Televisión: Argos en Cadena 3

sábado, 25 de mayo de 2013 · 22:29
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Cadena Tres o Canal 28 es parte de un enorme consorcio hospitalario, el denominado Grupo Ángeles del empresario Olegario Vázquez Raña. Se diversificó al comprar Excélsior y emisoras de radio del grupo Imagen, y al obtener en 2007 la concesión del Canal 28 capitalino. La emisora funciona a partir de informativos elaborados en un centro de noticias que alimenta al diario, las radiodifusoras y la pantalla chica. En un inicio compraba programas y series para llenar el resto del tiempo al aire. Hoy, siguiendo el mismo esquema de todas las televisoras comerciales, produce mesas redondas, programas de opinión, de variedades, de cocina, y compra lo relacionado con la ficción. Los formatos son dos: series y telenovelas. Las primeras más abundantes que las segundas; hay cinco: Último año, La clínica, La ruta blanca, El albergue e Infames; dos melodramas: Fortuna y Dulce amargo. Algunas están producidas en el país y otras provienen de América Latina. De entre los títulos vale destacar dos que corresponden a la realización de la productora Argos: la serie Infames y el teledrama Fortuna. Infames pone en escena un drama político claramente identificable como mexicano. Se trata de la lucha por el poder de dos grupos. Los candidatos contendientes por la elección presidencial, si bien alejados de cualquier parecido físico, dibujan rasgos y parlamentos cercanos a Felipe Calderón y a Andrés Manuel López Obrador. Ellos son las referencias, aunque toda la urdimbre del relato descansa en un equipo de mujeres: las reinas de la baraja. Sofisticadas, bellas, ataviadas siempre como para una fiesta, las hay cínicas, ambiciosas, perversas, también inteligentes, tesoneras, vengativas, firmes en sus convicciones. Aparecen personajes homosexuales y un mundo de dobles vidas necesarias para ocultar los fines del grupo al que sirven. Por su parte la telenovela Fortuna. La casa nunca pierde aborda el negocio del juego y las apuestas y se sitúa en México. Dos historias se entrelazan: la familiar y la de las mafias. Tomando trozos de realidad, de noticias aparecidas en diarios, de  relatos  conocidos  así  como de tendencias sociales documentadas, el argumento busca su credibilidad. El lado personal es un invento que se entrevera con el planteamiento de que detrás de estas casas de apuestas siempre hay algo ilegal, crímenes urdidos en la sombra, relaciones con políticos corruptos. Para sostener la historia están los personajes cuya densidad emocional los hace aceptables. El jefe es como un padrino que protege y usa a sus hijos así como a las múltiples mujeres con quienes se relaciona. Tanto la serie como la telenovela se benefician de un estilo al que Argos se apega: muchos exteriores, hermosos paisajes, los esplendores restantes de la Ciudad de México como fondo de los diálogos. Parlamentos que buscan, no siempre lo consiguen, que los personajes no hablen con lugares comunes, frases hechas infinitamente repetidas en la televisión. También es bueno ver caras nuevas de actores que apenas debutan junto a algunos consagrados.  

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