Festival Ortiz Tirado: Sonora muy sonora

sábado, 9 de febrero de 2013 · 21:29
ÁLAMOS, Son. (proceso.com.mx).- Sí, muy sonora estuvo una parte de esta entidad, la población de Álamos, del 25 de enero al 2 de febrero con ocasión de la 29 edición del Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT), en honor al médico y tenor. Amplia y variada fue la propuesta aunque, fiel a su vocación, el principal y mayoritario acento fue puesto en las manifestaciones operísticas. Cinco fueron los principales escenarios utilizados: La Alameda, destinada a música popular de carácter regional o folclórica y en donde conocimos un experimento verdaderamente interesante, Libro abierto, un espectáculo con música norteña pero con letras sacadas o que aluden a grandes obras de la literatura como Don Quijote de Cervantes y Romeo y Julieta de Shakespeare y, quién lo imaginara, hasta La metamorfosis de Kafka; el Museo Costumbrista para solistas cantantes acompañados de piano; el Callejón del Templo, el escenario más nocturno en donde los conciertos empezaban a las nueve y media de la noche y en donde la presentación fue de chile, de dulce y de manteca, ya que si bien una noche podía escucharse rock, al otro día eran tangos y al siguiente boleros, por ejemplo; el templo de La Purísima Concepción, dedicado a la música de cámara presentada a una hora para nosotros inusual, las dos de la tarde, pero evidentemente buena para los alamenses y asistentes al festival porque siempre estuvieron llenas sus audiciones, en donde escuchamos dos de los mejores conciertos del FAOT: el realizado por el Cuarteto Latinoamericano y el Rinaldo, el barroco romántico, con el conjunto comandado por el conocido pianista Ángel Rodríguez; y finalmente el foro o teatro principal, que es un escenario permanente situado al fondo de la nave central del Palacio Municipal. Aquí es donde se desarrollan las Noches de Gala y los conciertos de su tipo que se consideran más importantes. Sin duda el único festival dedicado a la ópera como elemento principal, el FAOT tiene méritos indiscutibles y algunas presencias verdaderamente destacadas que lo hacen atractivo para el melómano de cualquier latitud; buena parte de estos méritos, hay que decirlo, deben “achacarse” a Enrique Patrón de Rueda quien, nos guste o no, lo reconozcamos o no, está haciendo una gran labor de formación de cantantes y de difusión del arte lírico en esta parte del país en donde, desgraciadamente, a últimos años más que la música vocal lo que se oye es la música de las ametralladoras. En este sentido, un enorme aplauso a todos los que de una u otra forma contribuyen a la realización de este festival y otras manifestaciones artístico-culturales  ya que, como hemos sostenido siempre, la única arma realmente capaz de transformar el estado de cosas existente es la cultura. Sin embargo, desde el punto de vista puramente artístico y programático, el FAOT debe revisarse y corregir errores que francamente son de primaria y, en consecuencia, sencillísimos de enderezar como, por ejemplo, el hecho de que un maestro de ceremonias, a la manera tradicional y previo al concierto, lea el currículum de los participantes, mismo que está en el programa de mano que cada uno de los asistentes tiene. Por otra parte, el “igualitarismo” en arte no funciona y, la verdad, no beneficia a nadie, ni siquiera a los que se pretende igualar, así que, ¿qué objeto tiene poner en el escenario principal y en igualdad de condiciones de los grandes, grandes como Jessye Norman, a jovencitas que aún ni siquiera han terminado la carrera de aprendices de canto? Hay otras cosas por supuesto, pero dejémoslo aquí en la intención de que, por muy buenas que sean las cosas, siempre se pueden mejorar.

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