MÉXICO, D.F. (apro).- El Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos (IFAI) reveló que, entre 2009 y 2012, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), entonces presidido por Consuelo Sáizar, gastó un millón 953 mil 137 pesos en mil 924 libros, un promedio de poco más de mil pesos por cada uno, empastados cuyo destino se desconoce hasta ahora.
En la sesión de este miércoles, el pleno del órgano abordó el proyecto de resolución del comisionado presidente, Gerardo Laveaga Rendón, sobre un recurso de revisión de un particular que solicitó conocer el listado de libros comprados por la oficina de la presidencia de Conaculta, entre marzo de 2009 y diciembre de 2012.
El particular solicitó el desglose de la compra por año, título, número de ejemplares, editorial, precio por libro (especificando si ya fue pagado o no), así como motivo por el que fueron adquiridos y dónde se encuentran las obras.
A través de la Coordinación Administrativa de su presidencia, el Conaculta proporcionó la información requerida, excepto el destino que tuvieron los libros comprados, por lo que el peticionario se inconformó con la repuesta e interpuso un recurso de revisión ante el IFAI.
En alegatos, la dependencia reiteró su respuesta inicial y añadió que luego de una búsqueda en el área de Recursos Financieros de su Coordinación Administrativa, en las direcciones General de Administración y la de Relaciones Públicas, así como en la Secretaría Particular, no encontró información adicional a la ya proporcionada.
Al analizar el caso, el comisionado a cargo refirió que si bien Conaculta hizo una búsqueda exhaustiva en todas las áreas competentes para conocer de la información, no declaró formalmente la inexistencia de la información, por lo que propuso al pleno modificar la respuesta de la dependencia e instruirla para que cumpliera con el procedimiento correspondiente para la declaración de inexistencia.
Sin embargo, durante la sesión, Laveaga Rendón consideró necesario saber a dónde fueron a parar los libros, ya que algunos de ellos costaron ¡más de 3 mil pesos!
“Me parece muy razonable preguntarse dónde están esos libros, porque de repente veo que se compró un libro que se llama Historia de la Cruz, que costó un mil 111 pesos; otro que se llama Renacimiento del paganismo, que costó un mil 206 pesos”, reveló.
También se adquirió uno más, Paul Strand en México, que costó mil 350 pesos; otro, Robert Bold, que costó mil 134 pesos, aparte del Diccionario Océano Destino, que costó mil 980 pesos, entre otros.
El comisionado presidente del IFAI advirtió que, “en un ejercicio elemental de rendición de cuentas, tendría que decirse dónde están o dónde debieran estar esos libros”.
Por ello la comisionada Jacqueline Peschard pidió un engrose en la resolución del pleno para que el Conaculta justifique la adquisición de esos ejemplares, como lo marca la ley.
“No se puede hacer una compra solamente justificando que se está haciendo con la mejor adquisición por el precio, etcétera, ni el procedimiento que se sigue, sino tiene que haber una justificación de la adquisición”, sostuvo.
Por su parte, el comisionado Ángel Trinidad Zaldívar dijo que este es un buen ejemplo de por qué no sólo se requiere acceso a documentos, sino también que se explique y se justifique ese gasto.
“Son estas cosas las que, cuando menos, llevan a duda, esta pregunta de a dónde fueron a parar esos libros, que puede ser que hayan ido a parar a buenas manos, pero no necesariamente es así, para eso se tendría que dar la explicación”, apuntó.