"Vivir en el cuerpo equivocado", de Proal, se presenta en Nuevo León
MONTERREY, N.L. (apro).- ¿Qué hacer cuando un hombre quisiera habitar el cuerpo de una mujer? ¿Cómo superar el dolor de saberse irremediablemente diferente?, son las preguntas a las que el periodista Juan Pablo Proal busca dar respuesta en su libro Vivir en el cuerpo equivocado.
El padecimiento, aclara el reportero de la revista Proceso, se llama disforia de género y se refiere a las personas que poseen un sexo diferente al que quisieran tener.
El libro, editado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), representa un esfuerzo periodístico con vena literaria para explicar el fenómeno médico, biológico y psicológico, así como una tribuna para dar cuenta de los pormenores de lo que pasa en los quirófanos, en voz de cirujanos y protagonistas de esta literal agonía en vida.
En entrevista, el comunicador poblano de 30 años, expone la historia de Mario y Diana, transgéneros y enamorados, quienes representan un caso singular de los miles que hay en México y el mundo.
Se trata de la primera pareja transexual que contrae matrimonio en nuestro país.
Proal describe así esta insospechada relación: “Mario y Diana no pueden gozar una penetración normal, como pasa en cualquier otra pareja. Primero porque él no tiene pene y, segundo, porque ella se quitó el suyo”.
El autor explica que uno de los aspectos más dramáticos de este fenómeno social es la falta de dinero de las personas que no quieren seguir siendo varones o mujeres, pues para cambiar de sexo requieren una operación quirúrgica que está cercana a los 500 mil pesos, una suma prohibitiva para prácticamente todos los aspirantes.
En este proceso, de acuerdo con la formalidad, los médicos primero recetan hormonas que modifican paulatinamente el cuerpo. A los candidatos se les sugiere vestir con la ropa del género al que aspiran transformarse y, posteriormente, luego de dos o tres años, puedan decidirse por la operación.
Pero en los años ochenta, recuerda el autor, hubo personas desprevenidas que se animaban a pasar por el bisturí y posteriormente entraban en una crisis de identidad que los conducía por la ruta del suicidio.
Muchos ni siquiera tienen dinero para ello y se someten a remedios hechizos con resultados funestos.
“Hay quienes se recetan a sí mismo por consejos de amigas y conocidos. Por ello se inyectan aceite de coche, de avión para aumentar nalgas y pechos, buscando tener formas femeninas. Se reportan, por esa razón, muertes por necrosamiento de músculo”, aclara el coeditor del portal informativo www.proceso.com.mx
Desafortunadamente, acota, en el sistema médico mexicano no existe un tratamiento para este padecimiento y por ello no se puede, por ejemplo, recibir hormonas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ya que la disforia de género no está prevista en la cobertura médica, dice quien fuera becario de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).
En el primer capítulo del libro, referente a la discriminación, se hace un recuento de los pasajes traumáticos por la que atraviesan los pacientes, prácticamente desde que tienen uso de razón.
“Su historia de discriminación es de toda la vida. Los primeros discriminadores son los padres. Creen que sus niños son putitos, gay’s. Esto surge en muchas ocasiones desde el kínder. Los chicos saben que van al baño equivocado, que les gusta jugar con muñecas, o a las niñas les gustan los juegos rudos”, señala.
En este periodo de descubrimiento de la identidad, Proal encontró que el refugio de estas personas estaba en las madres, que ofrecían más cariño y comprensión, a diferencia de los padres, que eran punitivos y castrantes.
En su obra también aborda los problemas de discriminación y violencia homicida.
“A los transexuales los tratan como indocumentados en su propio país. En la tienda no los dejan comprar cigarros. Pero eso es un aspecto. El orto es el de los crímenes de odio.
“En Tlalpan hay un caso de una transexual amarrada a una camioneta que es arrastrada por toda la avenida hasta matarla”, cuenta, entre otros espeluznantes episodios que recabó.
Por eso surgió este libro, producto de su enojo. “Me movió reflexionar cuando me cuestionaba por qué madres pasa esto en la sociedad mexicana, por qué no entienden que es algo médico, biológico. La transexualidad no es un invento reciente, acompaña al hombre desde sus inicios”.
El problema en México, precisa, ocurre por desconocimiento, porque a los transexuales se les niega acceso incluso al amor, pues hay muy pocas personas que se animan a tener como pareja a una persona que nació con un género diferente al que ahora tiene.
Este esfuerzo editorial surge de su inquietud como periodista, oficio que desempeña desde los 17 años. Reconoce que su interés en los medios no es ganar primicias, sino contar historias, más allá del reporterismo rudo, lleno de datos, que aunque aporta información inédita ofrece escaso goce para la lectura.
Proal encontró que quería contar una historia larga en este libro sobre la disforia de género y, animado por un amigo gay, decidió sopesar la empresa.
Luego consideró que escribiría su opera prima si tenía ideas nuevas que aportar sobre el tema.
Afortunadamente, la UANL se interesó en su texto y decidió publicarlo. Para su sorpresa, ha encontrado que casi no hay bibliografía en México sobre los testimonios que él expone.
Drama secreto
Vivir en el cuerpo equivocado fue presentado el miércoles 13 en la Feria del Libro de la UANL por el escritor y activista Joaquín Hurtado y el padre Adolfo Huerta Alemán, conocido como padre Gofo.
En presencia del autor y ante unos 50 estudiantes reunidos en el espacio del Café Literario, en la explanada de rectoría, Hurtado remarcó cómo el texto ayuda a hacer visible el drama de los transexuales, quienes luchan a diario contra el aislamiento social.
“En el primer capítulo, el libro va al meollo del silencioso drama que los y las trans enfrentan en sus existencias cotidianas. El drama empieza en la infancia, se vuelve un caos en la adolescencia y se convierte en tortura en la edad adulta”, mencionó el escritor.
Hurtado reconoció a la UANL por atreverse a publicar una obra como la de Proal Mantilla, que abre el debate para un tema que aún es tabú en el país.
“Es muy encomiable la publicación de Juan Pablo, pero lo es mucho más que lo haya hecho nuestra universidad y, si no estoy mal, creo que es la primera publicación respecto del tema que sigue siendo tabú. Saludo al autor y a la editorial de la Universidad”, dijo el escritor.
Por su parte, el padre Gofo, defensor de la comunidad gay en la diócesis de Saltillo, Coahuila, anticipó que Vivir en el cuerpo equivocado motivará a los lectores a voltear hacia el sector, ignorado a veces y vilipendiado otras, de los transexuales en México.
“Este libro abre brechas, va a abrir más la conciencia del mexicano y la mexicana y tiende a sepultar la exclusión que hacemos de estas personas. Este trabajo lucha contra la desinformación, porque a veces confundimos sexualidad con transexualidad. Y gran parte de la exclusión se la debemos a la cultura cristiana y la herencia del catolicismo”, expuso.
Al resaltar la pasión por lo marginal que transmite la obra de Proal, el religioso consideró que es un aguijón a su conciencia para recordar el malestar que le provoca la discriminación y el odio hacia “lo diferente”.
“El autor dice que nadie elige ser mujer ni hombre, simplemente hay una bomba biológica en el feto que determina el rol sexual y en la sociedad. Yo le agregaría que lo que determina qué es lo femenino y lo masculino es también la cultura, cómo nos educan o en qué secta nazcas, católico, mahometano, budista. Muchas veces lo cultural determina nuestro hacer y actuar en la sociedad”, apuntó.