de final, algo que en palabras de Hervieu significa “una gran ética de partida, un pensamiento humanista hacia el horizonte de los reencuentros entre los artistas profesionales y el público aficionado que hacen de la danza un arte fundamental de nuestro tiempo”.
La edición pasada del desfile, La vida en rosa, como la vieja canción que popularizara la cantante Edith Piaf, un tema que según los organizadores fue elegido un poco como provocación y otro poco de humor.
Los franceses señalaron en el 2010: “Ahora que el mundo para por una de sus crisis más graves en lo que los franceses son campeones en el mundo en 'tener la moral en los píes' --deberían darse una vuelta por México para ver lo que es estar desmoralizado--, para encontrar un día de excepción, para poner en escena un mundo mucho más fraternal.
De imaginar nuevas utopías. La vida en rosa no es una simple declaración de optimismo, sino un cuestionamiento de los coreógrafos y de aquellos, con proyectos dancísticos, de cómo vivir juntos, cómo proteger los instantes de libertad y de sueños.”
La respuesta, según los organizadores, fue en aquel entonces “masiva, con personas comprometidas, locas y bellas. Se trató de la fiesta multitudinaria de la vitalidad, la alegría, la fantasía y el color”, con más de 300 mil personas como público y más de cinco mil desfilando, la mayoría vestida de rosa. Y para iniciar las presentaciones Ushio Amagatsu y su compañía Sankai Juko estrenaron una creación encargada espacialmente por la Biennal y el gobierno municipal de la ciudad.