Publican libro con aportes sobre Tamtoc
MÉXICO, D.F., (apro).- En un volumen recién publicado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la antigua ciudad de Tamtoc, en San Luis Potosí, considerada como “uno de los asentamientos más importantes del noreste mexicano”, revela los secretos de su sociedad prehispánica, su devenir histórico y hasta las enfermedades de sus habitantes y sus costumbres mortuorias.
Tamtoc. Esbozo de una antigua ciudad urbana, es el título del volumen coordinado por la antropóloga física Patricia Olga Hernández Espinoza y los arqueólogos Estela Martínez Mora y Guillermo Córdova, en el que se reúnen 23 ensayos de diversos investigadores.
Según el INAH, el texto es resultado de dos años de investigación en los que se analizaron materiales arqueológicos encontrados en tres temporadas de exploración (2008, 2009 y 2010) en el sitio arqueológico, identificado con la cultura teenek o huasteca, que ocupó la ciudad desde el año 600 a.C. hasta el 1500 de nuestra era.
En su sitio web el INAH detalla que desde los años cuarenta del siglo pasado se tiene conocimiento de la zona, pero fue hasta 1993 cuando recibió el nombre oficial de Tamtoc. El registro fue hecho el 10 de agosto de 1995 por el arqueólogo Patricio Dávila Cabrera, quien recuperó información bibliográfica, de fotointerpretación y testimonial.
Esta nueva etapa de investigación inició en noviembre de 2008 con el título “Proyecto arqueológico, origen y desarrollo urbano de Tamtoc”, e incluyó el análisis antropológico en osamentas encontradas en el sector llamado La Noria. En ese entonces se excavaron 50 túmulos funerarios elaborados con piedra bola.
Los resultados del análisis, realizado por la doctora Hernández Espinoza, permitieron determinar que la mayoría de los individuos enterrados padecieron tuberculosis vertebral que les provocó la aparición de una joroba, así como y frambesia (una infección tropical de la piel, los huesos y las articulaciones), que ocasionó protuberancias en sus cuerpos.
Los estudios de la doctora se aplicaron a 38 de las osamentas recuperadas, cuya antigüedad se estima entre el año 900 y 1521 de nuestra era. Según la especialista, quienes padecieron esas deformaciones fueron considerados seres especiales e intermediarios de los dioses, por lo que recayó en ellos la función de interceder para mejorar las condiciones de existencia. También es la razón por la cual fueron enterrados en lugares exclusivos.
La investigación en la zona arqueológica se hizo desde diferentes áreas, pues a decir de Martínez Mora –investigadora de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH– “era necesario emprender esta tarea mediante un enfoque interdisciplinario para plantear problemáticas en torno del fenómeno urbano de una urbe huasteca desde distintos ángulos de la antropología”.
En la temporada 2010, encabezada por los arqueólogos Martínez Mora y Córdova Tello, se hallaron cinco entierros en la Estructura 1, construida entre el año 900 y 1521 d.C. Por la riqueza de las ofrendas encontradas en estos entierros --con cuentas de cobre, concha y piedra verde, así como vasijas con restos de animales como peces, aves, armadillos y huevos de guajolote-- se presume que se trató de los restos de personajes de alto rango.
Estos hallazgos, dicen los especialistas, aportan “nueva información para profundizar en el conocimiento de las costumbres mortuorias, así como también sobre la dieta que tuvieron los antiguos huastecos de la zona”.
El libro se divide en tres secciones. La primera de ellas, arqueológica, habla de la función y la antigüedad de los monumentos principales, así como de la presencia de esculturas sobresalientes como La Sacerdotisa, La Mujer Escarificada, El Gobernante y la estela de los flamencos.
La segunda expone la forma en la cual los distintos grupos sociales entendieron la vida y la muerte, cómo enterraron a sus muertos y las causas de los fallecimientos, entre otros aspectos. También se aborda su ideología, ritualidad funeraria, demografía, jerarquía social, prácticas culturales, salud, enfermedad y adaptación a la urbe.
En la última parte, precisan los investigadores, se presentan “los resultados de los análisis practicados a distintos materiales arqueológicos mediante técnicas y metodologías diversas (escultura, cerámica, concha, lapidaria, hueso animal trabajado)”, para conocer los procesos productivos y sus componentes ideológicos, económicos y políticos, lo cual permitirá formular una visión general de la dinámica social que prevaleció en Tamtoc.
De acuerdo con los especialistas, el propósito del libro es “promover la discusión y ampliar el conocimiento de las temáticas aquí tratadas”, no “ofrecer una visión cerrada y definitiva”.