Dedica Vargas Llosa su nueva novela a los paladines anónimos

miércoles, 11 de septiembre de 2013 · 20:26
MADRID (apro).- En la presentación de su nueva novela, El héroe discreto (Editorial Alfaguara), el escritor Mario Vargas Llosa señaló que las personas decentes, como su personaje principal, Felícito Yanaqué, son la “reserva moral para el futuro de un país”. Y cuando un país pierde esa reserva moral, advirtió el escritor, “entra en bancarrota aunque las cifras económicas digan que progresa”. En rueda de prensa, celebrada en la Casa de América, el Nobel de Literatura subrayó que “lo que hace que verdaderamente progrese la sociedad son esos héroes anónimos” que, como este personaje, un empresario transportista que se niega a ceder a la extorsión de una mafia y lo hace público, encarna una historia inspirada en un humilde empresario peruano que no sucumbió a esas presiones. Vargas Llosa consideró que situaciones similares se viven en otros países de América Latina, donde existe cierto progreso y, como consecuencia de ese desarrollo económico y la globalización, también atrae la actuación de mafias que buscan imponer su propio orden paralelo al Estado. El autor de La fiesta del chivo aseguró que la historia real ocurrió en Trujillo, Perú, y el conocerla le permitió empezar a construir la novela. Estos fenómenos, consideró, son la confrontación de la decencia y los valores de un paladín anónimo, que se niega a perder su valor moral frente al de la corrupción, que “es el gran problema de América Latina, un cáncer que propaga el cinismo y la actitud despectiva frente a la legalidad”. “Las sociedades se mueven gracias a esos héroes, que son ciudadanos comunes y corrientes en que prima la decencia y la moralidad. Son la reserva moral para el futuro de un país. En mi libro quería mostrar las consecuencias sociales del que se arriesga a través de la decencia ante los problemas”, señaló. El escritor peruano señaló que en esta novela hay nuevos personajes cuya historia se entreteje con personajes de anteriores obras, porque “aún tienen cosas que decir”. Vargas Llosa explicó que durante la escritura de esta novela pensó en únicamente abordar una historia, la del empresario extorsionado, pero decidió entretejer nuevas historias y reconoció la dificultad que le provoca “ponerle un final” a su proceso creativo. Al ser abordado por cómo lleva su oficio conforme avanza su edad, respondió que “lo importante es vivir como si uno fuera inmortal, no perder el entusiasmo, y escribir ayuda a abatir la temporalidad”. Reveló: “A mí me hace vivir intensamente y anula la preocupación por la extinción, por el final, y ya he dicho que me gustaría morir escribiendo”, señaló. “No hay que morirse en vida, sino vivir la vida hasta el final”, puntualizó.

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