Música: El blues del alma

martes, 12 de febrero de 2013 · 20:05
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Mezcla Billie Holiday, Koko Taylor y la vena lírica de los cantautores catalanes que se opusieron al régimen de Francisco Franco en España, la carrera de Betsy Pecanins ha sido de intensidad particular en el territorio del canto, perteneciente a una estirpe de intérpretes auténticas de todas las épocas que nunca dejan de estar vigentes. Proviene de una familia culta de estirpe catalana comprometida con el humanismo, integrada a los movimientos literarios y pictóricos: Un emblemático núcleo cultural con el que tuve el honor de convivir íntimamente varios años, que fueron de enorme creatividad y motivación. Betsy incorporó desde muy joven la semántica literaria a su vena melódica, inductores generacionales a la lectura poética y la curva agógica musical. Una tradición que llegó a Mexico a través de Joan Manuel Serrat con Antonio Machado y Miguel Hernández. Su vida artística ha sido un ejercicio de resistencia ante la presión del mercado, una circunstancia que no pudieron evitar otras intérpretes, pero que ella ha sobrellevado con dignidad, cediendo muy poco espacio a un repertorio más vendible comercialmente. Su voz, desde el origen, es enigmática, expresiva y revela una misteriosa textura, distintivo fraseo musical de quienes crearon el blues. Transita con soltura intervalos de séptima y, en un principio, si el público cerraba los ojos, sentía que estaba oyendo cantar blues a una negra, en una coloratura en la que no se puede mentir auditivamente. Alternó con bluesistas famosos como Papa John y en Mexico con Real de 14, los Toussaint y emblemáticos del rock subversivo. Tesitura potente en los graves, claroscuro en los medios y terso brillante en los agudos. Talento múltiple en lo académico, cuando colaboró con el compositor minimalista catalán Carles Santos y cuando prestó su voz a mis partituras sinfónicas, con afinación precisa de muy buen nivel, comentaban las cantantes de ópera. Siempre ha tenido capacidad de hacer ella sola muchas voces. Su primera experiencia discográfica (1980) en un disco en que me honró interpretando una serie de canciones de lírica muy simple, pero que ella convertía en versiones memorables. Con el tiempo su discografía se ha diversificado, abarcando varios géneros, búsquedas e idiomas, siempre volviendo a la raíz del blues. Familia unida en la sangre, utopías, búsqueda artística y tiempos contraculturales. Entre las Pecanins y los Álvarez del Toro hay algo más que un destino que se inició en la segunda mitad del siglo XX. Los últimos años mantiene una lucha por estabilizar su salud, un cuerpo que desde niña le pasó factura de sufrimientos físicos. El síndrome de Frida Kalo pero en el arte del canto. No olvido las frases de Palabras para Julia, una canción que interpretaba en sus inicios (musicalización de Paco Ibáñez para un poema de José Agustín Goytisolo): “Te sentirás perdida y sola,/ quizás querrás no haber nacido… no haber nacido./ Pero tú siempre acuérdate/ de lo que un día yo escribí/ pensando en ti,/ pensando en ti…/ como ahora pienso.”

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