El teatro mexicano contemporáneo, entre la diversidad y la poca demanda
MÉXICO, D.F. (apro).- Los diversos caminos de la dramaturgia contemporánea, su complejidad y conexión con otros ámbitos de la creación artística son algunos de los tópicos que fueron abordados en la mesa moderada por la reconocida dramaturga Silvia Peláez, en el marco del IV Coloquio de Teatro Mexicano Contemporáneo, realizado el Aula Magna José Vasconcelos del Centro Nacional de las Artes.
Dramaturgas en la escena mexicana fue el título de la mesa redonda en la que estuvieron presentes Elena Guiochins, Verónica Musalém y Gabriela Ochoa, quienes hablaron de los temas que les gusta abordar en su dramaturgia y su visión del teatro mexicano, entre otros tópicos.
Silvia Peláez, miembro del Sistema Nacional de Creadores, consideró que la dramaturgia mexicana es una de las más vivas, activas y propositivas en la lengua española, entre otras razones por la diversidad de generaciones y enfoques que la componen.
La actriz y directora Gabriela Ochoa compartió que su dramaturgia casi siempre busca estar ligada a la puesta en escena y a la construcción de un lenguaje, más que a la literatura dramática. En su dramaturgia el acento no está puesto en el texto, tampoco los diálogos son lo primordial; es decir, sus obras no son verbosas ni excesivamente narrativas, lo que más le interesa es la acción dramática.
“Pienso que las tendencias de la dramaturgia llegan con un retraso a México, y cuando sucede todos hacen lo mismo. Pienso que todo es válido, pero más válido es cuando los grupos investigan y eso es interesante, que el teatro se haga en colectivo, más que en vertical, con una investigación escénica real donde se vaya construyendo un lenguaje”, consideró Gabriela Ochoa.
Verónica Musalém destacó la multiplicidad y dinamismo de las voces dramatúrgicas de la actualidad en México:
“Las nuevas generaciones —dijo— vienen con potencia y energía, son creadores que escriben, producen, dirigen y actúan, generando un teatro muy vivo, con nuevas propuestas que rompen con esquemas que están en la posteatralidad.”
En opinión de Elena Guiochíns, el teatro mexicano es rico, variopinto y disímbolo.
“Tiene tradición y rompe de manera frontal y sorprendente con formas establecidas. Es un teatro que está incursionando en una búsqueda permanente en donde veo muchas identidades, y generaciones con pasión por la escena, soy optimista respecto a la perspectiva del teatro que se hace en México.”
En este mismo espacio se efectuó la mesa Producción de escena, en la que la diseñadora escénica Laura Rode manifestó su desacuerdo con las diferencias que se establecen entre teatro de arte, teatro cultural y teatro comercial. En este sentido —señaló— “es necesario generar un cambio en la producción teatral, un cambio de conciencia sobre qué tendríamos que hacer como comunidad, dejar de competir y trabajar juntos”.
En opinión de Rode, por primera vez en México hay mucha oferta de teatro y poca demanda.
“El punto es cómo llegar a ese público que creemos le va a gustar una obra para que vaya a verla. Somos 30 millones de habitantes en la Ciudad de México, con medio millón todos los teatros de la ciudad estarían agotados. Algo estamos haciendo mal.”
La mesa estuvo coordinada por la gestora cultural y productora Marisa de León. También participaron las escenógrafas y productoras Charleen Durán y Carolina Jiménez, para abordar tres visiones de producción teatral en México: comercial, universitaria e independiente.
Marisa de León consideró que la producción teatral no ha sido suficientemente valorada en la escena internacional y afirmó que es necesario darle voz a quienes se dedican a ello. “Asumirnos el perfil bajo, pero me parece importante dignificar el trabajo de los productores. Los aplausos son para los creadores, los intérpretes, pero es un trabajo que no trascendería sin el apoyo de la producción”.