Sobre las élites

martes, 20 de agosto de 2013 · 18:09
MÉXICO, D.F. (apro).- Impredecibles, por confusos e incluso contradictorios humanos: escribo la presente a este buzón para decirles que no me sorprende que anden haciéndose bolas con sus presumidas interpretaciones de que son, que significado y sentido tienen el poder, la democracia, la política, la economía, etcétera, en esa globalidad en la que respiran (¿o mal alientan?), pues eso es de lo más natural por lo poco o nada que toman en cuenta a esta servidora de ustedes, lo que propicia que la ignorancia florezca entre los de su especie, se den las más ingenuas creencias y las más disparatadas ideas, nefastas por veces por sus trágicas consecuencias por, repito, en poco o en nada tener en cuenta a servidora y con ello no reparar que la socialización de su especie en esencia no es más que la historia de la rectoría de sus sociedades por las élites, es decir, por esas minorías que ocupan lugares de privilegio por su nacimiento, deber, riqueza o funciones de mando y control, minorías que han ido de los brujos o guerreros en los clanes primitivos de los de su especie, los humanos a los políticos tan burocratizados de esa globalidad en la que se mueven o ¿o los mueven?) En la teoría de las élites, los iniciadores de la misma, Pareto, Mosca y Michels son contrarios a Marx, el cual veía a la historia como una sucesión de lucha de clases (por todo poder tan temida y rechazada)… pero igualmente, estos tres fundadores de la teoría de las élites comparten la idea de que la democracia es un mito en el mejor de los casos, y en el peor, un fraude, pues dicen, como escribió Mosca… que en toda sociedad hay dos clases de personas, las personas de una minoría que gobierna y otras personas, la mayoría que son gobernadas; la clase de personas minoritarias que gobiernan, monopolizan de una u otra forma el poder y gozan de las ventajas que da el mismo, mientras la clase que es gobernada, los más, es controlada, sin violencia a veces y otras con la misma al extremo, según lo exijan las circunstancias. También los tres consideran que la propaganda política, directa o encubierta, no persigue otro fin que el de manipular los hechos y persuadir a los más, a los gobernados, que el poder es y está en manos del pueblo y para convencerlos de que las estructuras (leyes, partidos, elecciones, etcétera) se establecen para hacer posible la voluntad del pueblo, cuando en verdad poco o nada tienen que ver con la auténtica realidad del poder, pues según los citados estudiosos de las élites, las mismas, por su propia inercia, siempre, inevitablemente, se convierten en oligarquía, en el sentido que modernamente aclaró el sociólogo estadunidense C. Writht Mills, como un sistema de gobierno en el que se combinan las altas jerarquías de las finanzas, industria, la clase política profesionalizada, los militares… y en ocasiones, incluso jerarquías religiosas… para asegurarse los privilegios que se obtienen con el poder y que se oponen a los intereses de la sociedad realmente democrática. Para ir cerrando el tema y tengan más elementos de juicio para saber a qué atenerse respecto de las élites, les informo que Pareto, en lo personal, consideró al gobierno de las élites como la fuerza impulsora de todo progreso social y habla de una “circulación de las élites” como causa básica de los cambios sociales. Mosca, por su parte, formuló una tipología de las élites (religiosas, militares, políticas) que corresponderían a diversas formas posibles de gobierno, y Michels señaló que hay una “ley de hierro” en las organizaciones sociales que las condena a ser dominadas por minorías que, al margen de lo que propongan y prometan, sólo se preocupan por conservar el poder, los privilegios que con él se consiguen. Como es natural, la teoría de las élites tiene su críticos, entre los que se encuentran los que piensan que la misma, al admitir que no existe la igualdad entre los humanos, por lo que no es posible que todos tengan los mismos derechos; al aceptar e incluso resaltar que hay una minoría de humanos que son mejores que la común mayoría de los otros, lo que justifica que esos mejores estén inevitablemente predestinados, por así decir, a manejar las actividades colectivas, o sea, que los menos gobiernen y los más estén condenados a ser gobernados; a que los menos ocupen los sitios de mando, acerca a la mentada teoría de las élites al fascismo. ¿Qué les parece? Estimados lectores de la presente, espero por su bien y prestigio de servidora, que lo expuesto en la misma les sirva para aclarar las dudas y angustias que les produce el respirar en esa globalidad en que viven… dudas y angustias producto de sus confusos e incluso contradictorios pensamientos, debido no pocas veces al poco o nulo uso que hacen de su imprescindible por necesaria para aclarar sus ideas, de esta su segura servidora. LA MEMORIA

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