Fomento musical, entrevista con Eduardo García Barrios

martes, 29 de diciembre de 2015 · 18:25
MÉXICO, DF (apro).- A dos años y medio de la creación del Movimiento Nacional de Agrupaciones Musicales Comunitarias del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), el titular de ese proyecto Eduardo García Barrios lanzó un llamado de ayuda a instituciones y profesionales de las ciencias sociales para evaluar el impacto social y el combate a la violencia en las 78 ciudades a donde llegan las orquestas y coros conformado por niños y jóvenes. Esa evaluación, dijo en entrevista el también director de orquesta, es uno de los tres retos para este 2016. Los otros dos son: la capacitación de los 400 profesores adscritos al sistema, que más que maestros de música fungen como detonadores en el desarrollo social; así como fortalecer el proyecto. García Barrios aceptó conversar con apro, luego del concierto Música en armonía II, ejecutado por 338 niños y jóvenes en el Monumento a los Niños Héroes en Chapultepec el pasado 5 de diciembre, el cual calificó como “un éxito y el resultado de dos años y medio de trabajo”. Con este antecedente, insistió: “Yo hago un llamado, señores sociólogos, psicólogos sociales, antropólogos, instituciones especializadas con sistemas de medición: ayúdenos a evaluar qué estamos haciendo nosotros, qué impacto social tiene esto en los niños y en el combate en la violencia, en el desarrollo social, equidad de género”, dijo. García Barrios lanzó el llamado de auxilio aun cuando el movimiento fue anunciado como de impacto social para disminuir la delincuencia y violencia. Cuestionado al respecto, respondió: “El impacto de la violencia se tiene que medir bajo las leyes de otras ciencias. De manera intuitiva puedo decir que la gestión de estos espacios por lo menos protege a aquellos que participan, los cobija. Pero sería irresponsable de mi parte decir que un niño que toma un violín no tomará un fusil, de ahí a decir cómo influye la música en toda una comunidad ¡cuidado! … Eso es trabajo de sociólogos, por eso pedimos ayuda, porque además es importante para nosotros saber si hay una incidencia en los niños”, explicó. Las 132 agrupaciones musicales --29 orquestas, 48 coros, 45 bandas y 10 ensambles-- se realizan en 78 ciudades del país y reúnen a siete mil 800 niños y jóvenes, producto de una colaboración entre el Programa Nacional de Animación Cultural, la Dirección General de Culturas Populares y el Sistema Nacional de Fomento Musical con gobiernos y comunidades en 22 estados de la República Mexicana. La influencia de la escuela rusa Sobre la forma de trabajo dentro del proyecto, Eduardo García Barrios comentó que la esencia de las agrupaciones comunitarias es fortalecer en los niños la capacidad social y de trabajo en colectivo y que desde ahí influya en su aprendizaje musical, no a la inversa: “Que suene bien es el resultado de un trabajo de educación comunitaria, tienen que estar conscientes de su peso, de su postura, su respiración, reconocer su espacio, eso es lo que me interesa, que el niño tome conciencia de la belleza de su cuerpo. Y preguntarán: ¿Eso sirve para tocar o cantar mejor? ¡Claro! eso es lo bonito del proyecto. Porque si me voy por la parte de la academia, los voy a poner tiesos a vocalizar, y van a decir La Jota de la jota de Cri-Cri perfecta”. --¿Este sistema pedagógico en los niños tiene que ver con lo que aprendió en la URSS? --“Por supuesto, si hay un motor de la escuela rusa es la parte emocional y de las imágenes. La gran escuela rusa trabaja a partir de qué es lo que quieres decir y cómo te alimentas para decirlo. A partir de ahí desarrollaron una técnica prodigiosa en las cuerdas y el piano, a partir de una necesidad filosófica, de expresión, sólo que aquí en las orquestas y coros está dirigido más que a sonar mejor a que se desarrollen de una manera más plena como individuos”. A decir del director del Movimiento Nacional de Agrupaciones Musicales Comunitarias, sólo 20% de los niños y jóvenes tendrá las cualidades y el interés de realizarse en la música de manera profesional. Ése, dice, es otro reto que se tendría que focalizar. “Yo no puedo construir un programa dirigido a detectar talentos reproduciendo un sistema de competitividad viendo quién es el mejor, porque no existe eso, ahí es donde la apreciación de los maestros es fundamental, por eso hay que capacitarlos. Lo importante aquí es la reconstrucción del tejido social. Aunque ¡ojo!, eso también es importante porque si ya detectaste al niño o la niña, ¿cómo resuelves eso y les generas un camino a nivel medio superior antes de llegar a la Orquesta Carlos Chávez? No existe, nos falta eso, el piso de en medio, esa es otra preocupación y hay que trabajar en la creación de ello también”. Debido a este argumento, García Barrios adelantó que el primer semestre del 2016 será de diagnóstico, mismo que le servirá para obtener líneas de trabajo a futuro, con base en el uso de la música para reconstruir el tejido social. “Más allá de lo poético del último concierto, la belleza y alegría que causó ese recital defiendo la posición de que no tengo que demostrar que Beethoven tiene un impacto social para validar a Beethoven, porque si no caemos en otra parte, en números. A lo mejor el son huasteco no tiene indicadores de éxito… ¿lo borramos? ¡Aguas! O enseñas música o enseñas a hacer comunidad con la música. No es tan sencillo, ahí está la Chávez para lo segundo”, concluyó.

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