Oda a Platko, de Rafael Alberti

miércoles, 16 de julio de 2014 · 18:42
MÉXICO, D.F. (apro).- El 20 de mayo de 1928, en Santander, España, el poeta Rafael Alberti publicó este poema en las páginas dePapel de Aleluyas. Es una oda para celebrar al Franza Platko, futbolista húngaro del Club Barcelona, luego de verlo jugar dos meses antes en un encuentro memorable con el Real Sociedad de San Sebastián en el estadio de Santander. Fue dedicada al capitán azulgrana José Samitier y se trata de las pocas obras poéticas dedicadas al futbol, deporte que acaba de celebrar su Copa del Mundo en Brasil. El poema a la letra dice:
Nadie se olvida, Plulko, no, nadie, nadie, nadie, oso rubio de Hungría. Ni el mar, que frente a ti saltaba sin poder defenderte. Ni la lluvia. Ni el viento, que era el qire más regia. Ni (el mar ni el viento, Platko, mbio Platko de sangre, guardameta en el polvo, No, nadie, nodie, nadie. Carinisetas azules y blancas, sobre el aire, camisetas reales, cofiitranas, contra ti, volando y arrastrándote. Platko, Platko lejano) rubio Platko tronchado, tigre ardiendo en la yerba de otro país. iTú, llave, Plaltko, tú,llave rota, llave áirrea caída ante el pórtico áureo! No, nadie, nadie, nadie, nadie se olvida, Plafko. Volvió su espalda el cielo. Camisetas azules y granas flamearon, apagadas, sin viento. El mar, vueltos los ojos, se tumbó y nada dijo. Sangrando en los ojales, sangrando por ti, Plarko, por tu sangre de Hungria, sin tu sangre, tu impuko, tu parada, tu salto, temieron las insignias. No, nadie, Plarko, nadie, nadie, nadie se olvida. Fue la vuelta del mar, fueron diez rápidas banderas incendiadas, sin freno. Fue la vuelta del viento. La suelta al corazón de la esperanza. Fue la iuelta. Azul heroico y grana, mandó el aire en las venas. Alas, alas celestes y blancas, rotas alas, combatidas, sin plumas, encalaron la yerba. Y el aire tuvo piernas, fronco, brazos, cabeza. iY todo por ti, Platko, mbio Platko de Hungrla! Y en tu honor, por tu vuelta, porque volviste el pulso perdido a la pelea, en el arco contrario el viento abrió una brecha. Nadie, nadie se olvida. El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan. Las insignias. Las doradas insignias, jlores de los ojales, cerradas, por ti abiertas. No, isadie, nadie, nadie, nadie se olvida, Platko. Ni eilfinal: hr salida, oso ilrbio de sangre, desniayada bandera en hombros por el campo. iOh Platko, Platko, Platko, hí, tun lejos de Hungría! ¿Que mar hubiera sido capaz de no llorarte? Nadie, nadie se olvida, no, nadie, nadie, nadie.

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