Últimos días de la La muestra imposible: Leonardo, Rafael y Caravaggio

lunes, 30 de marzo de 2015 · 23:01
MÉXICO, D.F. (apro).- Cuando apenas habían transcurrido 20 días de su apertura, la exposición Leonardo, Rafael, Caravaggio: una muestra imposible. Las obras de arte en la era de la reproducción digital ya había alcanzado la cifra de 37 mil visitantes. Ahora, a poco menos de dos semanas de su clausura, ha sido vista por más de 120 mil personas. La exposición, organizada por el Instituto Italiano de Cultura, la Embajada de Italia en México y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), fue ideada y dirigida por Renato Parascandolo, con la dirección científica de Ferdinando Bologna. Ocupa las cuatro galerías del Centro Nacional de las Artes (Cenart): Central, Juan Soriano, Arte Binario y Espacio Alternativo, donde la gente acude entusiasmada con la idea de tener un acercamiento con la obra de los grandes artistas europeos, cuyas obras están dispersas en varios países. No se trata de obras originales, sino de reproducciones digitales en escala 1:1 (esto es, en tamaño real). De hecho, la exposición lleva por título “La muestra imposible” porque una exposición de esta naturaleza es irrealizable. “Las obras maestras de Michelangelo Merisi da Caravaggio, Leonardo da Vinci y Rafael di Sanzio se hallan dispersas en decenas de museos, iglesias y espacios particulares de varios continentes, pero se han logrado reunir mediante el uso de la más avanzada tecnología de reproducción digital, y se presenta para disfrute de los habitantes de la Ciudad de México y de quienes la visitan”, explica el Conaculta en un comunicado. En el micrositio de la exposición (muestraimposible.cenart.gob.mx), Parascandolo juzga como una “especie de prodigio” que se presenten en conjunto 57 pinturas y frescos de los tres grandes artistas, reproducidos en alta resolución. Son 29 obras de Caravaggio, 20 de Rafael –incluido el espléndido fresco La Escuela de Atenas– y ocho de Leonardo, incluidas La última cena y La Gioconda. Para ver tan solo estas tres obras auténticas, los espectadores tendrían que ir (en el orden en el que están mencionadas) a la ciudades del Vaticano y Milán, en Italia, y París, Francia. En esta exhibición, en cambio, puede verlas en la misma sala. Incluso acercar su rostro a menos de un metro de distancia para apreciar el paisaje que rodea la figura de la Monalisa o los rostros de los integrantes de la inexistente Escuela de Atenas, plasmados en este cuadro, como Aristóteles, Platón, Sócrates, Pitágoras o Diógenes. Sólo es imposible ver tan cerca cómo se desearía La última cena, pues se recrea la forma en que fue pintada al fresco en lo alto del comedor del Convento de Santa María de las Gracias, en Milán. Tal como se conserva hasta hoy. Talla universal La información proporcionada en el site permite ver lo que transcurría en América en la misma época en la que transcurrió la vida de estos tres artistas. Sólo Leonardo y Rafael fueron contemporáneos, lo fueron también de Miguel Ángel Buonarroti, autor de la Capilla Sixtina. Leonardo nació en 1452 en el poblado de Vinci, en la entonces República de Florencia. Fue discípulo de Andrea del Verrochio, sus mecenas fueron Ludovico Sforza y la familia Médici. Luego dejó Italia para integrarse como pintor e ingeniero a la corte del rey de Francia, Francisco I. Murió en Amboise, Francia, en 1519. En la página de la muestra se citan las palabras del filósofo Taine: “Es posible que en todo el mundo no haya otro ejemplo de un espíritu tan universal, tan inventivo, tan incapaz al mismo tiempo de darse por satisfecho, con tanta nostalgia de lo infinito, tan naturalmente refinado, tan avanzado respecto de su siglo y los posteriores. Sus figuras expresan una sensibilidad inabarcable y parecen dotadas de una espiritualidad increíble; desbordan ideas y sentimientos no expresados.” Rafael Sanzio nació también en Italia, en 1483, en Urbino. Él inició su formación en el taller de su padre, Giovanni Santi, y más tarde con el pintor Piedro Perugino. Su obra incluye elementos de los artistas que le precedieron como Leonardo y Miguel Ángel, “pero su apropiación y estilo rebasa la simple imitación, tanto en términos de profundidad como de amplitud de su trabajo”. Se detalla que abordó todos los ámbitos de la pintura, desde retablos monumentales o pequeños hasta elaborados ciclos de frescos y dibujos a tiza y tinta. Dirigió durante un tiempo la construcción de la Basílica de San Pedro en El Vaticano, donde pueden admirarse sus obras al fresco. La página web recoge un dato curioso: “Rafael nació un Viernes Santo y murió también un Viernes Santo, a la edad de 37 años, tras unas repentinas fiebres.” El último de los tres artistas, Michelangelo Merisi da Caravaggio, nació en Milán en 1571, cuando los dos artistas anteriores habían muerto ya. Se trasladó desde muy pequeño al pueblo de Caravaggio, del que tomó el nombre y con el cual es reconocido hasta la actualidad. Su historia, que incluye haberle quitado la vida a un hombre durante una pelea en 1606, ha despertado particular interés. A decir de los organizadores, “Caravaggio emerge como un revolucionario que logró restaurar en la pintura al individuo, la sensualidad y la indagación en aspectos científicos y religiosos que habían caracterizado al pensamiento renacentista. Un artista que representa temas religiosos en ambiente contemporáneos, con estilo basado en la realidad cotidiana. Transgredió la frontera entre lo sagrado y lo profano, y al hacerlo se convirtió en uno de los más grandes pintores religiosos. El arte de Caravaggio, como su vida, es oscuridad y es luz.” Cuando se recorre la muestra, ninguno es más que otro, los tres son impactantes, cada uno con su propio estilo, con su particular manejo de luces y sombras. Se tiene siempre la certeza de que se está frente a una obra del arte universal, hasta que se recobra conciencia de que se trata de copias digitales. La reproducción Esta forma de acercar estas colecciones “imaginarias”, pero reales, pues son copias fieles --eso sí-- y que acercan el arte a públicos masivos, no se ensaya por primera vez con esta muestra. En la presentación de la exposición, Parascandolo cuenta que la idea de presentar este tipo de exhibiciones tiene ya tiempo y considera que en la época de la reproducción digital de la obra de arte, ésta puede considerarse “una fiel representante del original”. Argumenta: “Si tomamos en cuenta los costos económicos que las grandes exposiciones implican, se considera que una difusión masiva de la obra de arte puede ser garantizada exclusivamente a través de las reproducciones; una idea de democracia cultural que tendría en Paul Valéry, Walter Benjamín y André Malraux a sus precursores. No es casual que los jóvenes, estudiantes y población general que no frecuentan habitualmente los museos, han sido el público asiduo de las 20 ‘muestras imposibles’ presentadas hasta la fecha”. Benjamín habla en su ensayo sobre la obra de arte en la época, la reproductibilidad técnica de que las obras siempre han sido susceptibles de reproducción, ya sea porque los alumnos hacen copias de las obras de sus maestros como ejercicio artístico, o los maestros las hacen para difundirlas y, finalmente, “copian terceros ansiosos de ganancias”. Hay, desde luego, lo que Benjamín llama “el concepto de autenticidad”. El aquí y ahora de una obra de arte que es irrepetible, pues aun a la mejor reproducción le falta algo: la singular existencia de la obra original, su historia, las alteraciones que haya padecido en su estructura física a lo largo del tiempo y hasta los eventuales cambios de propietario. Sin embargo, explica Parascandolo, “la realización de grandes exhibiciones (con originales) es cada vez más difícil debido a la reticencia de los directores de museos a otorgar el préstamos de las obras, si no se garantizan sumas exorbitantes por concepto de seguros, así como las medidas especiales de seguridad, inevitables cuando se trata de obras de valor incalculable”. Para la exposición, que en el marco del centenario del natalicio de Octavio Paz presentó el año pasado el Palacio de Bellas Artes con el título En esto ver aquello… se gastaron 929 mil 282 pesos por concepto del seguro de las obras, sólo en las de Henry Moore. Así lo publicó la crítica de arte Blanca González Rosas en la edición del semanario Proceso del 20 de diciembre de 2014. Y es sólo un ejemplo. Según el autor de la exposición en el Cenart, desde 2003 se han presentado “muestras imposibles” con numerosas monografías en varias ciudades italianas, entre ellas Nápoles, Roma, Milán y Turín, además de Chicago, en Estados Unidos, y Valeta, en Malta. Pero, a decir suyo, la originalidad de esta en México es el número de obras reunidas, lo cual la hace aún más “imposible”. De hecho se aventura a decir que ni los mismos artistas pudieron admirar reunidas todas sus obras. Entonces hace un juego de ideas: Las obras que se exhiben no son originales, son cuadros virtuales, pero “al no tener un equivalente en la realidad, es ella misma un original, un hecho singular porque es reproducible al igual que una película”. Y dice más adelante: “Siendo imposible hoy, y no habiendo existido nunca en el pasado (…), las muestras imposibles que exhiben el corpus completo adquieren un estatus particular de unicidad.” Como parte de la exposición se ofrecen talleres, conferencias y proyecciones. El miércoles 1 de abril se presentará el video Leonardo da Vinci (2003), con una charla introductoria presentada por Carlos Segoviano. El miércoles 8 toca su turno al video Raphael (2000), que también será precedido por una conferencia de Segoviano. Y el miércoles 15 el video será Los hitos de la creación: El Renacimiento (1999), con la introducción de José Alberto Alavez Castellanos. Las conferencias y proyecciones se realizan en el Aula Magna José Vasconcelos del Cenart, a partir de las 17:00 horas. Posteriormente se realizará una visita guiada. La muestra imposible llega a su fin en el Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco y Calzada de Tlalpan, colonia Country Club) este 15 de abril. Puede visitarse de lunes a viernes de 10:00 a 12:00 horas, de 12:00 a 14:00 horas y de 17:00 a 19:00 horas. Sábados y domingos de 12:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 18:00 horas Posteriormente, de mayo a septiembre, será exhibida en Atlacomulco, Toluca y Texcoco, en el Estado de México, como parte de un programa de arte y cultura organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en la entidad.

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