"Hartazgo"
MÉXICO, D.F. (apro).- Hartos, sí, pretenciosos y arrogantes humanos, de que cuando uno de los de su especie o grupo de los mismos comete una acción en la que es necesaria para llevarla a cabo la estúpida brutalidad o bien la sádica crueldad, digan de él o de ellos que es un animal o unos animales; una bestia o unas bestias; o una fiera o unas fieras, es por lo que les escribimos la presente, en la que les informamos que en pequeña, pero selecta reunión que tuvimos para aclarar dicho tema, en la misma encontramos más de una ocasión para la perplejidad… y la risa.
Nos sorprendió y fue causa de risa el recordar que no de entre ustedes, un tal J.J. Rousseau asegurara que la humanas criaturas, en estado de naturaleza, eran no solamente buenos, sino también felices, cuando está visto y comprobado que fueron carroñeros y hasta practicaron el canibalismo, hecho este último que no se da entre nosotros, los llamados irracionales.
Otro motivo de sorpresa… y de risa… fue su vanidoso optimismo, que les ha llevado a creerse que fueron hechos a imagen y semejanza de Dios o bien a considerarse, en última estancia, la cúspide y fin del proceso evolutivo por tener un alma o bien poseer inteligencia… una inteligencia que ecológicamente les amenaza con un desastre.
Nos extrañó en sumo grado lo siguiente: que en su etapa teológica, por así decirlo, hicieran de sus vidas un simple tránsito de preparación para un más allá de bienaventuranzas eternas a la diestra de Dios padre si se portaban bien… o de horribles y eternos tormentos en el infierno si se portaban mal… y nos extrañó que tan probable y horrendo final, el de ir al infierno no fuera brida para sus malos instintos… que son en lo único que les vemos superiores… ya que entre nosotros, los animales, únicamente los depredadores, los de presa son los que, en estado de naturaleza, matan a otros, pero lo hacen por necesidad, cuando tienen hambre, más que nada; pero una vez satisfecha su hambre, quedan tranquilos y dejan vivir a las especies de otros animales que les sirven de alimento… hasta que el hambre se vuelve a presentar y matan de nuevo.
Otras de sus capacidades que nos sorprendió y no nos causó risa, fue esa que tienen como superior: la de saber organizarse para actuar en objetivos comunes… admitido: esa su capacidad superior les ha servido para no pocas cosas valiosas… pero también para llevar a cabo cosas horrendas… como la de organizarse para esclavizar a otros seres de su propia especie… o la de hacer guerras… no, a nosotros los animales, ni a los más feroces, se les ha ocurrido nunca ni para nada organizarnos para declarar la guerra a otras especies y menos a los de la misma… ni tampoco se nos ha ocurrido ni ocurre…ni siquiera los depredadores, los de presa torturan a los que tienen que matar para sobrevivir… tampoco se nos ha ocurrido meterlos en campos de concentración, y peor aún, de exterminio a los que les sirven de comida… pues ese hecho sería estúpidamente suicida… ni tampoco el meter en esos campos a los de su propia especie, por aquello de librarse de competidores, de la competencia en la lucha por la vida.
Ante esos hechos tampoco edificantes, pensamos que mal pueden presumir de haber sido creados a imagen y semejanza de un Dios todo bondad y puro amor… ¿o no es así?
Otra de sus presunciones que nos hizo reír, fue el absurdo optimismo filosófico expresado por otro de entre ustedes, un tal Leibniz. Pensamos que dicho individuo influenciado tal vez por el descubrimiento de las leyes de la gravedad universal, descubiertas por otro de los de ustedes llamado Isaac Newton; leyes que mostraban que la maravillosa armonía existente en los movimientos de los cuerpos celestes se debía a las acciones opuestas de las atracción y la repulsión que existían entre los mismos, dio pie, insistimos, a Leibniz para establecer una peregrina armonía entre el bien y el mal, fundamentada en la necesidad de ambas realidades para la buena marcha del mejor de los mundos posibles.
Lo confesamos: mucho nos desconcertó el trágico fin del marqués de Condorcet, que tras concebir la historia de la humanidad como un proceso de continuo perfeccionamiento del espíritu humano, se suicidó por no poder soportar la realidad de una parte de ese proceso que le toco vivir: la Revolución Francesa.
Cuando comenzábamos a discutir e intentar aclarar si son malos por ignorancia, como creía un tal Sócrates, o porque son instintivamente inclinados al mal, no pudimos llegar a ningún resultado, debido a que los animales de presa comenzaron a mirar con ojos de hambre a los que generalmente se comen. Ante tal hecho, la asamblea se deshizo rápidamente por razones obvias.
En nombre de todos los animales.
EL REY LEÓN