Visita de las siete casas, pretexto para el goce arquitectónico

miércoles, 16 de abril de 2014 · 17:35
MÉXICO, D.F. (apro).- De la parroquia de San Fernando en la colonia Guerrero a la iglesia de la Nuestra Señora de Loreto o la Santísima, en el rumbo de La Merced, en la ruta de poniente a oriente, o la capilla de la Santísima Concepción en Tlaxcoaque hasta la iglesia de Santa María la Redonda en Garibaldi e, incluso, la parroquia de Santa Ana en Peralvillo de sur a norte, el Centro Histórico y sus alrededores ofrecen una amplia posibilidad para realizar la tradicional visita de las siete casas. El recorrido forma parte de uno de los rituales de la Semana Santa y se realiza el jueves santo por siete templos en los cuales se exhibe el santísimo sacramento. La tradición cristiana evoca de esta manera el recorrido que Jesucristo hizo la noche en que fue apresado y llevado ante las autoridades: dos veces con Anás, quién le cuestiona por qué se cree salvador del mundo; dos con Caifás, yerno de Anás y sumo sacerdote, dos con Poncio Pilatos y una con Herodes. No importa si no se es católico o cristiano practicante o de plano ser agnóstico. La experiencia de hacer un recorrido por estos lugares es una oportunidad para apreciar la riqueza arquitectónica y artística de los templos en un día en el cual el ir y venir de la gente, su entrar y salir de las iglesias, es en sí mismo disfrutable. Igual se puede hacer el resto de ese largo fin de semana. “Importante llevar ropa y zapatos cómodos y agua”, dicen quienes ofrecen paseos y visitas guiadas. Quien lo desee puede hacer las visitas por su propia cuenta y tomar algunas de las siguientes sugerencias: Desde luego, la Catedral Metropolitana, la más grande de América y principal templo mariano del país, ubicada en la Plaza de la Constitución. Su edificación tardó ni más ni menos que tres siglos, desde 1573 hasta 1813 y en sus decorados está la mano del arquitecto valenciano Manuel Tolsá. No hay que olvidar que ha sufrido hundimientos que trataron de corregirse con recimentaciones y pilotes hasta que en la década de los años noventa del siglo pasado, un equipo encabezado por el arquitecto Sergio Zaldívar Guerra logró su estabilización por el llamado método de subexcavación. En su interior hay una vasta riqueza artística, 14 capillas y cinco grandes altares, imprescindible ver el Altar de los Reyes, una joya del barroco y sus dos órganos monumentales. A su costado oriente está el Sagrario Metropolitano. Edificado en tezontle rojo y cantera blanca por el arquitecto andaluz Lorenzo Rodríguez, el más notable de su época, a finales del siglo XVIII es una obra del llamado barroco churrigueresco. Según el historiador de arte Manuel Toussaint, el barroco del siglo XVI, considerado elegante, fue sustituido en la época en la cual se construyó el sagrario por el churrigueresco mexicano exuberante en la decoración y el arte escultórico. Eso lo ha hecho famoso en todo el mundo. Hacia la calle de Madero se puede visitar la iglesia de La Profesa, construida por la orden de los jesuitas, llegada a la Nueva España en 1572. Inicialmente se establecieron en el Hospital de Jesús, que aún funciona como nosocomio y se encuentra en la avenida 20 de Noviembre (puede visitarse a su lado la iglesia de Jesús Nazareno, donde se encuentran los restos de Hernán Cortés y un mural de José Clemente Orozco). Luego construyeron un centro de enseñanza para jóvenes novicios llamado Casa Profesa. Es una de las pinacotecas más ricas en materia de arte virreinal. Más adelante, hacia la Alameda Central se encuentran el templo, cuya fachada es también de estilo churrigueresco, y los restos del antiguo convento de San Francisco, construido en el terreno que ocupó la Casa de las Fieras de Moctezuma. Queda el maravilloso claustro estilo mudéjar al cual puede acceder por la calle de Gante, por una iglesia no católica y visitar a un costado el templo de San Felipe de Jesús, el primer santo mexicano. Al costado norte de la Alameda Central, en la Plaza de la Santa Veracruz están la iglesia con el mismo nombre edificada en unos solares dados a la archicofradía de la Vera Cruz por Hernán Cortés en 1526. La obra original se demolió pero sobrevive la construida en 1759, ahí están sepultados los restos de Manuel Tolsá. Y enfrente, en la misma Plaza, la iglesia de San Juan de Dios, que formó parte del antiguo Hospital de San Juan de Dios. Su fachada se caracteriza por una concha abocinada. Los antiguos conventos de estas iglesias son hoy los museos Nacional de la Estampa y Franz Mayer. Si se camina por la misma acera hacia el metro Hidalgo se encontrará el templo de San Hipólito, patrono de la Ciudad de México, ahora casi en el olvido porque se venera ahí, el día 28 de cada mes, a San Judas Tadeo. La iglesia se caracteriza por sus torres esquinadas. Se puede rematar en este recorrido con la iglesia de San Fernando, en la colonia Guerrero, en cuyo panteón reposan los restos de Benito Juárez, quien promulgó las Leyes de Reforma que expropiaron a la Iglesia sus bienes a mitad del siglo XIX. Si de la Alameda Central se opta por caminar por la antigua San Juan de Letrán hacia Garibaldi, se podrá visitar la parroquia de Santa María la Redonda, única en la Ciudad de México por su altar en redondel. Antes, en la calle de Belisario Domínguez, está la iglesia de la Concepción, adosada al antiguo convento que fue de monjas, por lo cual se ingresa al templo por las laterales, ya que la parte final de la nave estaba destinada al coro de monjas que entraba desde el convento. Otras sugerencias para visitar durante estos días son el Templo de la Enseñanza en la calle de Donceles, con sus bellísimos retablos; la iglesia de Nuestra Señora de Loreto en San Ildefonso; la Santísima en Jesús María; Santa Teresa la Antigua, hoy convertida en el X-Teresa Arte Actual, la de San Diego también espacio de arte como Laboratorio Arte Alameda; la capilla de Corpus Christi en avenida Juárez, albergue hoy del Archivo de Notarias; la Basílica de San José en la calle de Ayuntamiento y la iglesia del Buen Tono que está casi enfrente de esta Basílica; y la de Santo Domingo en la plaza del mismo nombre, sede de la Inquisición.

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