¡Aguas con los magos!

martes, 14 de enero de 2014 · 22:05
MÉXICO, D.F. (apro).- Como la muerte, inevitable es este servidor para ustedes, confusos por contradictorios humanos, mas si no fuera por su servidor, muchísimo antes la humana criatura sería de la muerte después de sufrir inquietantes y dolorosos desórdenes de conducta y angustiosas alucinaciones, pero ahí está, para que eso no suceda, y felicidad del género humano, servidor del mismo, aunque eso, ese servicio, tiene un costo, la entrega de casi un tercio de sus vidas a este servidor, pues, repito, ese es el obligado, por necesario, requisito para que sigan siendo por un cierto tiempo más o menos largo, y en la duración de esos tiempos de sus vivires está la importancia de su servidor: el dormir, cuna de los sueños de todos los humanos, ya que “los hombres despiertos sólo tienen un mundo, pero los hombres dormidos tienen cada uno el suyo”, como dijo acertadamente (¿o no es así?) hace unos dos mil 500 años el filósofo griego Eráclito de Efeso, lo que explica en gran medida la intensa curiosidad y el interés que desde los más remotos tiempos tienen los humanos por sus sueños, sentimientos alimentados y robustecidos por el presentimiento de que los sueños eran adivinanzas que era preciso descubrir para la tranquilidad e incluso felicidad de los individuos y del grupo al que pertenecía, presentimiento aclarado y explicado en gran medida por la ciencia moderna. En esa globalidad en la que se mueve, estimado lector de la presente, no faltan y más bien sobran científicos, filósofos y estudiosos del tema, que coinciden en la idea de que los sueños llevaron al hombre prehistórico a crear y creer, en una segunda vida, situada más allá de la que vivían despiertos, lo que no habría podido concebir sin la aparición en sus sueños de los muertos, tanto de sus seres queridos como de sus congéneres a los que temió y odió, así como de sus temores provocados por animales o cosas reales y sus terrores imaginados, todo lo cual condujo a su mente primitiva, a su pensar no científico, repito, a crear y creer en otra vida, en los fantasmas y, probablemente, los dioses, con lo cual el soñar, entre otras cosas, ha contribuido en gran medida al existir de la metafísica, que tantos problemas ha causado y causa al pensar y al vivir de los humanos, hecho que no vamos a tratar en la presente. Su servidor pide que por favor tengan en cuenta y no olviden que así como existen los sueños personales, igualmente, según C. G. Jung y sus seguidores, existen los sueños fundamentados y alimentados por el inconsciente colectivo, integrado el mismo por arquetipos simbólicos sedimentados y acumulados por las experiencias colectivas por la humanidad desde sus inicios; asimismo, existen los sueños provocados, utilizados en la medicina para el tratamiento de una serie de enfermedades del sistema nervioso. Teniendo en cuenta lo expuesto en el párrafo anterior y considerando los grandes avances logrados por ustedes, los humanos, sobre las estructuras y mecanismos de los sueños, este servidor dice y sostiene que es posible sembrar, o mejor dicho, provocar sueños en las masas, en el colectivo humano… y con ello manipular la conciencia y la voluntad de los individuos que la integran… y así llevar a las masas a acciones u objetivos determinados… puede que benéficos… pero también perjudiciales, incluso para las necesidades, los intereses y deseos de la masa, de los más… pero muy beneficiosos para los intereses y privilegios de la minoría que ha manipulado los sueños de los más. ¿Dije que tal hecho era posible? Pues tanto lo es que ya ha sido puesto en práctica en esa globalidad en la que se mueven sus principales ejecutores, los que bien pueden ser tenidos y denominados Los Magos de los sueños: los publicistas y los políticos… las manos diestras y siniestras principales de la visión empresarial de la historia, ideología del capitalismo privado, vertebrador y dirigente de la globalidad en la que viven. Por todo lo expuesto hasta aquí, este servidor de ustedes se permite decirles a los estimados lectores de la presente: ¡aguas con los magos de los sueños!, que se cuiden de la publicidad y de la propaganda política, pues bien puede darse el caso de que las mismas persigan nada más “dormirlos”, convertirlos en “tarugos” con los que alimentar el fuego con el que cocinan sus muy particulares intereses. Con el sincero deseo de que los reyes magos les hayan traído el regalo, por parte de la publicidad y la propaganda política, de sanas, buenas y honestas intenciones… ¿será eso posible?...con todo mi leal afecto. EL DORMIR

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