"¿Por qué se da ese hecho?"

martes, 10 de febrero de 2015 · 15:14
MÉXICO, D.F. (apro).- Estimado lector: espero que esté de acuerdo con este servidor de usted en que hay verdades que dadas, por sabidas, o no se toman en cuenta o se olvidan sus esencias, por lo que bueno es reflexionar sobre ellas; eso ocurre, por ejemplo, con el concepto bautizado con la palabra democracia, tan de moda en la actualidad. Está en boca de la mayoría de todo ser razonante, invocada, proclamada e incluso exaltada por muchos por considerarla solución de la problemática social en la que nos movemos y nos mueven a los humanos… aunque hay otros que advierten que la democracia está en una encrucijada que la tiene en crisis. ¿Por qué se da ese hecho, esa contradicción?... según la humilde opinión de servidor, ello se debe a que, bien a bien, la mayoría de los mortales no tienen, ni han tenido, una clara visión de lo que es y significa la palabra democracia… y a que el humano es inclinado a confundirla con sus muy personales necesidades… e incluso con sus muy particulares intereses y conveniencias. Esa conflictiva situación no es de ahora, pues según nos enseña la historia, las ciudades griegas… desde nos viene la palabra… en las que una minoría de ciudadanos de sexo masculino decidían y tomaban decisiones por todos, imponiendo su voluntad a una muchedumbre de esclavos y mujeres sin derecho civil alguno, en modo alguno eran democracias en el pleno sentido del término, pues nada o poco tenían que ver con “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, como dijo A. Lincoln… y la democracia es más que esa definición, pues como escribió H. Laski, inglés él, tiene infinitas facetas, ya que para “algunos es una forma de gobierno, para otros un sistema de vida social. Unos han encontrado su esencia en el carácter del electorado, otros en la relación entre gobierno y pueblo, en la ausencia de discriminaciones económicas notables entre los ciudadanos, en la negativa a reconocer diferencias fundadas en el nacimiento o la riqueza, en la raza, o el credo”… y eso ocurre hasta en las naciones que proclaman ser la cuna y los paladines indiscutibles de la moderna democracia: Inglaterra y los USA, pues según escribió el británico H. G. Wells, “No hay un solo momento en la historia en el cual el verdadero pueblo de Gran Bretaña haya desempeñado un papel dominante en el gobierno del país, en todo tiempo, en cambio, ha prevalecido la oligarquía de los barones”… pregunta servidor: usted, estimado lector, que hasta aquí me ha seguido, cree que la situación ha cambiado en esa nación?... ¿qué dice?. Por su parte W. Wilson (presidente de los USA de 1913 a 1921), escribió por ese tiempo: “ En los últimos años, el gobierno de los Estados Unidos no ha sido ejercido en realidad por la masa popular de la nación… nuestro gobierno, en los últimos años, ha estado bajo la fiscalización de grandes corporaciones de intereses privados… el gobierno, que debería estar en manos del pueblo, ha ido a parar a mano de los caudillos y de quienes los emplean. Es decir, de intereses privados… bajo las apariencias de la democracia se ha establecido un imperio invisible”. Unos veinte años después, Franklin D. Roosevelt (presidente de los USA de 1933 a 1945), si bien estaba consciente de que el problema de la política consistía siempre en que estaba en dos extremos: el de si los humanos viven para servir a algún sistema económico o de gobierno, o si un sistema económico o de gobierno existen para servir a los humanos, o sea, si se gobierna para beneficio de unos pocos o en beneficio de los más. Pero al expresar que con la revolución industrial se había abierto la puerta a hombres de tremenda voluntad y de tremenda ambición: los titanes financieros que si bien, dijo, fueron siempre crueles, a menudo pródigos y frecuentemente corruptos y corruptores… sí esos fue lo que pensaba y dijo de ellos… pero también resaltó que sus vicios no fueron obstáculo para que dejaran esplendidos legados a la nación… como los ferrocarriles… por los que se tuvo que pagar tres veces su verdadero precio. Declaración que confirma lo que también confesó… que según su pensar lo importante, por ser lo único que se puede comprobar, es el cambio y el progreso… todo lo cual lo muestra como un partidario del pragmatismo… la filosofía moderna de origen anglosajón por cierto… filosofía e ideología utilitaria que piensa que lo que beneficia, lo que da frutos o ventajas es la verdad… ideología que es la de mayor influencia en la moderna historiografía… y esa teoría, doctrina, ideología, filosofía, como quieran llamarla, cuyo criterio de verdad consiste en identificarla con las consecuencias prácticas que reporta, esto es, que la verdad de una afirmación equivale a su utilidad… puede llevar… y no pocas veces ocurre. A la negación de los más altos valores… como los requiere la democracia para ser realidad… lo que no sucede en esta globalidad en la que nos movemos y nos mueven… ya que en ella lo que vale es la contabilidad, en la que el ser es valorado por lo que tiene y no por lo que es… globalidad donde la riqueza se concentra cada vez más en menos manos, donde el poder delegado es relegado y hasta traicionado, etcétera… con lo que la historia se convierte en histeria… o sea, en inestabilidad y trastornos caracterizados por disociaciones, es decir, por la desaparición de la conciencia clara y la producción autosugestiva de deseos sustitutivos. Esa, según la humilde opinión de servidor, es la razón de que en estos nuestros días, en esta globalidad en la que respiramos, la democracia esté en una encrucijada que la tiene sumida en crisis. Ese es mi pensamiento, estimado lector de la presente, usted dirá si estoy o no en lo cierto. Sin más y siempre a sus apreciables órdenes.   LIGORIO D’REVUELTAS

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