Actualidades Teatrales: "Políptico Escalante" en el Festival de México
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- Como parte de la 29 edición del Festival de México en el Centro Histórico (fmx), se presenta una sección especial de teatro llamada “Políptico Escalante” en el Teatro Julio Castillo, integrada por cuatro obras de la dramaturga mexicana Ximena Escalante. Dos de ellas se reseñan aquí.
Fedra y otras griegas, Andrómaca real, Yo también quiero un profeta y Electra despierta han sido traídas desde Lyon, Francia, por la compañía Les Trois-Huit/NTH8 (Nuevo Teatro del Distrito 8)-Lyon (69). La directora encargada es Sylvie Mongin-Algan, quien para todas ellas utiliza el mismo elenco y gran parte del equipo creativo.
Escalante y Mongin-Algan se conocieron hace ocho años e hicieron click inmediatamente:
“Se necesitó mucha suerte para que este encuentro se diera, para que Ximena y yo pudiéramos descubrir a nuestra ‘hermana del alma’ al otro lado del Atlántico”, cuenta la francesa.
Y por su lado, la dramaturga afirma que se trata de una casualidad que tarde o temprano sucedería.
“Andrómaca real”
Andrómaca real se presentó en el Teatro Julio Castillo el pasado jueves 16 de mayo.
Resulta irónico que el público mexicano se vea forzado a ver dramaturgia mexicana hablada en francés y con subtítulos en español.
La trama cuenta, más que de un triángulo, de un polígono amoroso. Todos los personajes aman pero ninguno es correspondido. Es así como se forma una tira larguísima. Cada uno pasa de ser el denigrado a ser el abusador. “No hagas lo que no te gustaría que te hicieran”, parece decirnos la autora. De esta forma la gente se va dañando, se va enfermando por la necesidad de ser correspondido, pero siendo incapaces de ceder y así formar una pareja. Luego, la acción se repite en sentido inverso.
El concepto de la obra busca representarla al estilo videojuego. Esto se maneja con la escenografía, que sólo se conforma por líneas rectas marcadas en el suelo y pánel negro delimitado por la orilla, como una puerta. El audio apoya, cuando el actor marca golpes se ilustran con los sonidos típicos de los juegos de peleas. Este tratamiento parece no embonar con el texto dramático: tampoco hacen una buena pareja. La obra se frivoliza y cae en lo fársico.
El actor Abdelslam Laroussi Rouibate representa a “los otros”, es decir, personajes de hombres- estereotipo. Para personalizarlos utiliza máscaras de luchadores mexicanos. Además de estos elementos, la directora busca en varias ocasiones la empatía con estereotipo, que ella tiene a su vez del público mexicano, como en la escena donde se encuentran en un “antro” y la música que suena es “reggaetón”.
Algunos de los personajes no están presentes, sino proyectados en páneles-pantalla. O tal vez son la otra parte de los personajes físicos, pero es algo que no logra quedar claro. Se puede cuestionar la funcionalidad de este recurso, que al contrario de ayudar, confunde.
La pregunta final sería: ¿A qué público quiere cumplirle el neoporfirista Festival del Centro Histórico? Las salas ocupan un mínimo de su capacidad. Uno puede imaginar razones: los boletos son caros, la difusión, escasa, y si a pesar de esto uno logra llegar al destino, se topará con el no avisado detalle de que el teatro mexicano está en francés. (IQatoo)
“Fedra y otras griegas”
Fedra y otras griegas es una obra que promete adentrarnos al teatro griego con la condición de tener un condimento especial, lo mexicano: Griego a la mexicana. Sin embargo, la propuesta de este año es distinta al ser una compañía francesa la encargada de llevar a cabo la puesta.
El texto de Escalante es una reconstrucción del personaje de Fedra. La historia nos presenta a Fedra como una niña que está enamorada de Teseo esposo de Ariadna, su hermana. Este deja a Ariadna por Fedra, pero después de casados ella se enamora de su hijastro Hipólito. Lo interesante de la obra no está en lo que conocemos del mito sino en lo que desconocemos de él. Lo que trabaja la dramaturga es el pasado y la psicología del personaje enfrentándolo a la violencia, el deseo, el poder, la soledad y el amor. Citando a la autora: “Un mito no es algo distante; tampoco es algo que podamos situar en tal fecha o lugar. Es algo que nunca pasó, pero que siempre sucede de alguna manera.”
La obra se presenta en francés con subtítulos en español. La escenografía sugiere espacios con elementos visuales que cumplen distintas funciones, como una manguera de focos rojos que recrea una feria y después un laberinto, páneles con cristales translucidos que simulan baños y cuartos, barandales que nos llevan a barcos etc. El concepto de la puesta está en lo espectacular: Se busca atraer al público desde el medio visual, elemento acertado que se queda vacío al no tener un discurso o trasfondo. El vestuario juega con las épocas y estilos, cada personaje maneja un concepto distinto. Las sirenas encantan con una tela negra que las une y les permite crear un juego visual poniendo movimiento y carisma a sus escenas. En general la convención del vestuario no queda clara, pero no afecta ni ayuda a la obra. La iluminación conserva la estética de la obra. Tiene un toque cabaretesco que juega con el color rojo y la oscuridad en escena. La pieza está principalmente manejada en oscuros con luces de colores brillantes.
Los personajes están en constante enfrentamiento con los conflictos de la vida. Esto lo dice el texto, pero no las actuaciones. Lo grave está en que son los personajes principales los más planos y vacíos mientras que hay secundarios que terminan por atraer más nuestra atención. El elenco está integrado por los extranjeros: Vincent Bady, Etienne Gaudillere, Elodie Grumelart, Abdelslam Laroussi Rouibate, Marion Lechevallier, Nicole Mersey Jonathan Peronny, Elsa Rocher y Florian Santos.
La obra en su totalidad es espectacular pero se siente vacía. No hay una necesidad de decir algo y mucho menos de crear un discurso. El teatro no es presentar una compañía francesa con una escenografía interesante, el teatro tiene que tener la necesidad de crear un diálogo. Repetir la búsqueda incansable de dar, de sembrar y de quedarse. El texto de Escalante tiene mucho que decir, pero al parecer no fue escuchado. El público fue escaso y los precios altos. Una vez más la cultura para los mismos. (P. Villaseñor)