Teatro: "Mary Poppins" en México
La australiana Pamela Travers, autora original de los libros en los cuales Walt Disney se basó para producir y adaptar la exitosa película de Mary Poppins, se negó rotundamente a que se llevara a la pantalla grande cualquier historia suya, y sólo dos años antes de su muerte le autorizó a Cameron Mackintosh, el zar de los musicales de Broadway, convertir la historia de Mary Poppins en una comedia musical.
Mackintosh, quien ha hecho éxitos como Cats, Los Miserables, El Fantasma de la Ópera y Miss Saigón, convirtió este musical en una mina de oro que exporta a diferentes países donde encuentra productoras a las cuales sólo interesa maquilar teatro. OCESA es una de ellas, y a finales de 2012 ha estrenado exitosamente la obra en el Centro Cultural Telmex, titulándola Mary Poppins. El mágico musical de Broadway.
Los que la han visto allá dicen que es idéntica pero con diferente reparto. En México Mary Poppins es protagonizada por Bianca Marroquín, excelente cantante y actriz mexicana con reconocimiento internacional. La fastuosa escenografía, que cuenta con más de 30 cambios, al igual que los de vestuario son acompañados por un elenco de más de 40 personas. Da gusto ver tantos actores, cantantes y bailarines trabajando (ante tanto desempleo artístico), aunque el escenario se ve bastante saturado en los números colectivos.
Mary Poppins. El mágico musical de Broadway es un impresionante espectáculo que se disfruta a la vista y al oído. El buen acabado de la comedia musical y la infraestructura tecnológica que se utiliza para pasar de un simple parque a uno colorido, o del interior de la casa a los tejados del deshollinador, la hacen un súper espectáculo: el más costoso de OCESA.
Los libros originales, que a decir de Disney leía a sus nietos, cuentan la historia de Mary Poppins, una institutriz inglesa que baja de las nubes con su paraguas abierto para educar a un par de niños que han corrido a sus anteriores institutrices. Con la idea de contrastar dos tipos de educación, una conservadora que sustenta el padre con un rigor y frialdad que atemoriza y somete a los hijos, y una un poco más liberal que impone Mary Poppins a pesar de su severidad y determinación. Ella hace magia y saca de su maletín todo lo que necesita y lleva a los niños a lugares inusitados, enseñándoles valores como la amistad, la risa y la generosidad.
Helen Lyndon Goff, que firmaba bajo el seudónimo de P.L. Travers (como se usaba en el siglo XX para que los lectores no se prejuiciaran con el género del autor), estuvo completamente inconforme en 1964 con la versión cinematográfica de Disney, alegando que su visión era demasiado optimista a la que ella planteaba –eso nos hace recordar cómo Disney transformó muchos de los finales de los cuentos infantiles, como Blanca Nieves o La Bella Durmiente, para complacer a su público– y le molestaban los dibujos animados. El pleito fue tal entre Pamela y Disney que éste no la invitó al estreno de la cinta, y la compañía prepara este año (¿cómo venganza?) otra película, Salvemos al Sr. Banks, donde mostrarán cómo se hizo Mary Poppins, y será protagonizada por Tom Hanks y Emma Thompson.
Muchos de los que leyeron los dos libros de Mary Poppins prefieren la película, pues la institutriz, aun siendo adusta, es más amable que la de los libros, y los que la vieron en pantalla la prefieren al musical, pues éste resulta ser muy largo (dos libros, dos actos) y transmiten una moraleja completamente diferente a la de la autora y hasta de la película, donde la madre de los niños es una sufragista activa que requiere una institutriz para conseguir cumplir con sus obligaciones. En el musical, el número donde declara sus principios es sustituido por otro en el cual se entrega y se somete (a través de la comprensión, claro) a su señor esposo, y decide dedicarse a él y a sus hijos, ahora que Mary Poppins ha emprendido el vuelo con su paraguas mágico.