La historia desconocida del excolegio jesuita de Tepotzotlán

sábado, 18 de abril de 2015 · 23:06
MÉXICO, D.F. (proceso.com.mx).- El edificio que actualmente alberga al Museo Nacional del Virreinato vivió grandes momentos de abundancia y prosperidad durante el tiempo que la habitó la Compañía de Jesús (1584-1767), pero al ser expulsada, en 1767, el recinto padeció la más extrema pobreza económica, educativa y moral, afirmó el historiador Jorge René González Marmolejo, quien presentó en días pasados su libro De la opulencia a la precariedad. La historia del ex colegio jesuita de San Francisco Tepotzotlán, 1777-1950. De acuerdo con un comunicado del Conaculta, la presentación del volumen, editado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, (INAH), se realizó en el Auditorio Fray Bernardino de Sahagún, del Museo Nacional de Antropología, con los comentarios de la investigadora Consuelo Maquívar (en voz de la doctora Inés Herrera) y del director del recinto, Antonio Saborit. El investigador Jorge René González Marmolejo, de la Dirección de Estudios Históricos del INAH, explicó que la historia del excolegio jesuita de San Francisco Javier, en Tepotzotlán, ha sido muy estudiada, pero este volumen es el primero que aborda lo que ocurrió tras la salida de los jesuitas. Resaltó que, tras la expulsión de la Compañía de Jesús de Tepotzotlán, las autoridades seculares establecieron el Real Colegio Seminario, dependiente del arzobispo de la Ciudad de México, que funcionó durante 100 años, tiempo en el que vivió una decadencia económica, espiritual, educativa y ética, particularmente por el hecho de haberlo convertido en un lugar de retiro para sacerdotes y enfermos, y cárcel para clérigos que cometían delitos. Tiempo después, las autoridades virreinales proyectaron hacer un cuartel militar tras el avance de tropas independentistas, pero no se llegó a consolidar. Para 1871 regresaron los jesuitas y permanecieron hasta 1914, año en que nuevamente fueron expulsados por el general Francisco Coss, y el recinto quedó en total abandono hasta que en 1933 el antiguo colegio de Tepotzotlán fue declarado Monumento Histórico. Desde ese momento el recinto fue resguardado por los custodios Agustín Espinosa, José Antonio Romero y Ricardo Pastén. A partir de 1949, el INAH se hizo cargo de la edificación. El autor recordó que el excolegio noviciado también fue objeto de codicia por parte de aventureros, quienes elucubraron historias fantásticas acerca de un tesoro que supuestamente se encontraba adentro del edificio y que suponían habrían dejado los jesuitas tras su súbita expulsión. Convencieron a autoridades eclesiásticas y civiles para poder excavar, sin resultados positivos. Consuelo Maquívar resaltó que la obra del historiador Jorge René González permite ahondar en uno de los sitios más emblemáticos de la historia ignaciana en México, el que fuera el colegio noviciado de San Francisco Javier. A lo largo de las páginas, añadió la especialista del INAH, se esclarece mucho de la historia desconocida de este recinto: “Atravesó por múltiples crisis económicas durante la estancia del Real Colegio Seminario, debido a que tenía pocos novicios y las colegiaturas no permitían cubrir los salarios de profesores, aparte de que la comida también debía ser repartida entre los clérigos encarcelados. La obra da a conocer los nombres de quienes se abocaron a salvar la edificación, pero también de aquellos que pretendieron destinarlo a fines que hubieran sido su total destrucción. Así, durante la Guerra de Independencia, Félix María Calleja sugirió establecer una fortificación militar para proteger la Ciudad de México de las fuerzas independentistas, pero el proyecto no prosperó, aunque no fue la última vez que se pretendió cambiar el uso del inmueble”. Bajo la presidencia de Benito Juárez, se planeó convertirlo en una penitenciaría. Años después, durante el primer periodo presidencial de Porfirio Díaz, se desempolvó la idea pero los planes se postergaron por problemas financieros. Consuelo Maquívar añadió que el autor apostó por la historia desconocida del edificio, que estuvo a punto de perderse irremediablemente. “Cómo es posible que el ex colegio haya vivido años de precariedad, si hoy su fama internacional está basada en la riqueza de sus recintos barrocos, especialmente del templo y su capilla, amén de sus colecciones”. Antonio Saborit celebró la publicación de De la opulencia a la precariedad. La historia del ex colegio jesuita de San Francisco Tepotzotlán, 1977-1950: “Ofrece una visión casi olvidada del edificio que desde hace medio siglo alberga al Museo Nacional del Virreinato, y constituye un homenaje del autor al recinto donde inició sus estudios históricos dentro del INAH”.

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