Los juegos del hombre: En llamas o cómo destruir a un ídolo

miércoles, 4 de diciembre de 2013 · 16:32
MÉXICO, D.F. (apro).- ¿Qué pasa cuando la estrella mediática que creaste para controlar a las masas se vuelve incómoda? La destruyes en aras de mantener la fiesta en paz, mientras planeas el siguiente truco que te permitirá continuar con los juegos de manipulación. Este es el contexto en el que se desarrolla la grandiosa cinta, Los juegos del hambre: En llamas (The Hunger Games: Catching Fire, EU-2013), dirigida por Francis Lawrence; segunda parte de la saga. Luego de haber ganado Los juegos del hambre, Katnis Everdeen (Jennifer Lawrence) disfruta las “mieles del éxito”: Vive en una casa mejor pero no puede amar en libertad, debe fingir que ama a Peeta (Josh Hutcherson); además, debe hacer una gira por toda la nación pregonando lo maravilloso que es el Capitolio, en medio de la miseria, injusticia y represión que se vive en cada uno de los distritos. La testaruda Katniss sólo está interesada en cuidar a la gente que quiere; sin embargo, comienza a darse cuenta que vendió su alma al diablo y que, por un lado, está atada a los designios del presidente de Panam (Donald Sutherlarnd), quien le exige cumplir sus funciones “patrióticas” a cambio de no hacerle daño a su familia; y por otro, Katniss no puede evitar compadecerse de la gente que la ve como su salvadora. En un principio, y por el bien de sus seres queridos, Katniss decide jugar el juego del presidente, sin embargo, su carácter impetuoso y su buen corazón, le impiden bailar al son del presidente. Así pues, la “paz social” de la nación de Panam comienza a tambalearse, en parte gracias a Katniss, por lo que es necesario destruir mediáticamente a la heroína del país. ¿Cómo? Enseñándole a la gente que no existen ganadores del todo a través de una nueva edición de Los juegos del hambre en donde los triunfadores en los últimos años serán elegidos para participar de nuevo. La segunda entrega de la saga Los juegos del hambre es concisa en su argumento dramático: emociona, conmueve y nos invita a reflexionar sobre ciertos circos mediáticos que vivimos día a día. No es que esta serie haya encontrado el hilo negro en cuanto a comunicación masiva se refiere, pero es efectiva en su manera de ejemplificarlo. Los juegos del hambre: En llamas es sólo una probadita de un delicioso platillo cinematográfico, el cual podremos saborear en una tercera entrega.

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