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miércoles, 11 de diciembre de 2013 · 14:09
MÉXICO, D.F. (apro).- Como les decía este servidor, estimados lectores, la globalidad se les ha vendido… ¡y sigue vendiéndoselas!... a bombo y platillo, como la solución a la desoladora y problemática situación creada por la presumida muerte de las ideologías, el final de la historia y el sombrío y descorazonador desenlace de “más de los mismo”, frente a las sociedades en tan desencantada postura, propicia a la abulia… o a la desesperación… postura propia de sociedades cerradas, constituidas y representadas por naciones, por estados generados por la ya agónica modernidad, se ofreció como salida, se les vendió como futuro la globalidad, recomendándosela como que la misma era un reino para la libertad de todos, en una integración de todas las sociedades, de todas las naciones en un sistema dialéctico de relaciones interdependientes autónomas y regidas por la lógica propia de cada país para establecer los límites convenientes a cada uno… tentadora propuesta… ¿o no?... a este servidor, si en un principio le pareció estimulante, ya no le convence. A ustedes, estimados lectores que en ella, en la globalidad, se mueven y los mueven, ¿cómo la sienten y la ven? Por lo que este servidor ve y comprueba, no faltan entre ustedes los que no son tan felices ni están convencidos con esa globalidad en  la que respiran, pues resulta que esa esperanzadora libertad de todos tan querida, más que basada en una libre y gozosa adhesión o razonado rechazo ha sido… y es… impuesta de manera autoritaria a las masas humanas por los que tiene en sus manos el poder de decisión… políticos profesionales, dueños del poder industrial, financiero y los medios de comunicación… sin consultar mayormente a las masas… como lo hizo el denominado “despotismo ilustrado” con todas las acciones que llevó a cabo a favor de los campesinos y de la naciente burguesía capitalista… y con ello hacerlos sus aliados en su lucha por conseguir el centralismo estatal, la hegemonía o supremacía de los monarcas sobre y contra los privilegios de la aristocracia, el clero y los gremios… beneficios concedidos a las masas campesinas y a la naciente  burguesía capitalista, sí…pero sin permitirles la menor intervención en las decisiones y control en los poderes públicos… realizando, llevando a la práctica la consigna o lema de “todo para el pueblo; pero sin el pueblo”, de tantos monarcas de la segunda mitad del siglo XVIII, pues consideraban que el hombre del pueblo, las masas, no estaban capacitadas para saber que era lo que más les convenía, y que si bien eran ignorantes en ese renglón… en el que tan sabios se consideraban los monarcas ilustrados… estaban convencidos de que el ser humano era igual en todas las partes, bueno por naturaleza, por lo que bastaba abolir instituciones que los oprimieran y era suficiente una decisión de reformas llevadas a cabo con los gobernantes para hacerles felices y progresar en su desarrollo… mis estimados lectores de la presente, ustedes dirán si hay semejanzas o no entre el “despotismo lustrado” y los que tienen en sus manos el poder de decisión en esa globalidad en que se mueven y los mueven. Por la experiencia adquirida en su larga vida, este servidor es de la opinión que esas características del “despotismo ilustrado”, de creer y tratar a los humanos comunes, del montón como menores de edad y que las minorías dominantes… sean las mismas políticas, religiosas, las del poder financiero, industrial o de los medios…puede, porque ellas si saben, hacerlos dichosos con sus decisiones… características persistentes en la globalidad en que se mueven y los mueven, estimados lectores, están convirtiendo a los presumidos valores con que se las vendieron… de democracia plural, incluyente, respetuosa de las minorías y de los individuos… en un mito fundamental, bueno como mercancía y nada más, pues la realidad la está mostrando como autoritaria e incluso policíaca, como lo muestran y confirman igualmente los recientes escándalos de espionaje mundial llevados a cabo, nada más y nada menos, que por el supercampeón defensor de la democracia y de la libertad, y por añadidura principal rector y administrador de esa su bendita globalidad. Mis estimados lectores: teniendo en cuenta en lo que terminó el bien intencionado “despotismo ilustrado”, ¿dónde creen ustedes que pueden llevarlos las semejanzas del mismo que se dan en la globalidad en que se mueven y los mueven? Su servidor sólo pregunta, de ustedes es la respuesta. Sin más por el momento, su seguro y sincero servidor. EL JUDÍO ERRANTE

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