MÉXICO, D.F.(apro).- Huele a podrido, no sólo en Dinamarca, como pasó en tiempos atrás, es en estos días en toda esa globalidad en la que respiran… ¿no lo sienten, distinguidos lectores de la presente?
Para ello nada más tienen que parar nariz y escuchar las noticias, verlas y oírlas por televisión, pues no faltan en las mismas las manifestaciones tumultuarias de los ciudadanos de España, Portugal, Grecia, Irlanda, Francia, Italia, en las que se protesta contra las “certificaciones” y “recomendaciones” de las reformas laborales que se han dado y se están dando en esos y otros países; “recomendaciones” emanadas y hasta impuestas por intermedio del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, instituciones de control y administración de los dueños del dinero en esa globalidad en la que se mueven, a lo que hay que añadir las denominadas “primaveras árabes”, ocurridas en varias naciones islámicas, por cierto en vías de aborto, las manifestaciones de protesta y reclamo de jóvenes chilenos por una mejor y más barata educación y, el colmo, el movimiento de los “ocupa” Wall Street en el país campeón de la actual globalidad que padecen: los USA.
Todas esas manifestaciones masivas de protesta y reclamos, ¿no son una clara muestra de la descomposición de la teoría y práctica de la ideología que mayormente ha estructurado, rige y administra la globalidad en la que viven? ¿Qué pueden decirme, estimados lectores, al respecto?
Para aclarar ideas con las que juzgar a la misma con suficientes razones, recordemos en que consiste dicha ideología. Estudiosos de la misma la han denominado “visión empresarial de la historia”, pues la misma tiene como fundamento la propiedad privada, sea la misma de tierras, industrias, banca y, últimamente, los poderosos medios de comunicación (televisión, radio, prensa escrita, cine, etcétera), la libre competencia en un libre mercado de lo que sea, en lo material y, por así decirlo, lo espiritual (como por ejemplo, las artes en general)… visión empresarial de la historia que ha ganado incluso a los políticos y sus partidos, tanto de derechas como de izquierdas, que cada vez se guían más y más por dos principios: la subordinación creciente a las leyes del libre mercado competitivo y a la persecución de la obtención de la rentabilidad, o más claramente dicho, de beneficio… rentabilidad sujeta y subordinada, más que a otra cosa, al beneficio, a la ganancia y al ahorro del dinero, por lo que tantas veces han sacrificado y siguen sacrificando con sus decisiones, con sus reformas a las leyes, a los ciudadanos de sus naciones, como lo demuestran y confirman las “recomendaciones” sugeridas primero y después impuestas por medio de amenazas para obligar a que políticos y pueblos obren en el sentido que beneficie al gran capital, o sea, por medio del chantaje, que no son otros cosa que ser esas “recomendaciones” del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional al no proporcionar préstamos a los países que no se pliegan a esa mentadas “recomendaciones”.
Ese sacrificio de la humana criatura y la sumisión de la política a la economía, propiciados y hasta estimulados por la visión empresarial de la historia, es la causa de la descomposición o pudrición, del mal olor de esa su globalidad, pues las mismas son causa de la progresiva pérdida de la soberanía de las naciones, del alejamiento de los políticos de la ciudadanía, de la indiferencia y hasta el repudio de los ciudadanos de la política y los políticos, del rechazo de los trabajadores a las mentadas “recomendaciones”, cristalizadas en reformas laborales que están propiciando y legalizando la precariedad o inseguridad en el empleo, alargando la edad para la jubilación, el recorte o despido de trabajadores para salvar empresas y los recortes de los gobiernos en el gasto público. Igualmente, muestra de esa descomposición o pudrición, del mal olor en esa su globalidad, es el escándalo del espionaje llevado a cabo en todo el mundo por parte del presunto campeón de la libertad y defensor a muerte de la visión empresarial de la historia y de la santa trinidad a la que se encomienda, la propiedad privada, el libre mercado competitivo y la persecución de la rentabilidad sobre todas las cosas, incluso de la vida humana. Repito: el espionaje llevado a cabo en todo el mundo por el campeón de la libertad: los USA.
Ustedes, distinguidos lectores de la presente, dirán si ese desprecio de lo humano, si esa doble moral, que enmascara y legaliza las mañosas actividades llevadas a cabo en silencio y lo oscuro por los que tienen el poder de decisión, no dejan más que en palabras, palabras y palabras su prédica sobre la moral, la dignidad y el respeto a todos…¿o esta mi opinión no es más que el fantasma de mis meditaciones?...¿que me dicen?
Sin más y mi profundo y sincero afecto.
HAMLET, príncipe de Dinamarca