FICUNAM: Retrospectiva de Gustavo Fontán

viernes, 7 de marzo de 2014 · 15:09
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- El Festival de Cine de la UNAM (FICUNAM) tuvo el buen tino de realizar la primera retrospectiva fuera de su país natal del realizador argentino Gustavo Fontán, quien es también director de teatro y escritor, y cuya obra lleva sin duda la poesía a la pantalla. El ciclo está conformado por diez filmes desde 1994 hasta la fecha, entre ellos ficciones, documentales y hasta algo que la crítica llama “ensayo poético”: El cortometraje Canto del cisne (1994), el mediometraje Ritos de paso (1997), su primer largometraje Donde cae el sol (2002), La cruz del sur (2002), El paisaje invisible (2003), El árbol (2006), La orilla que se abisma (2008), La madre (2009), Elegía de abril (2010) y La casa (2012). En Donde cae el sol cuenta la historia de un hombre viudo que aloja en su pequeña casa a su hijo machista, su nuera y su nieto, con el que mantiene una relación entrañable. Tiene una tienda de discos, y para entretenerse se reúne con sus compañeros y organizan proyectos para una calculada vejez. Todo cambia el día en que se reencuentra con la hija de su mejor amigo, que se ha convertido en una mujer madura. El filme --en donde todavía no se hace presente con tanta fuerza el tono poético que permea su obra-- cuestiona las relaciones y muestra que el cariño familiar no es necesariamente incondicional y que se pueden crear lazos más estrechos con gente menos cercana. La sencillez es su magia. Encuentra conflictos hasta debajo de las piedras. Utiliza lugares y gentes comunes --incluso a sus propios padres-- con problemas aparentemente simples. Refleja a su sociedad, y con ello logra una atemporalidad en la que todos podemos incluirnos de alguna forma. Fontán tiene el don de hacer que el público se identifique con los personajes, y sienta la necesidad de interferir ante sus conflictos. Él piensa en el espectador como un ente activo, que ayuda a crear la historia: “Yo veo al cine como una experiencia sensible y vital, y por supuesto luego reflexiva (…) y me parece que hay experiencias vitales que son comunes a todos y creo que ahí está la experiencia y por ahí pasa lo que el espectador luego debe completar.” El director argentino de 53 años cuenta que ver una retrospectiva propia “es muy raro porque son justo 20 años (…) y es fuerte, te diría que es como una especie de cinturonazo. Es interesante ver cómo uno se fue moviendo, cómo fue tomando decisiones, y además te hace pensar hacia adelante qué harás. Es decir, interrumpe una inercia --que esto está bueno siempre-- porque para mí fue una gran preocupación --y creo que lo evité en la medida de lo posible-- repetir. Siempre he buscado modos de alteraciones y de variaciones. Y afectivamente es como un regalo, como una caricia.” El exquisito abanico de cintas de Gustavo Fontán podrá ser disfrutado hasta el próximo 9 de marzo en distintas sedes y horarios. Consulte la cartelera en http://www.ficunam.unam.mx.

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