Otra de H. J. Laski

martes, 18 de septiembre de 2012 · 14:07
MÉXICO, D.F. (apro).- Considerando que están viviendo un tiempo tan grave, o casi, como el vivido por mi generación, esto es, el de dos guerras mundiales y los conflictos que siguieron a los finales de las mismas, es por lo que les vuelvo a escribir, respetables congéneres vivientes. Ustedes, como los integrantes de mi generación, están viviendo el estupor y sufriendo las angustias del derrumbe de los valores esenciales de la modernidad, o sea, el del adelanto científico, el del progreso exclusivamente material y el del acrecentamiento del conocimiento general, elementos todos que mostraron y siguen mostrando ser incapaces de mantener la confianza en el futuro que prometieron al existir de nuestra especie y que, sin embargo, nos aprisionan y conducen; igualmente están viviendo plenamente el derrumbe de las ideas de que el objeto de la sociedad era la realización del gobierno del hombre del pueblo, como se decía en mis tiempos, e ir dando paso a la creencia de que las masas son incapaces de gobernar, de que sólo existe una mínima elite con la capacidad requerida para el ejercicio del gobierno; también están viviendo plenamente el derrumbe, la depreciación cuando no el desprecio, de los viejos postulados de la fraternidad y de la igualdad, y hasta la idea de la libertad ven que se está derrumbando ante la idea de que es un artículo de primera necesidad que los gobiernos están en la obligación de racionar con sumo cuidado entre sus gobernados. Ustedes, respetables lectores del presente, me dirán si, sí o no todos esos derrumbes están confirmados por el acoso de Julian Assange y a su portal de internet, el que la riqueza se está concentrando cada vez más en menos manos, la desocupación en masa que está sufriendo el trabajador, la creciente inseguridad económica y la crisis financiera que está sacudiendo a esa su globalidad en la que viven. ¿A que se deberá que esos derrumbes hagan que se encuentren en pugna no sólo las relaciones entre los hombres, sino la fe a que tales relaciones dieron origen? Según mi parecer, a que tales derrumbes son producto de traiciones a la democracia. Recordemos que la misma es en esencia anhelo y necesidad de paz, constitucional y basada en la libertad y la igualdad… y la desigualdad económica fue y es el talón de Aquiles del sistema social en que vivimos los de mi generación y del que viven ustedes (y no olviden que el talón era el único lugar vulnerable de ese personaje, el único sitio en el que podía ser herido de muerte). ¿Cómo se llegó en mi tiempo a tan crucial problema que sigue persistiendo en el de ustedes? Según mi entender, a que la filosofía económica, que dio forma a los horizontes del poder, principalmente tiene inclinación a cumplir la tradicional función de ataviar de prestigio y respeto los títulos de las personas que lo tenían ya de modo efectivo… o llegan a él, valiéndose incluso de falacias y sofismas como ocurre a veces… exponiendo e imponiendo a tales títulos, a las personas que los ostenta, como si fueran encarnaciones y soldados de una eterna verdad. Eso en primer lugar; en segundo, a que por lo general, los gobiernos han prestado oídos sordos, por sordera natural, por ineptitud o conveniencia (¿Qué piensa usted al respecto, respetable lector de la presente?) a los anhelos y necesidades del hombre del pueblo. ¿Solución a tan dramático problema? Esa es una tarea que tienen que desempeñar ustedes, respetables congéneres vivientes. Su servidor únicamente les recuerda que tanto en los individuos como en los pueblos, la ayuda mutua es en realidad la condición esencial de la autoconservación; les pide que tengan en cuenta que cada ser humano es más poderoso cuanto más honda es la solidaridad de la sociedad a la que pertenecen; les exhorta a que no olviden que cuando esa solidaridad sufre menoscabo, también se aminora la probabilidad de sobrevivir, tanto en los individuos como en los pueblos. Asimismo, les recuerda que tengan presente que todo egoísmo individual es un peligro público y que todo aquel que da todo cuanto puede a la comunidad es el que más hace por afianzarse y por afianzar la seguridad colectiva… y sobre todo les recuerda que, si quieren vivir en paz, armonía y fe en el futuro, su principal tarea debe ser la de combatir la desigualdad económica que impera en esa globalidad en la que alientan, en hacerla menos injusta y más equitativa en el reparto de la riqueza. Que la fuerza los acompañe en tan noble intento. Sin más y deseándoles lo mejor. HAROLD J. LASKI

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