El INBA está obligado a preservar el Polyforum Cultural Siqueiros

martes, 6 de mayo de 2014 · 22:50
MÉXICO, D.F. (apro).- El 18 de julio de 1980, el entonces presidente José López Portillo promulgó el decreto por el cual se declaró monumento artístico nacional “la totalidad de la obra realizada por el artista mexicano David Alfaro Siqueiros, por considerar que reviste un valor estético relevante”. Dicho acervo incluye su obra de caballete, la gráfica, los murales y los documentos técnicos, sean de propiedad nacional o de particulares, según establece el decreto fundado en la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, su reglamento, y la ley de creación del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), entre otros marcos jurídicos. El artículo 4º de dicho decreto sostiene que los propietarios o poseedores señaladas “sólo podrán llevar a cabo reparaciones o restauraciones en las mismas, mediante autorización que al efecto expida el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, de acuerdo con las disposiciones aplicables, por lo que deberán dar aviso al propio Instituto de cualquier alteración, cambio o deterioro que observen en ellas”. Vale recordar este hecho y las disposiciones legales que implica, ahora que ha corrido la noticia de que el Polyforum Cultural Siqueiros --considerado la obra más importante del pintor nacido en la Ciudad de México-- está en riesgo porque la familia Suárez, su propietaria, tiene problemas para su conservación y quiere construir en ese terreno una torre habitacional y un centro comercial. El crítico de arte, Alberto Híjar, investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de las Artes Plásticas del INBA y especialista en la obra de Siqueiros, advirtió en declaraciones a la prensa que desde el sexenio pasado existen planes para desplazar el Polyforum unos cuantos metros de donde actualmente está, hacia la esquina de Filadelfia e Insurgentes. Ello pondría en riesgo el monumental mural La marcha de la humanidad, de más de 2 mil 400 metros cuadrados que alberga el edificio, y el edificio mismo que también está pintado en su exterior: “A pesar de que dan la seguridad de que no ocurrirá nada en ese traslado, los enormes paneles del Polyforum son de asbesto y tienen componentes orgánicos que siguen trabajando químicamente, de modo que no habría que descartar desprendimientos o craqueladas”, alertó el especialista. Se violaría además la Carta de Venecia que México se ufana en respetar (aunque en los hechos no lo haga totalmente), que en su artículo séptimo establece: “El monumento es inseparable de la historia de que es testigo y del lugar en el que está ubicado. En consecuencia, el desplazamiento de todo o parte de un monumento no puede ser consentido nada más que cuando la salvaguarda del monumento lo exija o cuando razones de un gran interés nacional o internacional lo justifiquen.” Es difícil considerar que un centro comercial y una torre de departamentos, que muy probablemente no estarán destinados para las clases populares, sean de interés nacional. Algunas voces se han pronunciado ya en contra del proyecto y hay quienes han demandado que se pida a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declare este conjunto artístico como patrimonio cultural de la humanidad. A su vez, los investigadores Carlos Lara y José Manuel Hermosillo Vallarta solicitaron en una carta a la directora del INBA, María Cristina García Cepeda, poner el asunto a consideración de la Comisión Nacional de Zonas y Monumentos Artísticos a “efecto de conocer un dictamen institucional de lo que pueden o no hacer los dueños del inmueble en su entorno, y de lo que debe hacer el gobierno a través de la institución pública encargada de garantizar el derecho fundamental a la cultura, para evitar posibles daños al patrimonio artístico que representa el inmueble y su entorno”. La respuesta se antoja simple en las dos peticiones. Si bien no está de más, no hace falta que la UNESCO declare esta obra de Siqueiros como patrimonio de la humanidad para que se preserve. Debe hacerse porque toda la obra del muralista está declarada como monumento nacional y así lo establece la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, promulgada en 1972. En el segundo caso, corresponde al INBA poner los límites a los propietarios particulares. Lo que debe hacer el INBA para evitar daños a este patrimonio, también es claro: Simplemente aplicar dicha ley.

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