Adiós a Sarita Montiel, la reina del cuplé
MÉXICO, D.F. (apro).- Este lunes falleció súbitamente en Madrid, a los 85 años, la actriz y cantante Sarita Montiel, máxima exponente de la canción ligera conocida en su España natal como “el cuplé” y quien filmara en nuestro país numerosas películas entre las décadas de 1940 y 1960.
Sarita fue una artista amada en México, donde protagonizó filmes con galanes de la época de oro del cine nacional como Pedro Infante, Joaquín Cordero y Abel Salazar. En 2001 recordó al músico poeta jarocho Agustín Lara, durante la revelación de la estatua erigida al Flaco de Oro en el barrio de Lavapiés, en la capital española, por su shotis “Madrid” (Proceso #1303):
“Estaba enamorado de España. Fue sorprendente que sin conocer a este país compusiera Madrid y Granada, definitivamente sintió la sangre española. Ya era hora que le hicieran un homenaje importante a este compositor mexicano. Sé que por mucho que se hable de él, será poco”, dijo a la reportera Columba Vértiz.
Junto con Lara, Sarita Montiel protagonizó el largometraje Madrid, trabajó con él en teatro y grabó varias de sus composiciones. El 5 de noviembre de 2001, Sara Montiel estuvo en la mesa redonda “El doble discurso, la moral y el gozo”, donde habló de las controvertidas letras de Lara.
“Lara fue un hombre muy educado, me encantaba siempre que tocaba el piano. Su estilo es único y siempre estará vigente”, recordó.
El último cuplé
Su verdadero nombre era María Antonia Abad Fernández y había nacido en Campo de Criptana, Ciudad Real, el 10 de marzo de 1928.
Siendo una hermosa manchega de 29 años, la bautizada artísticamente como Sarita Montiel reinventó el género popular del cuplé hispano en los años 50, cuando su belleza cinematográfica triunfó en México con la cinta El último cuplé, de 1957, película que España considera la más taquillera de todos los tiempos y por la cual ella cobró un millón de dólares.
Había llegado a México en 1950, acompañada de su madre. Solía decir:
“Quisiera tener siempre 29 años, pero yo no soy la clásica señora. Estoy escribiendo y grabando cosas que publicaré luego o cuando me muera, ya no tengo mucho tiempo y estoy conciente, pero desde que triunfó El último cuplé no ha salido nadie como yo que haga las taquillas como yo lo hice. Tengo una placa en un cine de México porque estuve en él tres años con El último cuplé. Mi éxito, lo que me pasó a mí a los 29 años de edad, llegar a lo que yo llegué, ya es muy difícil que se repita.”
Poco más de tres décadas atrás, el Nobel colombiano Gabriel García Márquez escribió en el recuento “España: la nostalgia de la nostalgia”, lo siguiente (Proceso # 271):
“Hace 20 años en México, fui a ver varias veces la película El último cuplé, cautivado por la nostalgia de las canciones que tanto le había oído cantar a mi abuela. La semana pasada, en Barcelona, fui con una pandilla de amigos a ver el espectáculo vivo de Sara Montiel, pero ya no por escuchar otra vez las canciones de la abuela, sino cautivado por la nostalgia de aquellos tiempos de México.
“Cuando las cantaba mi abuela, a mis seis años, las canciones me parecían tristes. Cuando las volví a escuchar en la película, 30 años más tarde, me parecieron mucho más tristes. Ahora, en Barcelona, me parecieron tan tristes que apenas eran soportables para un nostálgico irremediable como yo…”
De aquel disco LP de 1957, intitulado El último cuplé, Sarita Montiel interpretó piezas que la consagraron y se siguen oyendo por radio en México: “El relicario”, “Clavelitos”, “Nena”, “Valencia”, “Fumando espero” y una marcha francesa, “La madelón”.
Al año siguiente, la grabación de su cinta La violetera (Discos Gamma) rompería todos los récord de ventas con Sarita yendo más allá de su repertorio de cuplés en temas como “El polechinela”, “Bajo los puentes de París”, “Es mi hombre”, “Catarí (cuore ingrato)” y “Agua que no has de beber”.
Para 1959, grabó el LP Baile con Sarita Montiel, lanzando su versión a “Bésame mucho” de Consuelito Velázquez en Estados Unidos.
Cuando en el año 2003, a los 75 de edad Sarita Montiel decidió “desnudarse” para sus seguidores en su biografía Sara y el sexo (Plaza & Janés), la sensual Saritísima rememoró aquellos gloriosos tiempos mexicanos declarando entonces a la revista Proceso:
“Cuando llegué a México, a finales de la década de los cuarenta, el ambiente cultural y humano era completamente diferente al que se vivía en España… Me acuerdo que una vez estaba en Cuernavaca y me invitaron a una barbacoa unos vecinos de un chalet contiguo, que eran muy modernos. Me acerqué a hacerles una visita y vi que todo el mundo allí estaba desnudo, debía ser una barbacoa nudista o algo así, y yo, desde luego, no iba a ser menos, así que me quité el vestido muy pausadamente y allí me quedé tomando chuletas desnuda. Yo nunca he tenido problemas en ese sentido, porque también he sabido diferenciar.”
En el capítulo tercero de sus memorias, Sarita Montiel evocó esa etapa mexicana con lujo de detalles incluso al referirse a las experiencias sexuales con el poeta León Felipe (1884-1968), quien tenía 64 años cuando ella lo conoció:
“Era un hombre que necesitaba hacer el sexo, sobre todo si se enamoraba de una diosa, como era yo. Él tenía una mujer maravillosa, pobrecita; pero que no tenía nada que ver con él. O sea, él la quería y la respetaba, pero no había sexo con ella, en absoluto. Y cuando me conoció, se volvió loco.”
Ella se catalogó como “el último tren” para León Felipe, asegurando que “así se lo dejó escrito en una carta”. El último poema que él escribió, dijo, fue dos semanas antes de morir, a los dos meses que ella lo abandonó.
“Yo hacía el sexo con él porque me parecía atractivo. Yo estaba enamorada de su obra y de él como una loca... Todos los amigos nos reuníamos en el café París en México y todos ellos, los refugiados españoles, decían: 'Pero León, estás hecho un chaval', y él contestaba: 'No, es que esta mujer, esta franquista, es la que me tiene así'“.
León Felipe no era “ni socialista ni comunista”, sino “anarquista acérrimo, idealista con una furia en su interior “de la hostia”:
“Yo creo que podía haber hecho el sexo hasta los 80 u 85 años, porque tenía una potencia tremenda, y tanto los hombres como las mujeres podemos practicar el sexo hasta que nos morimos de viejos. El sexo con un hombre mayor es muchas veces más placentero. El hombre mayor practica mejor el sexo, sabe buscarte las cosquillas, es más paciente y es capaz de estar todo el tiempo que haga falta para que llegues al final. No tiene la prisa que te encuentras con algunos muy jóvenes, que son más egoístas”.
“Cuando me presentaron a Ernesto Hemingway en 1952 parecía que ya lo conocía, porque era muy parecido a León. Con Ernesto tuve una relación amorosa magnífica, claro que sí, pero eso fue únicamente sexo, era como un toro, muy viril, muy fuerte.”
A decir de la Universidad Complutense Madrid, el cuplé es lo que se conoce en música como una canción ligera, compuesta por estrofas breves con estribillo y un texto a menudo pícaro. La palabra viene del provenzal francés couplet o pareja de versos.
Las más famosas cupletistas anteriores a Sarita Montiel fueron Raquel Miller y Pastora Imperio, quienes interpretaban “La pulga” y “El relicario”; pero, sin duda, la más famosa cupletista de todos los tiempos fue Sarita (http://www.abc.es/cultura/20130408/abci-muere-sara-montiel-mito-201304081237.html).