"Recordando"

lunes, 28 de julio de 2014 · 14:41
MÉXICO, D.F. (apro).- Apreciados lectores de la presente: antes de entrar en materia de la misma, permítanme recordar cierto sentido de un verbo, así como un sumario de una noticia de días pasados, lo sucedido con los campeones del Campeonato Mundial de Futbol del 2014. Manipular: es una intervención con medios hábiles y, a veces arteros, en la política, en el mercado, en las finanzas, etcétera, con distorsión de la verdad o la justicia y al servicio de intereses particulares. La noticia: En la plaza de París, en Berlín, el martes 15 de julio de este año, miles de fanáticos esperaron más de seis horas la llegada de la Selección de futbol alemana. Bajo un sol inclemente, antes de la llegada de la misma, se escuchó una voz que gritó: “Nos hemos jodido a los españoles, a los franceses, a los italianos”; luego, al escuchar el nombre de cada uno de los jugadores integrantes del equipo campeón, la multitud gritaba: “Fussball Gott” (Dios del futbol). Más tarde, con los jugadores ya presentes, cinco de los mismos, interpretaron la pantomima siguiente, que fue más bien imbécil, agachados, arrastrando casi los pies, entonaron a coro: “Así caminan los gauchos, los gauchos caminan así”, luego, con los cuerpos erguidos: “Así caminan los alemanes, los alemanes caminan así”. ¡Espléndida muestra del grado de estupidez a que puede llegar la vanidad y la arrogancia cuando no son bien manejadas… o son manipuladas… lo digo porque en todos los países participantes en ese campeonato, en diferentes grados, desde meses previos al mismo, han sido víctimas de esa manipulación; millones de seres han sido bombardeados por la propaganda y la publicidad abierta y de la más sutiles técnicas subliminales, sin ser conscientes de la primera y menos de las segundas, llegando o poco ha faltado para ello, a que la propaganda y la publicidad les llevara a lo que temía Herbert Marcuse, a “La catástrofe verdadera es la perspectiva de idiotización, deshumanización y manipulación del hombre”… haciendo también realidad, o casi lo que escribió N. F. Dixon: “Podría ser imposible resistirse a las instrucciones que no son conscientes. Parece existir una paralela íntima entre estos fenómenos subliminales y aquellos que se relacionan con la sugestión pos-hipnótica y las respuestas compulsivas neuróticas”. ¿Qué, exagero si suscribo esos pensamientos?... puede… pero creo que no es así. Recordemos que vivimos en una globalidad en la que millones y millones de seres vivimos en muchedumbres solitarias; en una globalidad en la que millones y millones de almas, día con día, nos movemos y nos mueven en una sensación de poco o ningún sentido de pertenencia, de vacío, de desamparo; en una globalidad en la que millones de personas vemos y comprobamos que no sólo ellas y nosotros, sino que también nuestros países respectivos, vamos perdiendo nuestras señas de identidad; globalidad en la que la soberanía de las naciones son presionadas, acorraladas e incluso disminuidas por el poder de las grandes empresas y los poderes financieros… o sea por unos pocos… por ese uno por ciento que ve, conoce e incluso propicia y sabe cómo manipular sentimientos legítimos de los otros para sus muy particulares intereses, como puede ser el de territorialidad, uno de los sentimientos más primitivos, común hasta en las animales; y otro como el de la impotencia y su necesidad de compensarla e igualmente la vanidad y la arrogancia, comunes, propias de todos los humanos. Insisto: manejando esas tan diversas y, a veces, contradictorias tendencias innatas de los individuos y otras parecidas… legítimas todas en su origen… no les es difícil a políticos desaprensivos, convenencieros economistas, ambiciosos financieros, codiciosos comerciantes, voraces industriales, insaciables dueños de medios de comunicación… no les es difícil, repito, manosear, manipular a los individuos de las muchedumbres solitarias y llevarlos hasta la idiotez y a la deshumanización temidas por H. Marcuse… e incluso al fanatismo… que puede conducir a la imbécil pantomima representada por jugadores de futbol de la selección de Alemania, que pone tan malas notas a la consigna por todos tan alabada de “juego limpio”, en cuanto a deportes se trata. Apreciados lectores de la presente: ¡aguas con eso del fanatismo!... ya que les puede llevar a la estupidez de los jugadores del futbol de Alemania… o a peores situaciones… recordemos a la Inquisición y a Hitler. Sin más por el momento, quedo de ustedes su seguro servidor. JUAN RECUERDA

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