La popular y bella colonia Guerrero
MÉXICO, D.F. (apro).- En los terrenos que ocupó el barrio mexica de Cuepopan comenzaron los primeros asentamientos de la actual colonia Guerrero, en la Ciudad de México --originalmente llamada Bellavista y luego San Fernando--, que nació para brindar hogar a los trabajadores, sobre todo mineros, y está celebrando 140 años de existencia.
Como la colonia Roma, la Guerrero se estableció entre finales del siglo XIX y principios del XX. De hecho, el estilo arquitectónico de sus antiguas residencias es similar: conocido como porfiriano francés. Pero si la indolencia y la burocracia de autoridades del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), de la delegación Cuauhtémoc y de la misma Ciudad de México no han evitado el deterioro y la destrucción de la primera, en el caso de la Guerrero el avasallamiento es peor.
Baste un ejemplo: la Fundación Conmemoraciones inició antes del año 2010 la restauración integral de la casa construida por el arquitecto Antonio Rivas Mercado (autor de la Columna de la Independencia, entre otras obras), para habitar con su familia, ubicada en la calle de Héroes 45. El propósito era tenerla lista para las celebraciones del Bicentenario de la Independencia.
Aunque la fundación encabezada por Ana Lilia Cepeda recibió un presupuesto inicial de 3 millones de pesos por parte de la Cámara de Diputados para el inicio de las obras, en posteriores partidas los legisladores decidieron no darle más recursos, por lo cual las obras debieron suspenderse.
Ahora, la casa donde vivió Antonieta Rivas Mercado, que se había pensado como un centro de desarrollo cultural y hasta económico para el barrio, sigue con los trabajos de rehabilitación y se espera esté lista para este año y su reapertura sea parte de los festejos del 140 aniversario de la colonia Guerrero.
Otras casas se perdieron. Habitaron ahí familias como la Escandón, Casasús y Limantour, por mencionar algunas, pero las abandonaron al inicio de la Revolución Mexicana. Limantour se instaló después en Mixcoac en una mansión donde actualmente se ubica el colegio Williams.
Muchas de las antiguas casonas de la Guerrero se han perdido por el abandono, la indolencia y la negligencia de habitantes y autoridades. Algunas devinieron en vecindades y sucumbieron con los terremotos de 1957 y 1985. Sus terrenos han sido ocupados por edificios de departamentos que han ido transformando el rostro de la tradicional colonia.
Fracturada ahora por el Paseo de la Reforma, que el entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada ordenó ampliar hacia el norte de la ciudad, y los ejes 1 Norte Mosqueta, 1 Poniente Guerrero, creados en la época del regente Carlos Hank González, la colonia está delimitada por la avenida Hidalgo y Puente de Alvarado hacia el sur, la avenida Ricardo Flores Magón al norte, el Eje Central Lázaro Cárdenas hacia el oriente y la avenida Insurgentes en el poniente.
En los hechos parece conformada por distintos barrios. Uno de ellos, vecino de otro popular barrio del centro de la ciudad, Garibaldi, alberga el emblemático templo de Santa María la Redonda, primera iglesia de la zona, construida en 1524 por fray Pedro de Gante. Declarada monumento por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 1932, el inmueble se distingue por su altar en redondel, edificado años después que la iglesia. Su famoso panteón de Santa Paula que circundaba con una plaza formada por las calles de Moctezuma, Mosqueta y Camelia, desapareció al ampliarse el Paseo de la Reforma.
En los alrededores de esta zona se ubican los templos de San Juan de Dios y Santa Veracruz, así como los museos Franz Mayer y Nacional de la Estampa. Ahí estuvo también el popular Salón México donde se encuentran ahora las instalaciones del Consorcio Internacional Arte y Escuela A.C. (Conarte).
Los festejos para el 140 aniversario han sido convocados por instancias como el Museo Panteón de San Fernando, una de las joyas de la colonia, donde se encuentran los restos del presidente Benito Juárez y un Comité Ciudadano y Vecinal.
Con varias joyas arquitectónicas emblemáticas como el exconvento y templo de San Hipólito, peculiar por sus torres esquinadas y el festejo mensual de San Judas Tadeo; la iglesia de Nuestra señora de Los Ángeles; el hotel de Cortés; la iglesia del Inmaculado Corazón de María, situada en las inmediaciones del popular mercado Martínez de la Torre, la tradicional colonia tiene también famosos y populares sitios, como el Salón Los Ángeles y el Teatro Blanquita, y ya se habla de recuperar el rincón donde saltó a la fama la cantante Paquita la del Barrio.
Por su historia, personajes, traza y belleza de su antigua arquitectura, la colonia merece no sólo una celebración sino también una revaloración, atención, proyectos de conservación y preservación, y su plena recuperación.