Ajedrez: Las lecciones de Berliner

miércoles, 10 de julio de 2013 · 14:04
MÉXICO, D.F. (apro).- El doctor Hans Berliner fue campeón mundial de ajedrez por correspondencia, de 1965 a 1968. Es profesor de Ciencias de la Computación de la Universidad de Carnegie Mellon y además Maestro Internacional (en práctica frente al tablero), por la Federación Internacional de Ajedrez. Por muchos años trabajó en la construcción de la computadora de ajedrez HiTech, que usa 64 chips en paralelo con los siguientes algoritmos de búsqueda: alpha-beta y B*. Aparte de todo esto, también es un afamado escritor de temas de ajedrez. Por ello no es de sorprenderse su libro El Sistema, en donde la premisa fundamental es que la media jugada de ventaja que tienen las blancas por ser quienes inicien el juego, de acuerdo con Berliner, debería ser suficiente para llegar a obtener ventaja ganadora, claro, si se juega con corrección. Berliner pone su sistema en nueve principios fundamentales (en orden descendiente en importancia): 1. Táctica (evitar errores graves, capitalizar los errores) 2. Posición de las piezas (posiciones óptimas) 3. Desarrollo 4. Control del tablero 5. Opciones 6. Pares de respuestas (atención a jugadas forzadas) 7. Transposiciones 8. Resolución (evitar resolver los problemas, como la tensión central, hasta que se den todas las posibles concesiones que se hayan derivado de ello) 9. Ataque a un blanco fijo o ganar espacio Por ello, de acuerdo con Berliner, 1.g3 viola los principios 5 y 2. El autor cree que 1.d4 es mejor que 1.e4, pues en esta última jugada, solamente se controlan las casillas f5 y d5, mientras que con 1.d4 se controlan las casillas 1.c5, e5 y d4 (pues la dama defiende el peón puesto en esa casilla). Por ello, 1.d4 es la primera jugada de su sistema. Una jugada incluyente en su sistema debe estar dentro de estos nueve principios e ir más allá, creando más presión al enemigo. Así, después de 1.d4 Cf6, la jugada del sistema no es 2. Cf3, sino 2.c4, que incrementa el control del tablero tocando d5. Berliner ha aplicado estos principios por más de 50 años de juego y análisis y cree que ha hallado las mejores líneas contra las respuestas más populares a 1.d4. Esencialmente piensa que ha refutado varias formas del Gambito de Dama no aceptado (Ortodoxo, Tarrasch y Semi-Tarrasch), la Grunfeld, la Benoni Moderna y el Gambito Benko. Defensas como el Gambito de Dama Aceptado, la Eslava y la Nimzoindia parecen ser aún un problema que requiere mucho trabajo para ser resuelto. Berliner entonces hace un análisis de dichas aperturas y llega a conclusiones donde siempre se favorece al blanco. Desafortunadamente la práctica posterior ha demostrado que sus análisis distan de ser muy precisos. Sin embargo, el enfoque suena interesante. El ajedrez es sin duda muy complejo y las ideas de Berliner parecen de pronto entremezclarse, algunas de forma muy brillante mientras que otras se ven oscuras. El enfoque de Berliner cae quizás en el error de pretender haber hallado un sistema único para siempre ganar en ajedrez, pero se le olvida que en muchos casos estas conclusiones siempre han terminado ser falsas. Así, en los años 60, la defensa del dragón, en la siciliana, estaba considerada como perdedora, pero tuvo que jugarla Kasparov para demostrar que no era cierto (Kasparov-Anand, match por el campeonato mundial de 1995). Hay muchas dudas respecto de los dichos de Berliner. Por ejemplo, si 1.e4 es inferior, debería dar recetas para luchar contra esa popular jugada, pero el autor simplemente no dice nada al respecto. Por otra parte, el esquema tradicional de valoración, en donde el peón vale 1, el caballo 3, el alfil 3.5, la dama 9 y la torre 5 puntos, Berliner lo pone así: peón vale 1, el caballo 3, el alfil 3, la dama 9 y la torre 5 puntos, lo cual elimina la ventaja de —por ejemplo— dos alfiles contra dos caballos. Berliner además valora los peones de acuerdo con la lejanía de la base. Es interesante en términos de programación, pero requeriría compararlos contra lo que los modernos engines saben hacer. Tal vez para muchos, el tono presuntuoso de Berliner cae mal (cosa que también pasa cuando uno lee los libros de Dvoretsky), en donde dice cosas como ésta: “Lasker entendía la dinámica del ajedrez hasta cierto grado”, o bien “mi teoría es tan real como las teorías de la gravitación y evolución”. Vamos, Berliner dice que si sus análisis son correctos, el ajedrez se resolverá para el año 2030. Todo esto tiene un añejo sabor a declaraciones como la de Capablanca, en donde decía que el ajedrez estaba agotado y que había que cambiar la posición de los caballos con los alfiles, o bien, como Tarrasch, que afirmaba la muerte del ajedrez por empate. Podría ser quizás que Berliner, sin embargo, tuviese la razón (aunque hay severas dudas al respecto). En cualquier caso deberíamos ser muy prudentes sobre un trabajo que no está terminado. El libro de Berliner tiene cierto interés y quizás para quien hace programas de computadora de ajedrez le sea de cierta utilidad.

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