Televisión: Libertad de filtrar

lunes, 1 de abril de 2013 · 21:46
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Vivimos una época oscura en materia de libertades individuales, la de expresión ha sido secuestrada por las corporaciones trasnacionales o de índole local. El derecho a la información por instituciones como el IFAI que la administran a cuentagotas y por regulaciones como el secreto bancario en nuestro país. La idea misma de transparencia no es en estos sistemas sino demagogia. El tema proveniente de Estados Unidos y que se deriva de dar cuentas (accountability) resulta una hipocresía más. Las restricciones a un periodismo indagador, con un poder que hizo caer presidentes, se presentó en la primera guerra del Golfo Pérsico. El invento de los reporteros que asistían embedded a la conflagración para reportar sólo lo que el ejército quería, se ha ido convirtiendo en la nueva modalidad informativa. El control de los desplazamientos, de las fuentes, de documentaciones, pone límites a veces infranqueables para la búsqueda de las verdades sociales y políticas. Ante la cerrazón gubernamental y/o empresarial ha surgido el antídoto: las filtraciones, la sustracción de papeles, el espionaje, la investigación encubierta. Para un periodismo que pretende ir más allá de los boletines, de las declaraciones, de las respuestas en conferencia de prensa, utilizar alguno de estos métodos es necesario. Se ha hecho y así se han descubierto complots, mentiras, falsificaciones, robos, estafas. La respuesta del poder afectado ha sido virulenta: cierre de medios, encarcelamientos, golpizas y asesinatos. A una etapa de gran sofisticación tecnológica, como la que vivimos hoy, corresponden técnicas igualmente complicadas: las filtraciones vía internet, las interferencias de páginas y correos. Sin embargo la búsqueda de datos, su transmisión, almacenamiento y posterior entrega son más eficientes y rápidos, como lo ha demostrado Wikileaks. La respuesta del poder es también más dura e implacable: Bradley Manning lleva tres años encarcelado por haber filtrado documentos a Wikileaks sobre la guerra en Irak y puede convertirse en prisionero para el resto de su vida. Se busca que su caso sea emblemático. Por lo que respecta al fundador de Wikileaks, Julian Assange,­ para no correr la misma suerte que Manning, se ha refugiado en la embajada de Ecuador en Londres. Los ingleses se niegan a darle salvoconducto, de tal manera que esa casa se ha vuelto su jaula. Los fiscales buscan sacar de las acusaciones en el ámbito de la prensa y el periodismo, para evitar así que los señalen en tanto censores de la libertad de expresión. Sin embargo los ciudadanos sabemos que el secreto es una estrategia para mantener bajo control a la opinión pública y realizar sin críticas cuanta tropelía les sea indispensable para cuidar sus intereses.  

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