"Similitudes"

miércoles, 17 de septiembre de 2014 · 16:11
MÉXICO, D.F. (apro).- Humanas criaturas (tantas de ustedes, sino caballeros, súbditos de la locura); ¿Podrían decirme en que se parece la doctrina de la religión con el actuar político?... si no lo saben, les invito a leer la presente. Como ustedes lo saben bien, la esperanza para ustedes no es únicamente que los diferencie de los animales, que no saben más que vivir el momento, al día, sino que es más, mucho más en sus vidas. Es un estado de ánimo en el cual se les presenta como posible lo que necesitan, lo que desean, pero igualmente es impulso que mantiene y mueve a ustedes, los humanos, tan importante, que la teología cristiana lo ha convertido en una de sus virtudes teologales, por medio de la cual el hombre espera que Dios le dará las bienaventuranzas prometidas en el más allá… según enseña la Iglesia. Esto muestra y demuestra que hay dos clases de esperanza, la que uno mismo se forja con base en sus propias necesidades y deseos… y la que es despertada por las promesas de otros… promesas genera de esperanzas que muy bien pueden estar fundadas en las necesidades y deseos de los mismos a los que se hacen esas promesas… o que también pueden ir más allá incluso. Como es natural, el prometer para generar esperanzas puede tener dos fines, el de tener el propósito de cumplirlas… o bien para poder manipular más y mejor a la gente, a la que se promete esto o aquello que necesita o sueñan con tener… que muy bien puede pasar que nunca obtengan o les será concedido… con lo cual tienen la posibilidad de que la esperanza puede que sea lo mejor o lo peor en sus vidas de humanos: lo mejor cuando se cumplen y lo peor cuando son falsas. Esto de prometer para generar esperanzas… que quizás no se satisfagan… o peor aún, hechas para mover como se quiera a la masa, a la gente, propio es del poder, tanto de la iglesia como de la política, esto es, de dos instituciones que más mueven a la gente, pues los integrantes de las mismas, saben bien por experiencia, como dijo Shakespeare, que el prometer el cultivar esperanzas, resulta siempre de lo mejor, pues mantiene a la esperanza con los ojos abiertos… Aunque esos ojos abiertos son como de ciego, pues por ver a lo lejos, no se fijan en su realidad actual… resultado en gran parte de que sus dueños no saben distinguir… o no pueden… lo que va de lo vivo a lo pintado, de la diferencia que hay de lo que dice una persona y de lo que en realidad hace la misma. La historia de ustedes, los humanos, les enseña que toda forma de organización de sus sociedades, incluso las más primitivas, encierran la existencia de una división del trabajo que incluye diferencias básicas entre gobernantes y gobernados… entre esas diferencias está la que de unos pocos mandan y ordenan y otros, los más, acatan y obedecen esos mandatos y ordenamientos de esa minoría que por todos decide. Esa misma historia igualmente les enseña que, desde las primeras monarquías, consideradas “divinas”, el poder político, apoyado en una casta sacerdotal… y también militar… ejercieron un control material y espiritual sobre la masa, sobre los más que tenían que obedecer. Mismamente, esa historia les enseña que esos dos poderes, el político y el religioso, pronto se dieron cuenta que para un mayor y mejor control de las gentes, nada había como el ofrecerles la satisfacción de todas sus necesidades y sueños en un futuro… fuera este material o espiritual… bien en esta vida o en otra después de la muerte… siempre, por supuesto, de que obedecieran cumplidamente los mandatos y ordenanzas de quienes los controlaban… si así no era, severos castigos inmediatos o espantosos tormentos en la otra vida, sería el pago de sus desobediencias. Ese acatar, ese tributar homenaje de sumisión y respeto a lo que dicen y disponen los que mandan, les vino y les van como anillo al dedo a la minoría que decide por lo más… ya que con ello consigue una conformidad colectiva… o al menos suficiente… para seguir influyendo de manera decisiva sobre las personas… Influencia que no pocas veces la utilizan en su propio beneficio… pues con esa conformidad alimentada por futuros mejores… tanto en el aquí como en el más allá… por conseguirlos, la masa cae en una inercia, en un inmovilismo de ilusiones que, repito, le viene como anillo al dedo a la minoría que manda, ya que inercia propicia y sostiene y mantiene de sociedades de minorías privilegiadas en no pocos casos. Amables lectores de la presente, con el sincero deseo de que pertenezcan a sociedades que reconozcan y sepan donde pueden y deben ir para ser mejores y más felices, y con ello la esperanza no se les convierta en una ramera que los seduzca para que lo entreguen todo, como dijo el húngaro Sandor Petofi… queda como servidor de ustedes.   EL GATO DE CHESHIRE

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