Herminio Blanco contra la cultura

martes, 30 de abril de 2013 · 14:58
MÉXICO, D.F. (apro).- Es común escuchar cuando alguien realiza una acción que un fallecido reprobaría: “Seguro está retorciéndose en su tumba”, o “Volvería a morirse si supiera esto”. Y así pensarán algunos miembros de la comunidad artística y especialmente cinematográfica sobre el desaparecido dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda, cuando vieron que desde su llegada a la Secretaría de Relaciones Exteriores, el canciller José Antonio Meade Kuribreña instruyó a embajadores y cónsules para que apoyaran y promovieran la candidatura como director de la Organización Mundial de Comercio (OMC) del economista Herminio Blanco. Ahora, Meade Kuribreña celebra que el secretario de Comercio y Fomento Industrial en el gobierno de Ernesto Zedillo y negociador del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN) en el de Carlos Salinas de Gortari, sea uno de los finalistas a dirigir el organismo internacional, con Roberto Azevêdo, de Brasil. La elección definitiva se realizará el próximo 31 de mayo y el elegido tomará posesión el próximo primero de septiembre. Blanco se define a sí mismo como “un firme creyente del sistema multilateral de comercio y, por ende, estoy plenamente comprometido hacia el trabajo y los objetivos de la OMC. Tengo una larga experiencia como negociador”. Pero ¿qué representa Herminio Blanco para la cultura? Para comenzar, se sabe por la entrevista que el entonces presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Víctor Flores Olea concedió al reportero Armando Ponce para el libro México su apuesta por la cultura (editado por Proceso y Grijalbo), que los negociadores no se tomaron la molestia de establecer para la cultura de México una excepción y por tanto, entró en el TLCAN como cualquier otra mercancía. Así, por ejemplo, cuando la actriz y entonces diputada María Rojo pretendió imponer en la Ley de Cinematografía una protección al cine nacional para que dispusiera del 30% de tiempo en pantalla, los senadores determinaron que sería sólo del 10%, “salvo lo dispuesto en los tratados internacionales en los que México no haya hecho reservas de tiempo en pantalla”. Además, vio rechazada la propuesta de establecer el Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), que se logró hasta la publicación del reglamento de la nueva Ley de Cine en febrero de 2001, porque las majors norteamericanas encabezadas entonces por Jack Valenti consideraron que era una medida proteccionista violatoria del TLC. El ahora candidato a dirigir la OMC, según contó Rascón Banda al semanario Proceso en aquel momento, fue un firme opositor a la creación de ese fondo y obstaculizó la promulgación del reglamento: “Herminio Blanco, sus abogados y funcionarios detuvieron el documento porque algunas de sus disposiciones afectaban el espíritu del TLCAN. El abogado Germán Fernández, abogado de la Presidencia de Ernesto Zedillo, detuvo la última versión porque afectaba a Estados Unidos.” Y cuestionó si la Secretaría de Comercio representaba los intereses de Estados Unidos o los de México. Luego reveló que en la Secretaría de Economía, que sustituyó a la de Comercio se creó una comisión de regulación, con el fin de dictaminar todos los reglamentos publicados por el ejecutivo federal. La consideró inconstitucional y advirtió: “Se da el lujo de modificarlos aunque provenga de otras secretarías y aunque estén a pegados a leyes federales emitidas por el Congreso de la Unión… En esta comisión, el Reglamento de la Ley de Cine sufrió ajustes, muchos a petición de los exhibidores y distribuidores y otros de oficio porque como se sabe la Secretaría de Economía es el guardián del TLC y tiene que cuidar que los mexicanos no hagamos nada que afecte el comercio en Estados Unidos.” Rojo y Rascón Banda se propusieron desde inicios del año 2000 sacar no sólo al cine, sino a otras industrias culturales del TLCAN pues quedaron en desventaja frente a las grandes industrias estadunidenses y Canadá sí hizo reservas para sus industrias. Hasta el momento no ha habido siquiera una intención por parte de ningún gobierno de revisar el acuerdo comercial. Habrá que preguntarse de qué lado se pondrá Blanco de llegar a la OMC.

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